A modo de introducción:
Los rayos cósmicos son partículas subatómicas procedentes del espacio exterior cuya energía, debido a su gran velocidad, es muy elevada: cercana a la velocidad de la luz. Se descubrieron cuando se comprobó que la conductividad eléctrica de la atmósfera terrestre se debe a ionización causada por radiaciones de alta energía. En el año 1911, Victor Franz Hess, físico austríaco, demostró que la ionización atmosférica aumenta proporcionalmente a la altitud. Concluyó que la radiación debía proceder del espacio exterior. El descubrimiento de que la intensidad de radiación depende de la altitud indica que las partículas integrantes de la radiación están eléctricamente cargadas y que las desvía el campo magnético terrestre. (wikipedia)
Los rayos cósmicos afectan al cerebro de los astronautas provocando alzhéimer
Somos muchos los que estamos impacientes ante la idea de colonizar el espacio. Desde que el hombre llegara a la Luna con las misiones Apollo han pasado algo más de cincuenta años sin que ningún ser humano haya vuelto a salir de la rutina de las órbitas bajas. Sin embargo, estas comprensibles prisas por comenzar nuestro viaje a las estrellas chocan a menudo con los conocimientos reales que tenemos de lo que nos espera más allá de nuestro confortable hogar aquí en la Tierra.
El ser humano ha evolucionado durante millones de años a la favorable situación que nuestro planeta ofrece a la vida. Nos hemos adaptado a determinadas condiciones y antes de emprender viaje hacia el espacio, deberíamos investigar con más profundidad a qué nos enfrentamos.
No estamos hechos para la vida en el espacio. Los viajes interplanetarios requieren numerosas previsiones y estudios que dejen claro a qué dificultades y condiciones estarán expuestos los astronautas una vez que inicien el camino, primero hacia planetas vecinos y más tarde hacia destinos más lejanos aún.
Por ello durante las últimas décadas se están realizando numerosas investigaciones para descubrircómo afectan las condiciones espaciales al ser humano: ausencia de gravedad, largos periodos de soledad y aislamiento en cubículos muy reducidos, alimentación, sueño y posibles enfermedades causadas por la exposición a diversos tipos de radiación.
Aquí en la Tierra contamos con eficaces escudos protectores como la magnetosfera o nuestra propia atmósfera, sin embargo en el espacio los astronautas estarán expuestos a toda una lluvia de radiación y partículas que pueden afectar seriamente su salud.
Los resultados de una de estas investigaciones se han hecho públicos hace tan sólo unos días y tienen como protagonistas a los rayos cósmicos.
Esta radiación altamente energética proviene del espacio exterior y aunque su origen exacto aún es incierto, sí se ha demostrado anteriormente que tienen influencia en seres humanos y pueden provocar diferentes tipos de cáncer y problemas cardiovasculares.
Las futuras misiones interplanetarias deberán tener en cuenta los peligros de los rayos cosmicosAhora, un reciente estudio publicado por investigadores del Centro Médico de la Universidad de Rochester ha llegado más allá ydesvela que los rayos cósmicos también pueden afectar al cerebro incrementando las probabilidades de alzhéimer.
La investigación, dirigida por el neurocientífico Kerry O’Banion, y se realizó en ratones de laboratorio a los que se expuso a una cantidad de rayos cósmicos similar a la que recibiría un astronauta que viajara a Marte.
Los datos señalaron que la radiación recibida por los roedores provocó la inflamación en los vasos sanguíneos del cerebro, así como un destacado aumento de la proteína Beta-amiloide, una de las proteínas incluidas en enfermedades neuronales como el alzhéimer.
Como decimos este tipo de investigaciones son vitales para el futuro de próximas misiones espaciales y este mismo equipo de neurocientíficos ya ha adelantado que va a continuar estudiando con más detalle cómo afecta la radiación cósmica a nuestros cerebros, en especial en relación con otras enfermedades neurodegenerativas como el Parkinson.
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