Para el estudio, que aparece en la edición en línea del 31 de julio de la revista BMJ, Russ y colegas analizaron diez estudios sobre hombres y mujeres inscritos en la Encuesta de salud de Inglaterra de 1994 a 2004. En total, se incluyeron datos sobre más de 68,000 adultos a partir de los 35 años. Cada estudio buscó conexiones entre el distrés psicológico crónico y el riesgo de morir de enfermedad cardiaca y otras causas, entre ellas el cáncer. Reunir datos de esta forma se conoce como metaanálisis. En un estudio de ese tipo, los investigadores buscan patrones comunes en varios estudios. Durante ocho años de seguimiento, los investigadores hallaron que incluso la depresión o la ansiedad muy leves (a niveles subclínicos) aumentaban el riesgo de muerte por todas las causas, entre ellas la enfermedad cardiovascular, en 20 por ciento.
Al observar específicamente la muerte por enfermedad cardiaca, el distrés psicológico leve aumentó ese riesgo en 29 por ciento, halló el estudio. Para el nivel más alto de depresión o ansiedad, el riesgo de muerte por todas las causas aumentó en 94 por ciento, hallaron los investigadores. El riesgo de muerte por cáncer aumentó en 9 por ciento en los casos de depresión o ansiedad muy graves, hallaron los investigadores. Los niveles más bajos de distrés psicológico no se asociaron con un mayor riesgo de muerte por cáncer. Sin embargo, el riesgo real de muerte de un individuo sigue siendo bajo, y las personas no deben suponer que están condenadas a una muerte temprana si sufren de un trastorno psicológico. El Dr. Glyn Lewis, profesor de epidemiología psiquiátrica de la Universidad de Bristol, en Inglaterra, y autor de un editorial acompañante en la revista, apuntó que la evidencia que relaciona el estrés con la enfermedad cardiaca continúa acumulándose.
«Si podemos reducir el impacto psicológico, eso debería reducir la respuesta biológica», planteó. Pero cómo lograrlo sigue siendo un misterio. Un tipo de tratamiento psicológico llamado terapia cognitivo conductual está diseñado para ayudar a las personas a cambiar la forma en que responden a eventos potencialmente estresantes, señaló Lewis. La terapia cognitivo conductual ayuda a los pacientes a cambiar sus pensamientos sobre las situaciones y a reaccionar de forma menos emocional. «Esto podría ayudar a las personas con depresión [clínica], pero no hay evidencia de que ayude a las personas con síntomas de bajo nivel, que son mucho más numerosas, y que están por debajo del umbral diagnóstico de la depresión», apuntó. Aunque los antidepresivos podrían mejorar la depresión, estudios anteriores han relacionado su uso con un mayor riesgo de enfermedad cardiaca, según la investigación de respaldo del estudio. Alrededor de 7.5 por ciento de los residentes de Reino Unido sufren de depresión y trastornos de ansiedad, comentó Lewis.
Cambiar esta dinámica entre estrés y enfermedad podría también conllevar mantener los factores de riesgo de la enfermedad cardiovascular a raya, señaló otro experto. El Dr. Gregg Fonarow, profesor de medicina cardiovascular de la Universidad de California, en Los Ángeles, dijo que muchos estudios han demostrado una asociación entre la depresión y la ansiedad y los eventos cardiovasculares, las muertes cardiovasculares y la mortalidad por todas las causas. Pero hasta ahora, ninguna evidencia ha mostrado que tratar la depresión o la ansiedad reduzca el riesgo de enfermedad cardiaca, apuntó Fonarow. Muchos mecanismos distintos podrían conectar el distrés psicológico con la enfermedad cardiovascular, entre ellas una mayor actividad del sistema nervioso simpático, las hormonas del estrés como el cortisol, la inflamación crónica, los factores de un estilo de vida malsano y la falta de atención a los síntomas tempranos, planteó. «Para las personas con depresión o ansiedad, enfocarse en las intervenciones comprobadas para los factores de riesgo cardiovasculares, que incluyen mantener una presión arterial, un peso corporal y unos niveles de colesterol sanos, hacer ejercicio de forma regular y no fumar, podría ser el mejor camino para reducir su riesgo cardiovascular», aconsejó.
Artículo por HealthDay, traducido por Hispanicare
FUENTES: Tom Russ, MRCPsych, clinical research fellow, Alzheimer Scotland Dementia Research Center, University of Edinburgh, Scotland; Glyn Lewis, M.B., Ph.D., professor of psychiatric epidemiology, University of Bristol, England; Gregg Fonarow, M.D., professor, cardiovascular medicine, University of California, Los Angeles; July 31, 2012, BMJ, online HealthDay (c) Derechos de autor 2012, HealthDay
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