Detección temprana del Alzheimer…
La lesión cerebral vascular es más determinante para el deterioro cognitivo que las placas beta amiloides
Investigadores estadounidenses sugieren que la detección temprana del Alzheimer no deben dejar de lado las lesiones cerebrovasculares.
La lesión cerebral vascular ocasionada por la hipertensión o un infarto es un factor de riesgo del deterioro cognitivo más determinante que la aparición de placas amiloides en el cerebro, vinculadas con la enfermedad de Alzheimer. Así se desprende de los resultados de un estudio del Centro de Investigación del Alzheimer de la Universidad de California en Davis, Estados Unidos, publicado en el último número de la revista Neurology.
Los investigadores intentaron determinar si existía una correlación entre la lesión cerebral vascular y la presencia de placas de beta amiloide, al tiempo que trataron de descifrar el efecto que cada factor tiene sobre la memoria y el funcionamiento cognitivo.
Los estudios realizados previamente en animales habían sugerido que sufrir un derrame cerebral favorecía la aparición de placas de beta amiloide en el cerebro, pero en este caso no se encontraron pruebas que sustentaran tal vinculación.
Sin embargo, ha explicado Bruce Reed, uno de los autores del estudio, lo que sí se pudo observar fue que la presencia de una enfermedad cerebrovascular era más determinante en la función cognitiva que la formación de estas placas.
De hecho, y aunque la mitad de los participantes del estudio tenía niveles anormales de beta amiloide y la otra mitad sufría algún tipo de daño cerebral vascular, “realmente fue muy claro que el amiloide tenía muy poco efecto pero, en cambio, la lesión cerebral vascular presentaba efectos claramente negativos”, ha explicado Reed.
En el estudio participaron 61 individuos de ambos sexos que tenían entre 65 y 90 años de edad, con una edad media de 78 años. Treinta de los participantes eran clínicamente “normales”, 24 tenían algún tipo de problema cognitivo y siete habían sido diagnosticados de demencia.
Los participantes se sometieron a una resonancia magnética para medir el daño cerebral vascular y a un PET para medir la presencia de placas beta amiloides.
El estudio mostró que tanto la memoria como la función ejecutiva estaban correlacionadas negativamente con los infartos cerebrales, que afectaban especialmente a la sustancia gris de la corteza y la subcorteza. Y aunque los infartos eran comunes en este grupo, variaban mucho según su tamaño y ubicación, y de hecho hubo muchos que habían estado clínicamente en silencio.
En cambio, el nivel de amiloide en el cerebro no se correlacionó bien con los cambios en la memoria o en la función ejecutiva.
Reed ha asegurado que el estudio es importante porque “hay un enorme interés en la detección de la enfermedad de Alzheimer en su etapa más temprana, antes de que una persona presente síntomas clínicos”.
Por ello, ha apostillado, “tras este estudio los médicos deberían pensar en que la detección temprana del Alzheimer es algo un poco más complejo y no se debe dejar de lado la presencia de lesiones cerebrovasculares”.
Fuente: www.jano.es
JAMA Neurology (2013); doi:10.1001/2013.jamaneurol.405.
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JAMA Neurology
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