Nordic Walking como método de rehabilitación en Parkinson
Hoy os traemos un tema interesante, el Nordic Walking y su buena relación con el Parkinson. Esta enfermedad neurodegenerativa es la segunda más relevante, después del Alzheimer, recibe su nombre en honor a James Parkinson, quien la descubrió en 1817 y a la cual define como «parálisis agitante» una mezcla de rigidez y temblor.
Esta enfermedad es de carácter progresivo, de larga duración e irreversible, según explica Francisco Guerrero Frías, médico especialista en Geriatría y Medicina Familiar e instructor de Nordic Walking.
Se diagnostica por la identificación de una combinación de signos y síntomas motores característicos, como el temblor y rigidez, la inestabilidad postural, alteración y reducción del movimiento, viéndose también afectados sistemas no motores dando lugar a otros síntomas como la demencia, problemas neouropsiquiátricos, trastornos del sueño, la visión, náuseas, extreñimiento entre otros, como las alteraciones en la marcha y el equilibrio provocando caídas que pueden derivar en fracturas y la posterior inmovilización.
«Ante este tipo de sucesos, los pacientes con Parkinson adquieren miedo a las caídas futuras, reduciendo la actividad física. Esta inactividad conlleva una disminución en la fuerza y la potencia muscular y, finalmente la dependencia», apunta el experto y añade.. “por este motivo, es importante trabajar para desarrollar programas de ejercicio seguros, llamativos, agradables y divertidos para los pacientes con Parkinson ya que el ejercicio tiene un papel muy importante dentro de la rehabilitación, ayudando a romper el ciclo de empeoramiento de los síntomas”.
Nordic Walking como método de rehabilitación
Actualmente, las técnicas de rehabilitación más comunes a la hora de disminuir o retrasar los efectos del Parkinson son:
- Ejercicios aeróbicos tradicionales. Ayudan a mejorar la velocidad de la marcha y el equilibrio.
- Ejercicios de fuerza de grandes grupos musculares. Mejoran la masa muscular y la potencia.
- Tai Chi siendo beneficioso principalmente sobre aspectos del equilibrio.
“El Nordic Walking es muy atractivo y esto hace que el cumplimiento terapéutico sea muy amplio. Además, es un ejercicio al que se pueden adherir los propios familiares”, apunta Guerrero.
Los pacientes con Parkinson tienden a andar en pequeños pasos, encorvados, con las manos temblorosas y codos flexionados. En Nordic Walking, el uso de bastones específicos puede llegar a dar una gran seguridad al paciente, ya que permite ampliar la extensión de los brazos y la zancada, manteniendo un equilibrio firme. Incluso se mejora la postura gracias al apoyo que supone el bastón.
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Durante la rehabilitación y la práctica de Nordic Walking, la activación de la parte superior del cuerpo puede mejorar los parámetros espacio-temporales de la marcha, y al ser un ejercicio en el que se desarrolla la fuerza, resistencia, coordinación y equilibrio, puede ralentizar el proceso de envejecimiento que empeora los síntomas de la enfermedad.
Otro de los efectos derivados del Parkinson es la depresión, para lo que esta rehabilitación también puede resultar muy beneficioso, ya que incita a la interactuación social. Característica que comparte con el tango argentino o el tai-chi, sin embargo, “el Nordic Walking solo necesita un curso de iniciación supervisado por un instructor, y puede realizarse en cualquier terreno o ambiente y casi a cualquier edad”, Por supuesto, dependiendo del grado de afectación funcional, ya que en grados severos será necesaria la supervisión y ayuda de un fisioterapeuta, afirma el especialista.
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