Cada vez existe más insatisfacción de los pacientes con respecto a la atención recibida por parte de sus médicos referentes o especialistas.
En esta nueva entrada os hablaremos de la Comunicación Médico-Paciente
¿Cómo se realiza el proceso de comunicación?
La comunicación es el traspaso de información, desde un emisor, mediante un mensaje, hacia un receptor. Proceso el cual, luego toma el sentido inverso. O sea, el receptor se vuelve emisor y así consecutivamente.
La comunicación médico-paciente integra procesos psicológicos muy importantes:
- La transferencia (reacciones emocionales negativas o positivas del paciente hacia el médico)
- La contra-transferencia (reacciones emocionales del médico hacia el paciente)
- La empatía (habilidad del médico para recibir y descodificar la comunicación afectiva de sus pacientes, esto puede permitirle el entendimiento de los sentimientos del paciente)
- El “rapport” (estado de mutua confianza y respeto entre el médico y el paciente)
- La resistencia (reacciones del paciente en contra de la relación con el médico)
Los médicos siempre deben ser profesionales sin olvidarse que su relación con el paciente tiene que ser siempre afectuosa. A veces los pacientes dificultan la comunicación olvidando las historias de sus enfermedades, no informando de todos sus síntomas, ocultan lo que no les conviene decir, no piden aclaraciones cuando no entienden parte de los que les dicen y lo más común es que nunca manifiestan su desacuerdo con el tratamiento que se les propone y simplemente no lo siguen.
¿Cómo debería ser la comunicación verbal más adecuada?
El médico debería escuchar al paciente, lo que nos permite conocerle, al mismo tiempo el paciente que se encuentre a un médico que lo escucha con atención y afecto, da origen a una relación de confianza y cooperación además de que el acto en sí ya es terapéutico.
La comunicación es el lazo de unión más importante en la relación médico-paciente. Que la relación sea con la persona y no con su cuerpo.
Sin embargo, es frecuente escuchar la queja de médicos de que la carga de trabajo o número de pacientes a atender por consulta (que se les imponen) no permite encontrar el tiempo suficiente para establecer la comunicación adecuada con sus pacientes.
También encontramos el fenómeno de retroalimentación «feedback» que consiste en resumir al paciente todo lo que ha dicho anteriormente para que vea que el médico le entiende y comprende.
A veces, a los pacientes les cuesta recordar el material trasmitido. Esto se podría solucionar disminuyendo la dificultad de los mensajes trasmitidos de la siguiente manera:
- Simplificando y acortando la frase
- Presentando la información ordenada y agrupada en categorías
- Formulando las instrucciones en términos concretos y específicos y no en términos abstractos y generales, como bien dice el código deontológico
¿Y la comunicación no verbal?
Con respecto a la comunicación no verbal, es importante porque el paciente capta señales del médico que influyen en la relación, por ejemplo, sonreír y asentir con la cabeza mientras el paciente le cuenta su problema trasmite confianza y empatía hacia éste.
No mirarle a la cara forma parte de un proceso de despersonalización que suele utilizarse con frecuencia en ambientes hospitalarios.
El control de la expresión facial de dolor puede servir para reducir el propio dolor, debido al rol mediador que la expresión facial posee en la experiencia de las emociones… y el médico capta señales del paciente con los que puede encaminar su relación y ver como evoluciona, mejorarla, etc.
Tipos de relación médico-paciente:
Si hablamos de tipos de relación médico-paciente, una relación perjudicial sería de tipo «dependiente». Podría ocurrir porque se trate de un médico generador de dependencia (protector, paternalista, etc.) o bien porque el paciente posee rasgos dependientes de personalidad, o por ambas cosas, o porque la interacción entre ese médico y ese paciente, en un determinado entorno y circunstancia, favorece ese tipo de relación.
El médico generador de dependencia suele pensar que su consulta está muy utilizada porque es un profesional excelente y sus pacientes necesitan mucho de él. Es raro que este tipo de profesional se plantee que sus pacientes van mucho a la consulta porque él tiene dificultades para resolver eficientemente los problemas de salud de sus pacientes.
