En Estados Unidos tengo un amigo íntimo llamado Jim Forest. El invierno pasado vino a visitarme. Yo siempre friego los platos después de cenar, antes de sentarme a tomar un té con cualquier persona. Una noche me preguntó Jim si podía fregar él, le dije: “Hazlo, pero si vas a fregar los platos debes saber cómo hacerlo”. Jim contestó: “Vamos, Thay, ¿crees que no sé fregar platos?”. Le respondí: “Hay dos formas de fregar los platos. La primera es fregar para tener los platos limpios y la segunda es fregar los platos para fregar los platos”. Jim estaba encantado y dijo: “Elijo la segunda forma: fregar los platos para fregar los platos”. Desde entonces Jim supo cómo había que fregar platos, y le transferí la “responsabilidad” durante una semana. Después hizo una enorme propaganda acerca del fregar los platos para fregar los platos e incluso publicó la frase en varios periódicos. En casa lo mencionó tantas veces que un día Laura le dijo: “Si realmente te gustaría tanto fregar los platos, hay un armario lleno de platos limpios en la cocina, ¿por qué no vas y los friegas?” Según el Sutra de la Atención Mental, mientras se friegan los platos uno debe estar solamente fregando los platos, lo cual quiere decir que mientras se hace eso uno debe estar completamente atento al hecho de que se está fregando. A primera vista puede parecer un poco tonto: ¿por qué poner tanta preocupación en algo tan simple? Pero ese es precisamente el asunto, Quang.
El hecho de que yo esté aquí lavando los boles es una realidad maravillosa. Estoy siendo totalmente yo mismo, siguiendo mi respiración, consciente de mi presencia y consciente de mis pensamientos y acciones. No hay forma de ser zarandeado estúpidamente como una botella llevada de aquí para allá por las olas. La consciencia no puede ser dispersada como la espuma en la cresta de las olas cuando se estrellan contra el acantilado. Si mientras lavamos los platos, solamente estamos pensando en la taza de té que nos aguarda o en cualquier cosa que pertenezca al futuro, o nos estamos apresurando a quitarnos los platos de encima como si fueran una molestia, entonces no estamos “fregando los platos para fregar los platos”, y lo que es más, no estamos vivos durante el tiempo que tardamos en hacerlo. De hecho, somos completamente incapaces de apreciar el milagro de la vida mientras permanecemos ante la pila. Si no podemos fregar los platos, todas las oportunidades serán de que tampoco podremos disfrutar nuestra taza de té; mientras nos la bebemos estaremos pensando en otras cosas, apenas despiertos al hecho de la taza de té que tenemos entre las manos. De ese modo estaremos absortos en el futuro y lo que eso significa realmente es que seremos incapaces de vivir un solo momento de nuestra vida.”
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