Abuelos con derecho a sexo
- Una experta afirma que esta discriminación los convierte en ‘asexuales obligados’
- La falta de intimidad es uno de los problemas en estas instituciones
Está demostrado que las sensaciones sexuales son lo último que se pierde en el proceso degenerativo y estamos hablando de un derecho humano fundamental.
Varios estudios confirman con datos que cuando una persona mayor de 65 años todavía vive en su casa las relaciones sexuales siguen siendo una realidad.
Pero ¿qué pasa cuando estas personas viven en una residencia?
Según Laura Tarzia, del Centro Australiano para la Evidencia Basada en el Cuidado de Ancianos, «al pasar a estas instituciones la expresión legítima y consensuada del sexo es, con frecuencia, mal vista»,Esta discriminación por edad se une, según esta investigadora, a otros problemas que llevan a los más mayores a convertirse casi en unos ‘asexuales obligados’: «En la mayoría de las residencias hay una falta de privacidad notoria,además, no existen directrices ni personal preparado para afrontar con naturalidad los deseos de los residentes y darles la suficiente intimidad», explica.
Sin embargo, tanto Tarzia como otros expertos indican que eliminando las necesidades sexuales de estas personas no se las hace ningún favor, sofocan su autonomía y personalidad, lo que representa un fracaso», asegura la autora de este estudio.
VER TAMBIÉN: La sexualidad en entornos residenciales: una cuestión de derechos y calidad de vida. Por Feliciano Villar
Para Tarzia, «dado que la sexualidad y el derecho a la intimidad siguen siendo importantes en la vida adulta y son fundamentales para el individuo y su bienestar, la falta de atención prestada por estas instalaciones a las necesidades sexuales de sus residentes es preocupante», señala.
No es fácil encontrar cuidadores suficientemente preparados ni lugares adecuados para facilitar la actividad sexual de los mayores y, posiblemente, sean sobre las relaciones de nuestros mayores sobre las que más pese el tabú del sexo», explica. «Lo deseable sería que en las residencias hubiese una atención más personalizada a cada uno de los mayores que atienden, ya tengan demencia o no, para que puedan expresar su deseo sexual sin molestar a nadie.
¿Cómo? Quizá lo mismo que tienen previsto las horas de las comidas, de las pastillas o del ejercicio, no estaría de más que les diesen tiempo libre para que pudieran, si quieren, dar rienda suelta a sus deseos», comenta.
«La clave está en la educación»
«La sociedad todavía no está mentalizada para respetar el sentimiento sexual de estas personas y parece que todavía queda mucho trabajo para entender», finaliza.
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Temas de Familia: Los mitos y realidades en la sexualidad del adulto mayor, serán resueltos en esta hora de programa.
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