¿Tendremos una mejor función cerebral y menor riesgo de sufrir deterioro cognitivo y demencia si hacemos ejercicio físico de manera regular? Así lo demuestran diversos estudios realizados en edades medias y avanzadas donde un ejercicio tan sencillo como caminar ha resultado ser beneficioso.
En Qmayor partimos de la evidencia actual de la ciencia. Trabajamos desde un abordaje integral en la prevención y el tratamiento de las demencias, donde la promoción de la actividad física es un componente indispensable que nunca falta en nuestros clientes ni en nosotros mismos.
Al grano
Recibimos tanta información sobre estilos de vida saludables y modos de prevenir el Alzheimer que dudamos de las tendencias “consejísticas” que avasallan blogs y revistas de última generación. Por esta razón, queremos ser fieles a nuestra filosofía y edificar sobre fuertes cimientos las píldoras de salud que el ejercicio físico nos regala en la lucha contra el Alzheimer.
Existe una creciente evidencia de que la actividad física puede protegernos contra el deterioro cognitivo y la demencia. Tanto es así que varios estudios longitudinales han encontrado que las personas mayores que practican ejercicio tienen menos probabilidades de experimentar deterioro cognitivo o desarrollar demencia. ¿Debemos entonces estar satisfechos con una práctica esporádica de actividad física? Satisfacción y prevención pueden parecer similares. Sin embargo, en la lucha contra las demencias hacer ejercicio al menos 3 veces por semana en las personas mayores de 65 años se ha asociado con un 38% menos de riesgo de desarrollar demencia después de 6 años de seguimiento.
Todavía soy joven para preocuparme por mi salud
Sentimos decirle que debería cambiar de hábitos y actitudes, ya que el ejercicio regular durante la mediana edad también puede proteger contra el desarrollo posterior de demencia. Realizar ejercicio físico al menos 2 veces por semana en la mediana edad se ha asociado con un 52% menor de riesgo de demencia entre los 65 y 79 años.
Se han propuesto varios mecanismos para explicar la asociación entre la inactividad física y el deterioro cognitivo. En primer lugar, la inactividad aumenta el riesgo de enfermedad vascular y factores de riesgo vascular. La enfermedad vascular, a su vez, aumenta el riesgo y la severidad del deterioro cognitivo y la demencia. Por otra parte, la inactividad se asocia con mayores niveles de marcadores inflamatorios en la sangre (por ejemplo,la proteína C reactiva). La inflamación se ha asociado con un mayor riesgo de deterioro cognitivo y demencia. Además, la actividad física parece estimular la neurogénesis (el nacimiento de nuevas neuronas), proporcionando otra vía por la que la actividad física podría proteger contra el deterioro cognitivo y la demencia.
Cambiar el coche por la bicicleta
El ejercicio físico regular ofrece múltiples beneficios para la salud. Las pruebas que apoyan los efectos beneficiosos de la actividad física sobre la salud del cerebro ofrecen aún más razones para fomentar la actividad física regular entre las personas de todas las edades.
Debe conocer que la inactividad física es un factor independiente que contribuye a la mortalidad y la discapacidad y se calcula que el 5-10% de las muertes en todo el mundo se deben a la inactividad. Llegados a este punto estamos seguros de que ya son varias las razones que le han convencido sobre los beneficios del ejercicio físico para su salud.
Los psicólogos hablan
La psicología también aporta numerosos argumentos para demostrarnos cómo el ejercicio físico tiene una importante repercusión positiva sobre la salud de las personas mayores. En 1972 Elliot Aronson propuso la definición del ser humano como un “animal social” y, sin embargo, en la actualidad es sabido que los mayores cuentan con un riesgo más elevado de ver reducidas sus interacciones sociales. Por este motivo se resulta necesario planificar programas de actividades para este grupo dirigidas a fomentar sus intercambios sociales, así como su percepción de control y la responsabilidad sobre sus vidas.
La práctica deportiva presenta beneficios sociales y psicológicos en el bienestar de las personas mayores. Un ejercicio físico leve y continuado incrementa, entre otras cosas, la sensación de logro personal y refuerza los sentimientos de competencia y auto-eficacia. Las evidencias demuestran a su vez cómo el deporte en las personas mayores repercute de manera positiva sobre el estado de ánimo, disminuyendo los niveles de ansiedad y depresión y llegando incluso a reducir la sintomatología somática. Por tanto, los programas de actividad física nos ofrecen un medio único para unir la necesidad de independencia y el control de la propia vida en el camino hacia un envejecimiento exitoso.
Una recomendación
La Guía Práctica de Terapias Estimulativas en el Alzheimer, publicada recientemente por Editorial Síntesis, ofrece asesoramiento a profesionales desde la evidencia científica para estimular mediante las terapias no farmacológicas a los pacientes con Alzheimer. Su capítulo “Ejercicio y enfermedad de Alzheimer” describe un protocolo de intervención física en la enfermedad de Alzheimer de la mano del Dr. José Ignacio Calvo Arenillas.
Queremos alentar a todas y cada una de las personas, incluyendo aquellas preocupadas por el riesgo de desarrollar demencia, a ser físicamente activas. La realización de 30 minutos de actividad moderada diaria repercutirá en la salud y en la adaptación óptima al proceso de envejecimiento. No obstante, debe saber que la actividad física ha de adaptarse a la situación de cada persona para poner en práctica la más conveniente, motivadora y beneficiosa. En líneas generales, los ejercicios físicos y actividades aeróbicas (como caminar, pasear en bicicleta, gimnasia de mantenimiento, nadar, etc.), es decir, aquellos que se realizan con la participación del oxígeno en el proceso de respiración celular son los más aconsejables y saludables para las personas mayores.
Psicóloga | Especialista en Demencias y Trastornos de la comunicación
Contacto: www.qmayor.com info@qmayor.com
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