Puedo hacer algo por ti?
«Por las noches, el alma de un cuidador no se apacigua….»
Cuando eres cuidador, en qué grado habrás escuchado frases como estas que te dicen las personas de tu entorno:
-Se lo difícil que puede ser
-Te entiendo
-Tu vida debe haber dado un giro drástico
….. y sabes que sus intenciones son honestas, pero cuando transitas este viaje, te preguntas si las personas entienden verdaderamente la trascendencia de lo que un cuidador experimenta en realidad. No es mi intención alarmar, ni victimizar más el rol del cuidador, pero un cuidador que conoce su destino es un cuidador más fuerte y llegado el momento entenderá mejor qué es lo que pasa a su alrededor.
Ser cuidador representa un esfuerzo mental, físico y emocional extenuante; realizas un cumulo de diferentes trabajos, a lo largo del día eres su compañía, medico, terapeuta, cocinero, chofer, hijo.. padre, madre… eres quien limpia y quien amas, eres su música, su tiempo y quien trata de mantener su memoria intacta.. a pesar de que tarde o temprano sabes que es inútil. Pero ahí sigues, canción tras canción evocando recuerdos que ni sabías que estaban en tu cerebro.. haciendo memoria sobre todas esas historias de vida que ella o él te estuvo contando y repitiendo meses. Y que ahora atesoras con el mayor de los cariños de una forma especial: ahora son tus herramientas.
Y por la noche serás quien vela su sueño, a pesar del tuyo porque los cuidadores en su mayoría no duermen bien y el insomnio se convierte en tu fiel compañero.
Concibo que las únicas personas que realmente pueden sentir lo que se vive como cuidador, sean otros cuidadores, y … cómo se puede asimilar un “te comprendo” de una persona que no haya caminado en los zapatos de un cuidador.
Los cuidadores necesitamos ser sostenidos y amados; pequeños gestos pueden lograr efectos extraordinarios en nuestras vidas, una llamada, un mensaje, un café, una charla, un hombro donde llorar cuando se necesite, convertirá ese “te comprendo” en acciones y no serán ya palabras vacías. Se den o no, no serán ya palabras sin sentido. El cuidador lo sabe.
Sería bueno escuchar alguna que otra vez: ¿Puedo hacer algo por ti?
Te esperamos en el CAFÉ del Alzheimer donde todos sois bienvenidos
Cuidador Alzheimer
Paquita dice
Cierto! Y aquí me tienes para cuando me necesites! BD como has amanecido hoy?
Aury dice
Simplemente GRACIAS!!- Aury.
Magdalena López Quiroz dice
Muy cierto Cuidador Alzheimer…Gracias por estar.
[siempre estaré para ti]
Grace dice
En mi país, es común recibir una frase como esta: «Cualquier cosa, ya sabes dónde estoy». Pero qué significa «cualquier cosa» para quien lo dice? No se necesita ser muy inteligente para darse cuenta de que un enfermo necesita muchas cosas y que con mucha frecuencia, el dinero no alcanza. En mi caso al menos, ese problema era una constaste.
De los familiares, se espera que ofrezcan al menos un par de horas de cuido al mes, para que el cuidador pueda salir un rato a despejarse, o para que pueda tener control médico y/o alguna pequeña suma que pudiera hacer ligeramente más liviana la carga económica. De amigos y allegados, podríamos esperar tal vez un paquete de pañales, de vez en cuando, o una que otra llamada. Considero que sería lo mínimo que un cuidador sensato podría esperar de otros, porque sería iluso, esperar que alguien quisiera llegar a conversar para darnos ánimos, o hacer una llamada de cuando en cuando, para hacernos sentir que existimos y que le importamos a alguien.
Pude corroborar, que las escasísmas personas que quieren ayudarte, no necesariamente son personas pudientes, dan lo que pueden, aunque sea poco, pero lo dan de corazón y eso nos llega al alma. Ellas lo hacen en silencio, sin ofrecer nada, pero aparecen como ángeles, cuando más las necesitas.
Todas esas pequeñas grandes cosas, otorgadas por unos y otros, harían más liviana la sagrada misión que asume un cuidador, sin embargo, nada de eso se recibe, a veces más bien, con lo único que podemos contar, es con el enojo de familiares y la indiferencia de los demás. Entonces empiezas a comprender el verdadero significado de esa frase tan trillada en mi pueblo: «Si sabes contar, no cuentes conmigo», y tienes que asumirlo y desechar cualquier esperanza, porque de lo contrario, te llenas de amargura y de resentimiento, que te complican aún más la existencia.
Durante seis años lo viví día tras día con mucho dolor. Hace tres meses mi madre voló al cielo y con el profundo dolor que ello significa, de repente me encontré con que el rastro de mi vida había desaparecido por completo, entonces entré en pánico, me desesperé y me sumí en la tristeza y mi amiga la soledad por un tiempo. Tuve que recoger y acomodar muchas cosas que aprendí en el proceso. Aprendí que estás sola y que aún con todo el dolor y el sentimento de incapacidad que nos embarga en momentos como este, nadie va a extender la mano para ayudarte a encontrar de nuevo tu camino. No hay una luz, todo está oscuro, todos desaparecieron disgustados contigo y satisfechos de haberse «quitado una carga» de encima. Ahora sí que dejaste de existir para todos, porque asumen que al no tener que cuidar al enfermo, ahora ya estás lista para retomar de inmediato tu vida (como si estuviera ahí esperándote), así que no necesitas nada, ni a nadie. Pero la sociedad ya te descartó y encontrar trabajo se convierte en una proesa, porque estás «discontinuada» y ya no calzas en el nuevo sistema, solo la satisfacción de haber hecho lo correcto, es lo que nos hace tratar de encontrar esa luz que nos guíe, sobre qué hacer, dónde y cómo, para iniciar intentos locos aquí y allá, esperando que la fortuna se apiade de tí en algún momento. Y si tenemos fe, algún día encontraremos las piedrecitas que que habíamos dejado como señas, que nos indicarán cómo volver a casa.
Un saludo y un abrazo muy fuerte, a todas aquellas personas que por amor, asumieron, o están asumiendo el apostolado de un cuidador.
Lolita dice
Un fuerte abrazo. Espero Grace que estés poco a poco encontrando tu camino. Grandes tus palabras y grande tu lealtad. Yo todavía sigo. Lolita.