¿Quién cuidará de nosotros cuando seamos octogenarios?
Antonio Abellán, Rogelio Pujol. Departamento de Población, CSIC.
Esta pregunta empieza a ser relevante en países que vivieron un baby-boom tras la segunda guerra mundial; nuestro baby-boom trae un retraso de calendario de unos doce años respecto a los demás países que ya se plantean el asunto. Entender los efectos del paso de las cohortes por las diferentes etapas de la vida sirve para anticipar la demanda de necesidades de cuidados de larga duración.
El ratio de apoyo familiar (o ratio de disponibilidad de cuidadores) es un indicador del potencial de cuidado. Relaciona el número de personas de 45-64 años (edades centrales en que se encuentran la mayoría de los cuidadores) y las personas de 80 y más años; a partir de esta edad más de la mitad de las personas tienen discapacidad, aunque no todas están en situación de dependencia, como tampoco todas las personas de 45-64 años están disponibles para un cuidado inmediato, ni son ellas las únicas que cuidan, ni son los octogenarios los únicos dependientes. Se le llama ratio de apoyo familiar pues hasta ahora la inmensa mayoría de los cuidadores son familia directa del dependiente. Este ratio de apoyo es un indicador bruto. Se construye utilizando la distribución por edades y las proyecciones de población.
Las abultadas cohortes del baby-boom español (1958-1977) llegan a edades de jubilación en la próxima década y continuarán envejeciendo. Por otra parte, las cohortes centrales de la pirámide empezarán a adelgazar. El ratio de apoyo familiar habrá pasado de seis personas “disponibles” por cada octogenario en el año 2000, a sólo tres en 2034, en vísperas de que las cohortes del baby-boom empiecen a cumplir los 80 años (Figura 1). Las necesidades de atención aumentarán considerablemente en esa década; a partir de los años 40 habrá dos o menos cuidadores potenciales por cada octogenario.
Las comunidades autónomas que presentan peores indicadores son las más envejecidas, con Galicia y Castilla-León como destacadas, según datos proyectados a 2022 (Figura 2) (no hay proyecciones a más largo plazo por comunidad autónoma).
La respuesta tradicional a la necesidad de cuidados de larga duración procede de la familia, fundamentalmente de las hijas. Pero el número de hijas se está reduciendo, y además reclaman igualdad en los comportamientos familiares. Muchas personas, probables cuidadoras, están en el mercado de trabajo o desean estarlo vivamente. Las nuevas formas familiares aparecen con menor potencial cuidador. La crisis económica de este siglo, 2008-20??, ha venido erosionando servicios públicos de atención y de cuidados; el estado está devolviendo a la familia responsabilidades que había asumido.
Habrá escasez de cuidadores, tanto informales (familia y amigos) como formales (empleados retribuidos y personal organizado dentro de los servicios públicos u ONGs.); hasta ahora la inmigración de mano de obra barata ha contenido el problema.
Pero, ¿quién cuidará de las futuras cohortes cuando necesiten ayuda para sus actividades cotidianas? No es real seguir confiando en la familia. La cuestión precisa nuevos planteamientos políticos y también una concienciación por parte de la población.
Hablando gráficamente. Datos estadísticos del blog Envejecimiento [en-red]
Figura 1. Ratio de apoyo familiar. España, 2000-2052.
Figura 2. Ratio de apoyo familiar por comunidad autónoma, 2022.
Publicado: 02/09/2013
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