Esto puede perjudicar mucho al paciente y al mismo tiempo al médico, ya que uno no sería capaz de hacer las cosas por sí mismo y podría acabar hipocondríaco para tener que ir al médico constantemente, y el otro no sería capaz de darle el alta en el momento oportuno e iría alargando el tratamiento, lo cual solo serviría para empeorarlo con las consecuencias de no poder adaptarse a su vida cotidiana correctamente.
Normalmente en nuestra sociedad encontramos un tipo de relación “paternalista” en la cual dejamos que el médico decida por nosotros ya que al no tener conocimientos sobre la materia, es lo más fácil.
Lo ideal sería una relación diádica bidireccional donde hubiera mutua confianza, respeto, entendimiento y empatía, libertad de elección y todos los aspectos comentados anteriormente por parte de las dos personas (médico y paciente) y no solo en una dirección como sería la dependiente por ejemplo.
La satisfacción del paciente:
La comunicación eficaz médico-paciente se relaciona positivamente con la calidad de la atención, la satisfacción de los pacientes y médicos, y los resultados de salud, ya que una buena relación, como he comentado antes, es terapéutica de por sí y produce un efecto placebo que contribuye a mejorar el problema más rápidamente.
Sin embargo, cada vez hay más demandas por parte de los pacientes cuyo fundamento es el de no sentirse satisfecho con el trato recibido.
Para mejorar la relación médico-paciente, se deberían tener en cuenta los siguientes factores:
- La claridad del mensaje hacia el paciente y sus familiares: Palabras fáciles de entender, evitando tecnicismos médicos, frases largas y adaptado a la edad o capacidades del paciente y de sus familiares.
- Derecho a la información. Por ejemplo, en el caso de los pacientes con deterioro cognitivo o demencia, el médico simplemente informa a los familiares sobre el asunto y deja al paciente enfermo de lado. En cambio, los médicos tienen la obligación de informar a los pacientes sobre su diagnóstico, pronóstico…por muy poco capaces que los vean de actuar hacia ello. A parte de esto, al prestarles más atención, intentar que comprendan la información e interaccionar más con ellos, les servirá para cogerle confianza al médico, confiar y creer más en él y por lo tanto les beneficiará hacia un resultado favorable.
- La motivación de logro y la positividad. A veces al decir “tal tipo de enfermedad crónica” o palabras que tienden a ser negativas a pesar de que el nombre que exista para ello sea ese, hace perder las esperanzas a los pacientes y sus familiares y no luchan para mejorar. Éste es un aspecto muy importante ya que una persona muy motivada para curarse, que se esfuerza y que lucha constantemente, obtendrá mejores resultados que otra que se deje, piense que se va a morir y que no haga nada. Por lo tanto es función del médico motivar al paciente para su curación.
- Formar a los familiares. Sobre lo que deben hacer, como lo deben hacer, cuándo, situaciones de riesgo, etc. Así los mismos podrían ejercer como asistentes sociales de su familia y no tendrían esa inseguridad que se suele tener sobre como actuar en ciertas ocasiones, lo cual también beneficiaría al paciente.
- Recordar que cada paciente es único. Se debe solucionar la sobresaturación de los médicos para que puedan dedicarle el tiempo correspondiente a cada paciente. Lamentablemente, en muchos casos, los médicos tienen muchos pacientes y no pueden prestarles la atención individualizada que necesitan por falta de tiempo, eso conlleva una gran pérdida de confianza en el médico.
- Evitar el paternalismo médico, en la que toda decisión queda a cargo del médico con las inmensas consecuencias que conllevaría una equivocación y el sentimiento de culpabilidad que podría tener el médico por haberse equivocado o el paciente por haberlo dejado todo en las manos de éste y aquí ya estamos hablando del último elemento del consentimiento informado, la voluntariedad.
- Intentar indagar más sobre las causas del problema consultado en vez de aplicar directamente tratamiento farmacológico que pueden innecesario y/o no ser el apropiado. Sin explorar todos los síntomas, causas o consecuencias, no se puede diagnosticar correctamente.
Espero que éste artículo sirva para reflexionar y contribuya a mejorar la comunicación y la relación médico-paciente.
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