Tú, yo y el Alzheimer
Acariciar, Sonreír, Explicar
¿Cuántas veces al día queremos quedar bien con alguien o por algo? ¿Cuántas veces hacemos ver que lo entendemos todo, aunque no sea del todo verdad? ¿Cuántas veces nos hemos querido pasar por list@s aunque sepamos que no sabemos de qué va?
Nos gusta mucho que se crean que somos l@s más list@s, l@s más alt@s, l@s más guap@s, l@s más de lo más,… Y, en cambio, sabemos por experiencia que no siempre es más list@ quien lo parece o lo aparenta, que los más duros no acostumbran a ser los más felices y que tod@s somos vulnerables, y que ese simple reconocimiento ya nos hace más humanos.
Conforme avanzamos en edad las apariencias interesan menos, sabemos que ser el más de lo más no da grandes satisfacciones duraderas y que si nos sentimos más vulnerables es porque lo somos. Y, sin embargo, a cualquier edad necesitamos fuerza y ánimo pero también consideración, apoyo y una ayuda cuando se necesita.
Paulatinamente puede producirse un deterioro de nuestras capacidades, de las físicas y de las intelectuales, por eso necesitamos prepararnos activamente para que ese deterioro sea menor y para que llegue más tarde. Toda la vida debemos prepararnos para tener una vida activa, una vida activa personal y socialmente. Y para lograrlo tod@s podemos ayudarnos.
Tú puedes ayudar a las personas mayores dándoles vida con tu presencia y con tus historias de cada día; puedes ayudarles con un abrazo, con una mirada, escuchándoles; puedes ayudarles siendo positivo y valorando el bien que te hacen y lo bien que hacen muchas cosas. Porque cada uno de nosotr@s no somos más que un anillo de la larga cadena que une las generaciones desde el principio de los tiempos, pero tod@s somos anillos necesarios. Las personas mayores lo han sido y lo siguen siendo.
Por eso cuando una persona mayor se desoriente o repita una y otra vez alguna frase o le cueste articular frases completas, tu reacción no debe ser la de salir pitando porque no es guay o montar un Skype con tus colegas o irte zumbando a jugar con la consola, sino que si quieres ser tú también un día mayor, debes sonreír, ayudar, dar la mano, acariciar. Algunos te dirán que esos gestos ya no se llevan, y yo te digo que se equivocan.
Que acariciar, sonreír, mostrar ternura, ayudar, cantar, explicar…se llevarán siempre, porque es la base de la condición humana, la base de nuestra relación con las personas que queremos. Y que tod@s, tod@s, los necesitaremos un día u otro. Así que mejor comenzar a entrenarse. Si quieres ganar una medalla olímpica o la bota de oro necesitarás entrenamiento, consejo, deberás fiarte de otros, hacer equipo y deberás esforzarte. Para ganar en la vida también deberás hacerlo.
Tú y los demás. Cuando en tu camino te cruces con alguien que olvide, que se desoriente, que repita frases, en definitiva, que padezca la enfermedad de Alzheimer, sería bueno que aplicases lo que acabo de escribir: acariciar, sonreír, mostrar ternura, ayudar, cantar, explicar…y no salir corriendo. Estar allí, ser su respaldo. Sólo así podrás ganar la medalla olímpica de la vida, de tu vida, la única que cuenta de verdad.
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