Más cerca de la juventud eterna

Los científicos descubren un mecanismo capaz de revertir el envejecimiento

El asturiano Juan Cadiñanos colabora con un laboratorio de Harvard que ha logrado regenerar células y tejidos dañados por el paso del tiempo
Es posible revertir el efecto del tiempo en los tejidos y los órganos. Ésa es la conclusión de una investigación con ratones, realizada por el Dana Farber Cancer Institute de Harvard, en Boston, y en la que ha colaborado el director del Laboratorio del Instituto de Medicina Oncológica y Molecular (IMOMA) del Centro Médico de Asturias, Juan Cadiñanos. Las conclusiones de ese estudio fueron publicadas ayer en la revista «Nature».

Ronald A. DePinho, responsable de la investigación
Juan Cadiñanos diseñó genéticamente los animales que fueron sometidos a observación en el laboratorio de Ronald Depinho. Los autores de ese complejo estudio han explicado cómo, a lo largo de la vida, «las células proliferan mediante divisiones sucesivas para asegurar la renovación y el buen funcionamiento de los tejidos». El caso es que, a consecuencia de estas divisiones, «los extremos de nuestros cromosomas, los telómeros, van erosionándose gradualmente».
Los científicos lo han ejemplificado así: «Los telómeros cumplen en los cromosomas la misma función que el recubrimiento plástico que protege los extremos de los cordones de los zapatos para evitar que éstos se deshilachen».
Ya se sabía que los ratones que carecen de telomerasa, el enzima que ayuda a regenerar los telómeros, experimentan una atrofia progresiva de sus tejidos, van perdiendo células madre, sus órganos vitales empiezan a fallar y sus heridas cicatrizan mal. Para esta investigación se han utilizado ratones que poseen una telomerasa inactiva, que sin embargo se puede reactivar temporalmente con un fármaco llamado 4-hidroxitamoxifeno. De ese modo, los telómeros se reconstruyen, se agiliza la división celular y los tejidos se regeneran. Sobre todo, se detiene la neurodegeneración y se consigue crear nuevas neuronas, incluso es posible recuperar el sentido del olfato perdido por la edad. De todos modos, Depinho advierte de que existe la posibilidad de que «la reactivación prolongada de la telomerasa o la aplicación de la misma en edades más tardías cause cáncer», aunque en el transcurso de sus investigaciones con ratones no observó la aparición de tumores.

Efecto similar en humanos


El mecanismo del envejecimiento es bien conocido. En pocas palabras, el problema se origina en el deterioro de los telómeros. Las células que componen nuestros cuerpos poseen 23 pares de cromosomas, que contienen nuestro querido ADN. Los extremos de los cromosomas están protegidos por los telómeros, que cumplen una función similar a las cintas que evitan que un cordón de zapato se deshilachen. Cada vez que la célula se divide, los telómeros se acortan, y llega un momento en que dejan de cumplir su función. Cuando esto ocurre, la célula muere o entra en un estado al que generalmente llamamos «envejecimiento«.

Lo interesante del caso es que el funcionamiento de los telómeros es idéntico en ratones y humanos, por lo que si la terapia ha funcionado tan bien en los roedores, es de esperar que tenga un efecto muy similar en nosotros. Estos ratones, manipulados genéticamente y criados especialmente en Harvard -las herramientas moleculares necesarias para crear estas ratas fueron un aporte de Cadiñanos- carecían de la enzima llamada telomerasa, que normalmente impide que los telómeros dejen de funcionar. Al no poseer esta enzima, los ratones envejecieron prematuramente y comenzaron a padecer las típicas dolencias asociadas con la edad avanzada: disminución del sentido del olfato , del tamaño de su cerebro e infertilidad. Al reactivar la enzima, se comenzaron revertir los signos de envejecimiento. «Después de cuatro semanas de tratamiento, se logró una recuperación importante, incluyendo el crecimiento de nuevas neuronas en el cerebro«, explicó DePinho.

¿Estamos cerca de lograr la juventud eterna? 

Indudablemente, estamos más cerca de lo que estábamos hace un par de años. Sin embargo, y a pesar de todo lo dicho, puede que la aplicación directa sea difícil, ya que la enzima telomerasa tiene como efecto colateral un aumento en la tasa de formación de tumores, elevando la probabilidad de contraer cáncer, sobre todo en organismos de edad avanzada. “La aplicación en humanos será ni sencilla ni rápida. Primero habrá que analizar las posibles consecuencias negativas de la regeneración de telómeros para poder ver si es o no seguro”, dice Juan Cadiñanos al diario El Comercio. Está claro que queda bastante camino por recorrer, pero la importancia que posee este tipo de investigación garantiza que, probablemente, tendremos noticias relacionadas con esta investigación dentro de poco tiempo.

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