«Es tan importante cuidar a los cuidadores como al propio enfermo»
El deterioro progresivo de las capacidades físicas y mentales del enfermo hace que su dependencia sea total en algunos niveles de desarrollo de la enfermedad. Esta dependencia hace que sea necesario contar con cuidadores prácticamente las veinticuatro horas del día. «Habitualmente es la propia familia la que atiende a este tipo de enfermos —afirma Manuel Armayones—, pero llega un punto en el que los cuidadores se ven superados por los acontecimientos. El paciente requiere cuidados permanentemente, día y noche, y eso resulta agotador para los familiares, tanto en el aspecto físico como en el psicológico».
- Ser realista sobre la enfermedad y sobre los propios límites respecto a la capacidad de influir sobre la enfermedad.
- Aceptar los propios sentimientos, que pueden variar a lo largo de los días, como la irritabilidad o la culpabilidad por «no poder hacer más» o «no hacerlo mejor».
- Compartir los sentimientos con los demás. Especialmente es recomendable participar en grupos de apoyo, asociaciones de enfermos, etc.
- Tener una postura activa de «autocuidado». Es imprescindible llevar a cabo un mantenimiento físico (ejercicio, dieta sana) y psicológico (actitud positiva, expresión de sentimientos, espacios de respiro y actividades gratificantes).
- Tener siempre presente que «cuidarse es parte de cuidar».
Fuente: UOC (Universitat Oberta de Catalunya)
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