Nueve falsos mitos sobre el cerebro Mito #9
PILAR QUIJADA / MADRID
Día 22/09/2014
Se basan en verdades a medias, pero están desmentidos. A pesar de ello, siguen gozando de un gran atractivo popular
Gran parte de lo que somos está determinado antes de nacer, sostiene Dick Swaab en «Somos nuestro cerebro», un libro que ha vendido más de 400.00 ejemplares en su país y que en febrero pasado se puso a la venta en España. Según el neurólogo holandés, incluso la inteligencia dependería en más de 80% de la herencia genética.
Los últimos estudios ponen incluso en jaque esa dependencia genética. El ambiente en que crecemos, lo que comemos, las experiencias que tenemos… dejan huella en nuestro material genético, que lejos de ser estático se modifica en tiempo real, mediante marcas epigenéticas.
Estas marcas epigenéticas son como notas escritas en el margen de nuestro libro genético de instrucciones. Y son las que hacen que dos hermanos gemelos, aun teniendo copias idénticas de ADN, se vayan diferenciando más a medida que crecen. Incluso sus enfermedades pueden ser diferentes: el riesgo de que un gemelo desarrolle esquizofrenia cuando la padece su hermano es del 50%…
Este cambio de visión de material genético inalterable salvo por mutaciones tiene su equivalente también en el cerebro. Una de las características más apasionantes de este órgano es su gran capacidad de cambio, o plasticidad. Este término fue utilizado por primera vez por el psicólogo William James en referencia a lo adaptable de nuestro comportamiento en diversas circunstancias.
Santiago Ramón y Cajal, adelantado a su tiempo, intuyó que esas modificaciones deberían tener un correlato neuroanatómico. Sin embargo, su acertada intuición cayó en el olvido y se aceptó que el sistema nervioso adulto, una vez concluido su desarrollo, sufría pocos cambios.
Pero en las últimas décadas se han acumulado cada vez más evidencias de que el sistema nervioso es mucho más plástico de lo que se pensaba: «Se admite hoy que las redes neuronales que lo componen permanecen plásticas, modificables, a lo largo del curso entero de la vida. Dicha plasticidad constituye una de sus adaptaciones más importantes. Englobado bajo la denominación de plasticidad neural (neuronas más células de glía) el concepto está plenamente aceptado», explicaba en 2003 en Investigación y Ciencia Manuel Nieto Sampedro, del Instituto Cajal-Csic.
Ayúdanos a mejorar…Escribe aquí tu comentario!