Un equipo de investigadores ha estudiado los mecanismos que conducen a que algunos pacientes diagnosticados de deterioro cognitivo leve (DCL) desarrollen la enfermedad de Alzheimer (EA). Los resultados del estudio apuntan a la magnetoencefalografía como un posible biomarcador para determinar la probabilidad de evolución a EA de pacientes con DCL.
En este estudio se emplearon técnicas de registro de la actividad cerebral, técnicas de estimación del volumen de sustancia gris de ciertas áreas cerebrales y pruebas neuropsicológicas para caracterizar la actividad cerebral de pacientes con DCL. La muestra consistió en 19 pacientes con DCL que al cabo de un tiempo (un año de media) desarrollaron EA (DCL conversores, DCLc), y 30 pacientes con DCL cuyo diagnóstico no varió en el mismo tiempo (DCL estables, DCLe). Ambos grupos no diferían en edad, sexo ni nivel educativo.
[La Magnetoencefalografía (MEG) es una técnica no invasiva que registra la actividad funcional cerebral, mediante la captación de campos magnéticos, permitiendo investigar las relaciones entre las estructuras cerebrales y sus funciones. La posibilidad de dichos registros viene determinada por la actividad postsináptica neuronal y por la activación sincrónica de millones de neuronas, lo que genera una actividad cerebral uniforme, diferenciada y localizada, capaz de ser registrada mediante magnetómetro localizados a lo largo de la convexidad craneal. (Wikipedia)]
Para analizar los patrones de actividad cerebral se utilizó la magnetoencefalografía, una técnica no invasiva que permite capturar los campos magnéticos que genera el cerebro. Los registros se realizaron con los sujetos en estado de reposo, con los ojos cerrados. Sobre estos registros se realizaron técnicas de estimación de la sincronización cerebral, que permiten determinan la forma en que distintas regiones cerebrales se comunican entre sí.
Los resultados muestran que los DCLc, en comparación con los DCLe, obtuvieron peores puntuaciones en pruebas de memoria episódica y semántica, y en pruebas de función ejecutiva. También presentaban un menor volumen en la corteza entorrinal izquierda, habitualmente relacionada con la memoria. Además, se hallaron diferencias significativas en cinco conexiones entre la corteza cingulada anterior derecha y sendas zonas temporooccipitales, principalmente en el hemisferio derecho.
Los DCLc mostraron una mayor sincronización entre esas áreas, y estos valores estaban inversamente relacionados con la ejecución en varias tareas cognitivas y con el volumen de ambos hipocampos y de la corteza entorrinal izquierda. Finalmente, la combinación de los resultados obtenidos con las pruebas neuropsicológicas y las de sincronización cerebral permitió clasificar correctamente como DCLc o DCLe al 90% de los 49 sujetos de la muestra.
Estos hallazgos sugieren que el incremento en la sincronización entre la corteza cingulada anterior y regiones temporooccipitales derechas puede ser predictivo de la conversión de DCL a EA.
[J Neurosci 2014]
López ME, Bruña R, Aurtenetxe S, Pineda-Pardo JA, Marcos A, Arrazola J, et al.
http://www.neurologia.com
[Tweet «Porque hay olvidos que queman y hay memorias que engrandecen. Alfredo Zitarroza»]
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