Investigadores del Instituto Max Planck identificaron por primera vez que la memoria de largo plazo se codifica en la corteza cerebral y no en el hipocampo, como se describe en la mayoría de los estudios neurocientíficos.
Los científicos Mazahir T. Hasan, del Max Planck para la Investigación Médica, y José María Delgado García, de la Universidad Pablo de Olavide de Sevilla, España, señalan en su estudio que los circuitos corticales, y no el hipocampo, se utilizan como memoria de almacenamiento. El estudio repercutiría en el desarrollo de nuevos tratamientos contra enfermedades neurológicas como amnesia o Alzheimer, entre otras.
“Ahora pensamos que el hipocampo proporciona las señales ambientales necesarias, que se transmiten a la corteza cerebral donde las asociaciones de aprendizaje dependientes se llevan a cabo, y los recuerdos se almacenan en varios lugares de la corteza cerebral”, explica Hasan.
Henry Molaison, conocido como “HM” durante mucho tiempo para guardar su anonimato, fue un paciente norteamericano con un trastorno de memoria ampliamente estudiado desde finales de 1957 hasta su muerte. Grandes partes del hipocampo del hombre —la región del cerebro que es un elemento importante en los procesos de aprendizaje y memoria— se eliminaron en la década de 1950 en un intento por curar sus ataques de epilepsia. Posteriormente sufrió graves pérdidas de memoria, por lo que era incapaz de recordar nada nuevo que había aprendido. La mayoría de los científicos con ello concluyeron que el hipocampo es el sitio de la memoria a largo plazo. Sin embargo, la extensión del daño cerebral de “HM” se subestimó de manera evidente debido a que otras regiones, además del hipocampo, también se removieron o dañaron en el procedimiento quirúrgico.
Ahora, los investigadores de Heidelberg y Sevilla han estudiado el comportamiento de aprendizaje de ratones modificados genéticamente en los que los receptores de NMDA —que actúan como componentes prioritarios en la plasticidad neuronal y memoria— están apagados sólo en la corteza cerebral motora. Los receptores de NMDA se unen al neurotransmisor glutamato de las sinapsis y se activan cuando varias señales actúan en una sinapsis al mismo tiempo. Estos son elementos moleculares centrales de los procesos de aprendizaje y están involucrados en el aumento o disminución de la transmisión de las señales a las sinapsis.
El nuevo estudio muestra que en la corteza motora esta plasticidad sináptica ya no funciona sin los receptores de NMDA, por lo que los científicos fueron capaces de descartar al hipocampo y otras regiones como la causa de sus observaciones. Sus nuevos hallazgos señalan que es la corteza cerebral, y no el hipocampo, el sitio de almacenamiento de algunas formas de memoria.
En las pruebas de comportamiento con ratones, denominado parpadeo acondicionado, los ratones con y sin receptores de NMDA en la corteza motora primaria tenían que aprender a enlazar un tono con un estímulo eléctrico posterior del párpado. Esta asociación de dos entradas sensoriales implica al cerebelo, que coordina los movimientos necesarios, así como el hipocampo y la corteza cerebral (importantes centros de aprendizaje y memoria).
“Después de una fase de aprendizaje, el reflejo de los animales es cerrar sus ojos al escuchar el tono. Sin los receptores NMDA en la corteza motora cerebral primaria, los ratones modificados genéticamente no pueden recordar la conexión entre el tono y el estímulo eléctrico, y por lo tanto, mantener los ojos abiertos a pesar del tono”, explica Mazahir T. Hasan.
Así, los investigadores con base en Heidelberg han complementado los hallazgos de sus colegas basados en que el hipocampo no es el asiento de la memoria. En julio de 2012, Rolf Sprengel y Peter Seeburg del Instituto Max Planck para la Investigación Médica descubrieron que los ratones sin receptores NMDA en el hipocampo son todavía capaces de aprender. “Ahora pensamos que el hipocampo proporciona las señales ambientales necesarias, que se transmiten a la corteza donde las asociaciones de aprendizaje dependientes se llevan a cabo. Por consiguiente, los recuerdos se almacenan en varios lugares de la corteza cerebral en una base de largo plazo”, explica Hasan.
De acuerdo con un comunicado del Max Planck, los resultados de Hasan y Delgado-García representan un cambio de paradigma en la investigación de la memoria, ya que ponen de manifiesto que la corteza cerebral es la región del cerebro donde las asociaciones de memoria están relacionados y almacenados, mas no el hipocampo. Un conocimiento avanzado y detallado de los mecanismos para la adquisición, consolidación y recuperación de las asociaciones en el cerebro es la condición previa para un tratamiento terapéutico de los devastadores efectos de la pérdida de memoria en varias enfermedades neurológicas, como la amnesia, Alzheimer y la demencia.
Fuente: www.cronica.con.mx
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