A pesar de la infinidad de recursos que existen tanto farmacológicos como no farmacológicos para el mantenimiento del paciente dentro de su entorno familiar, muchas veces la inexorable progresión de la enfermedad hace que se agoten los recursos existentes de todo orden, y resulte necesario decidir la internación del paciente en una institución, donde pueda recibir los cuidados que requiere en esa etapa de la enfermedad.
Decidir la internación definitiva no resulta fácil y tampoco lo es elegir la institución. Son muchos los elementos a considerar y no siempre se logrará conjugar todos los factores encontrando el “lugar ideal”. Esto resulta aún más complicado cuando son muchos los familiares que intervienen en la toma de la decisión, y en ocasiones es necesario el apoyo profesional, para lograr la mejor elección preservando la unidad familiar.
imagen: Vitalia Granada
Existen factores económicos, geográficos, edilicios y profesionales a considerar al evaluar la institución.
Dado que se trata de una internación definitiva y no es posible establecer cuánto tiempo se prolongará, se debe considerar que el costo que implique sea accesible a largo plazo. Será importante tener muy claro y por escrito los alcances de la cobertura de dichos gastos.
En cuanto a la ubicación geográfica, es muy importante que sea accesible para los familiares que visitarán regularmente al paciente, de modo que la distancia no sea un obstáculo para mantener el contacto familiar frecuente con el mismo. Esto disminuye inicialmente la ansiedad que genera el traslado y facilita las salidas y visitas posteriores.
En cuanto al edificio es importante que resulte un lugar con la mayor “calidez hogareña” posible, que cuente con luz natural, patio o jardín, que sea espacioso, evitando el hacinamiento y la despersonalización en el trato, y que cuente con áreas para la recreación, así como para la privacidad. Estos elementos son importantes no sólo por el confort que implican para cualquier persona, sino porque contribuyen a estimular la orientación en el tiempo, en el espacio, a mantener la sociabilidad, a combatir el sedentarismo y el abandono personal y proporcionarle una calidad de vida aceptable.
En cuanto a los profesionales resultan importantes los siguientes aspectos:
- El control clínico periódico es crucial en esta etapa de la enfermedad ya que frecuentemente el paciente no refiere molestias o por el contrario su queja es habitual por cuestiones de personalidad y no se le presta la atención que requiere. Las complicaciones clínicas son las que determinan la supervivencia del paciente en esta etapa, por lo cual su atención es imprescindible; pero muchas veces se manifiestan a través de cuadros confusionales que son interpretados erróneamente como de origen psiquiátrico.
- Las actividades de estimulación y recreación que permiten desarrollar y mantener las funciones que aún se conservan deben ser coordinadas por terapistas profesionales experimentados en estas patologías. Del mismo modo es fundamental la calidad del trato cotidiano que reciban por parte de enfermeras, asistentes y mucamas.
Es importante visitar varias instituciones y aquella que nos parezca más adecuada visitarla previamente más de una vez y en distintos momentos, para tener una idea real del funcionamiento de la misma, así como conversar con otros familiares y residentes que ya conocen el funcionamiento desde otro lugar. Una vez analizados todos estos factores y visitado y comparado distintas instituciones resultará mucho más fácil tomar la decisión.
Se debe tener en cuenta que el traslado es un cambio sustancial no sólo para el paciente sino para todo el grupo familiar, por esto es muy importante recurrir al apoyo profesional para tomar la decisión atendiendo a los aspectos prácticos como también los emocionales que entran en juego siempre y que frecuentemente son los más difíciles de manejar.
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