Esperanza (Espe) Ocaña Castilla nos envía este poema y un mensaje de apoyo y esperanza. Al final de este artículo tenéis un enlace para seguir su página.
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‘La Sed’, por Esperanza Ocaña Castilla
«Buenos días, gracias por invitarme a unirme a este grupo, me gustaría compartir con todos vosotros, un pequeño escrito que hice y tengo publicado en mi página, donde además de este, tengo más de diversas índoles.
Soy aficionada a escribir y me gusta dejar plasmado vivencias, recuerdos pensamientos e incluso algún que otro escrito fruto de la imaginación que me envuelve.
Espero que estéis todos bien y os dé fuerza para seguir, un abrazo y gracias de nuevo.»
LA SED
Vuelve otro día a caer entre los brazos de la noche oscura.
El silencio se apodera de todo y hace que pueda tener un lugar para mi descanso, tiempos difíciles para quienes tratan de querer llevar la vida con naturalidad, pero difícilmente puede llegar a ser la misma cuando su alrededor se desencadena la mayor de las tormentas que azotan sin cesar y destrozan una y otra vez, la paz y la paciencia, ni que decir cabe que aún no creo que este silencio sea tan calmado.
La oigo soyozar y la intranquilidad aún la acompaña, la egoísta enfermedad que le absorbe sus recuerdos, la tiene desconcertada, desajustada de este mundo.
No tiene límites y la envuelve en la peor de las pesadillas que pueda llegar a vivir, una enfermedad inhumana y sin escrúpulos para quienes la padecen.
Llora sin consuelo, enciende y apaga la luz mil veces en un rato, llora, reza, habla, pero no encuentro como poder consolarla, es imposible poderla sacar del oscuro agujero donde se haya, por mucho que quiera profundizar y querer hacerla comprender es inútil, no te oye, no te hace caso, lo único que hago con la intención de quererla ayudar es ponerla aún peor, su mundo ireal donde está envuelta no deja hueco para que pueda entrar para poder sacarla.
Dolor en el alma y desesperación recorre mi cuerpo, jamás podría imaginar cómo sería de cruel esta inhumana enfermedad.
Llevo muchísimo tiempo luchando contra ella, y sigue dándome latigazos sin poder hacer frente para poder derrotarla y sé que su final acabará llevándola al otro mundo de tinieblas sin tan siquiera poder disfrutar de todo ese amor incondicional y paz que necesita. Desconsolada me retiro a descansar, espero y deseo que mañana cuando brille el sol, toda esta pesadilla haya pasado y volvamos a poderla tener entre nosotros como realmente es y no como la marioneta de la cruel víbora sedienta de recuerdos.
Autora:
María Esperanza Ocaña Castilla (Escribe Esperanza)
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