Más allá del límite
Imagen: Abelardo Fonseca / Texto: Ángela Ávalos R.
La espalda no da para más y los ojos se cierran por el cansancio. Mas todo, absolutamente todo se aguanta por él o por ella. En el fondo, no es solo un asunto de responsabilidad. Es amor.
Ese sentimiento -la definición más usual de servicio- es lo único que puede explicar la fuerza para levantar al enfermo una y otra vez, alimentarlo como si se tratara de un bebé grande, cambiarle el pañal, bañarlo con delicadeza, curarle las heridas o darle la medicina.
Solo el amor lo hace posible. Y, además, uno sin límites.
Puede ser la hija (sí, generalmente es la mujer), el esposo, un hermano. La verdad, para los otros casi no importa quién sea, mientras haya alguien que cuide al viejito con demencia senil o alzhéimer; o le dé los cuidados al pariente con alguna enfermedad grave, como el cáncer.
No importa porque, generalmente, el cuidador(a) no es tan trascendental para los otros mientras no se enferme o se doblegue.
Si eso pasa, todos corren. “¿Quién cuida a mami, a papi? ¿Cómo es que se le dan las medicinas? ¡Por Dios! ¿Alguien sabe de las citas y los exámenes?”
La verdad sea dicha: nadie cuida al cuidador (para ser justos, digamos que son pocos quienes lo hacen).
Si él o ella no se cuida, nadie más lo hará. Y dedicar tiempo para sí mismo(a) se vuelve una ilusión en la mayoría de los casos donde los otros parientes se limitan a ayudar de lejos.
Cuando el enfermo se ha ido, el vacío es enorme y es el momento en que, muchas veces, aquella persona que se convirtió en su ángel en la Tierra se siente más solo(a). ¿Liberación o descanso? Ninguno de los dos. En la mayoría de las ocasiones, ese vacío se transforma en algo llamado soledad.
Fuente: www.nacion.com
Vía: ASCADA Alzheimer Costa Rica (sitio recomendado)
Carlos Gil Galvez, MD dice
El proceso de cuidar a un enfermo con demencia tipo Alzheimer, ya sea a escala local, rwgional y global, en cualquier localización local, regional y global, tiene una matriz común: la idiosincracia local, regional y global, a lo que se suma la cultura generacional, las vivencias, con lo cual se construye los ingredientes vinculares, que después van a determinar la intensidad y la calidad del vínculo y la madurez filial.
Para posteriormente intervenir las habilidades personales, que permiten desarrollar estrategias de cuidados.
Mirta dice
EL CANSANCIO DEL CUIDADOR es algo que debemos asumir como invisible. nadie se da cuenta de aquello que vive la persona que se anima a estar siempre con el enfermo, es algo muy subjetivo, es una sensación asfixiante que impide verse a sí mismo por lo tanto el cuidador se queda escondido en este sentimiento de soledad porque la pérdida de su objeto de cuidado ha partido ,y observa que, todo el mundo viene a despedirse del enfermo sin tener en cuenta el trabajo y la entrega de esta persona que junto al enfermo han arribado al final de la historia, el enfermo descansa y el cuidador se aturde con el silencio y el vacío que nadie vio. En ese momento el cuidador debe hacer su último esfuerzo , mirar hacia su interior y ver que todo lo que le queda es pedir ayuda y transferir lo que vivió, que todo el mundo y fundamentalmente los que están a su lado, deben conocer lo devastador que significa el dar cuidados. el cuidador debe en este instante animarse a pedir ayuda en un acto de humildad que lo hará más grande y podrá asumir este trabajo, no solo como experiencia sino como un aprendizaje para luego capitalizarlo y convertir ese cansancio en enriquecimiento.
patyg13 dice
Es verdad, cuidar a un familiar con esta enfermedad es duro y dificil, ya que te vas quedando sola, te das cuenta que ya no tienes vida ni amigos, y tambien pienso que cuando llegue el final, quedaremos mas solas, porque ya no estara esa persona a la que tanto amamos y cuidamos con tanto amor, y le entregamos todo nuestro tiempo, y ahora a quien le dedicaras todos tus momentos?