Durante más de una década, la socióloga estadounidense Cathy Greenblat viajó por el mundo para estudiar los tratamientos que se ofrecen a las personas con demencia. Estuvo motivada por la experiencia personal de haber visto cómo sus abuelos y su madre desarrollaron la enfermedad.
En su libro «Love, Loss and Laughter» (Amor, pérdida y carcajada), cuenta historias positivas de demencia, envejecimiento y el tratamiento hacia al final de sus vidas. Descubre algunas de las imágenes más conmovedoras…
La fotógrafa insiste en que tenemos que concentrarnos en lo que queda de nuestros seres queridos con demencia. Debemos centrar nuestro cariño en las cosas que disfrutan, las que los hacen reír, cantar… ser felices. «Hay muchas cosas que podemos descubrir que todavía disfrutan».
Cathy Greenblat viajó por siete países porque, según explica, su proyecto no se trataba de retratar la labor de una institución, sino las inagotables formas de cuidar a los pacientes con trastorno mental.
Greenblat cuenta cómo a la gente, incluso con demencia, le gusta verse bien. «En Kioto, Japón, una directora que era muy imaginativa llegó y dijo: ‘¡Nos vamos todos de excursión y todo el mundo tiene que verse bien!’ Pasó la siguiente hora ayudando a siete mujeres a ponerse maquillaje»
«Cada mañana le ponían pintura de labios, a pesar de que estaba en coma. Fue emocionante encontrarme con algo así, porque me parece que muestra respeto y conocimiento por lo que le hubiera gustado».
Esta mujer emigró a Estados Unidos de Europa del Este. Se casó y tuvo hijos allí. Pero con la demencia se le olvidó hablar inglés, así que la única forma que sus cuidadores encontraron para comunicarse fue lavándole el cabello todos los días y con un espejo al frente. Su contacto con la realidad.
«Normalmente uno piensa que los únicos que pueden dar amor y cuidado son los familiares. Ahora no creo que sea así. Esta fotografía que tomé en India es quizás mi favorita porque muestra a una joven en un centro de cuidados diurno que le lee una revista y se ríen a carcajadas», cuenta Cathy Greenblat.
«Si les preguntas una hora más tarde sobre la sesión de música, quizás no lo recuerden. Pero también sabemos que si prestas atención a su ánimo una o dos horas más tarde, hay una continuidad de esa experiencia de júbilo».
Cathy Greenblat aconseja que lo mejor es no preocuparnos por si recuerdan todos los detalles. Lo que hay que preguntarse es si hay un beneficio continuo de las terapias que experimentan. «Mientras más júbilo tienen, mejores son las visitas y las estancias con ellos». (Todas las fotos son de Cathy Greenblat)
Agradecimientos | Cathy Greenblat y a BBC Mundo website
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