El ácido fólico o folato, es una forma de vitamina B (B9), es hidrosoluble y se encuentra en forma natural en las verduras de hojas verdes, en frutas cítricas, granos y cereales integrales, hígado y, en menor medida, en carnes de aves y cerdo.
Ya está confirmado que la ingesta de ácido fólico durante el embarazo favorece el adecuado desarrollo del tubo neural en el bebé que se está gestando. También se sabe que niveles adecuados de ácido fólico en el organismo de hombres y mujeres contribuyen a la salud reproductiva.
Lo que no sabíamos con certeza hasta el momento, es su papel en el cerebro de los adultos, aunque se han asociado en algunas investigaciones, los niveles de folato con la enfermedad de Alzheimer.
Un estudio llevado a cabo en Corea del Sur evaluó a personas mayores de 65 años, que son las población con mayor probabilidad de desarrollar demencia.
El seguimiento duró dos años y se midieron los niveles de ácido fólico, vitamina B12 y homocisteína al iniciar el estudio y periódicamente durante el período de evaluación.
Al finalizar el estudio se comprobó que 45 personas habían desarrollado demencia, de los cuales 34 tenían la enfermedad de Alzheimer, 7 padecían demencia vascular y 4 otros tipos de demencia.
Al establecer la relación entre los niveles de folato y la enfermedad, se observó que las personas que al iniciar el estudio tenían deficiencia de la vitamina tuvieron un riesgo 3,5 veces mayor de padecer demencia que el resto de los individuos.
También se observó que la demencia era más frecuente entre los evaluados de mayor edad, en los que poseían menor educación y en los más inactivos.
No obstante el hallazgo, hay que diferenciar entre la ingesta natural de ácido fólico y el consumo de suplementos, ya que los últimos pueden ocasionar un exceso y se ha asociado en estudios previos que un exceso de la vitamina también puede ocasionar demencia.
La investigación demuestra la importancia de llevar una dieta sana y equilibrada en la cual no tomen relevancia ni los excesos ni los déficit. Además, es fundamental mantener la actividad física con el paso del tiempo, ya que como se ha dicho en el estudio, el sedentarismo aumenta las probabilidades de padecer demencia y, como todos sabemos, es un factor de riesgo para muchas otras enfermedades.
Es importante resaltar que, debido al envejecimiento, la población de adultos mayores es la más vulnerable a padecer un deterioro en su salud mental y, al mismo tiempo, son las personas mayores las que disminuyen progresivamente, la ingesta de frutas y verduras.
Por eso, en la medida de los posible, debemos incorporar alimentos ricos en vitaminas y minerales a la dieta de los más mayores e informar acerca de su importancia. Sin olvidar el papel del ejercicio físico en la salud y vitalidad de la población de mayor edad.
No olvidemos que mantener una adecuada salud mental puede evitar la aparición de otros tantos padecimientos de mayor severidad, que suelen ser frecuentes entre los adultos mayores, como son las caídas y fracturas o la depresión.
Vía | BBC
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