CARTA A MI HIJA NOA
Hola princesa,
Nada me disgustaría más que cargarte a tus 9 años de edad con el peso del pasado. Sin embargo, cuando supe que tu abuelo, mi padre, sufría la enfermedad de Alzheimer me dolió pensar que jamás ibas a conocerlo en plenitud de facultades, tal y como siempre había sido: inteligente, irónico, culto, alegre y vitalista. No podía haber una enfermedad más cruel para alguien de cultura enciclopédica como él. También sentí que no había tiempo que perder, que tenía que contarte y, de paso, poner orden en los cajones donde se almacenan a veces sin ton ni son los miles de recuerdos, anécdotas, sufrimientos y olvidos que componen esa cosa un poco abstracta que llamamos memoria.