Cuando llegamos a la madurez, es normal olvidar algunas cosas de vez en cuando o confundirnos de repente. Sin embargo, a veces esos síntomas pueden no ser tan normales y representar, señales de alerta de la enfermedad de Alzheimer. ¿Qué es normal y qué no? En Vida y Salud te contamos para que entiendas la diferencia.
Con los años, el cuerpo se va deteriorando en un proceso natural e inevitable. Poco a poco nuestras capacidades físicas y mentales pueden disminuir, y por eso a veces tenemos problemas con la memoria, pequeñas confusiones y dificultades para comprender las cosas a la misma velocidad que cuando éramos jóvenes.
Pero cuando se desarrolla la enfermedad de Alzheimer, la situación va más allá del envejecimiento normal. El Alzheimer degenera los tejidos del cerebro y es la forma más común de demencia. Es bastante común en los adultos mayores, pero no es una parte inevitable del envejecimiento y no todos desarrollan esta condición.
Quienes sufren de Alzheimer ven afectadas las partes del cerebro relacionadas directamente con la memoria, el pensamiento y el lenguaje (hablar, leer y escribir). Por eso sus síntomas se pueden confundir con los del envejecimiento natural, especialmente cuando la enfermedad está todavía en las etapas tempranas. Pero hay una diferencia clave, y es que el deterioro natural no tiende a afectar la calidad de vida de la persona, mientras que los efectos del Alzheimer sí pueden agravarse con el tiempo hasta dificultar la vida diaria y la independencia.
¿Cómo se puede reconocer esa diferencia?
A continuación te damos algunas claves para identificar las señales de alerta del Alzheimer.
Olvidos frecuentes e importantes.
- Olvidar nombres de personas con quienes convives o que son de tu familia cercana.
- Olvidar citas importantes, como la hora en que debes recoger a tu nieto de la escuela todos los días.
- Olvidar cómo se hacen las cosas cotidianas como preparar el café o cepillarse los dientes, y tener que pedir ayuda para realizarlas.
Problemas para conversar. Es normal que de vez en cuando “se te vaya la palabra”, o que cuentes la misma historia dos o tres veces aunque después te rías de tu despiste. Pero no es normal cuando…
- No puedes tener conversaciones fluidas porque se te olvidan frecuentemente hasta los nombres de los objetos que usas a diario (cuchara, zapato, cepillo).
- Repites una misma historia una y otra vez sin darte cuenta.
- No puedes entender lo que la otra persona te dice.
Confusiones extrañas. A veces es normal olvidar ciertas cosas, pero después las puedes recordar fácilmente al repasar tus movimientos en tu cabeza. Pero no es normal cuando esas confusiones son repetitivas y sin razón de ser, como…
- Cambias de lugar las cosas casi a diario y las pones en lugares ilógicos, (como meter las llaves en el refrigerador), no recuerdas cómo llegaron ahí y llegas a pensar que otra persona lo hizo.
- Estás seguro de haber hecho algo que no has hecho, como cepillarte los dientes o bañarte.
Problemas con números. Es normal confundirse haciendo cuentas, pero no es normal…
- Tener problemas para manejar el dinero o la chequera personal.
- No poder pagar las cuentas.
Desorientación. Es normal algunas veces olvidar en qué días estás o dónde queda un lugar que poco visitas, y darte cuenta luego. Pero no es normal…
- No saber dónde se está o hacia dónde queda la casa, especialmente cuando se está en lugares conocidos.
- Olvidar frecuentemente la fecha o la estación del año y confundirla con otra.
El tener algunas de estas señales no quiere decir inmediatamente tengas Alzheimer. Sin embargo, debes estar atento y hablar con un experto, que puede ser un neurólogo o un psiquiatra para que te haga un examen más a fondo y determine si en efecto podrías tener la enfermedad.
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