Se nos ha ido un grande. Perdemos un líder. Pero no un líder cualquiera, no. Nos quedamos sin un líder como los de antes. Único. De aquellos que los jóvenes de hoy en día nunca han conocido. De esos con la fuerza, la garra, el carisma y la integridad, que en la actualidad tanto escasean y son tan difíciles de encontrar. Don Adolfo, caballero de mirada pícara e inteligente, irrepetible y atípico, ya descansas merecidamente en paz. Te lo has ganado. Te lo mereces. Has sido un grande, un ejemplo admirable y un luchador nato hasta ese último suspiro. Fuiste valiente, honrado y el hombre que ayudó a cambiar un país. Te convertiste en un guía y un padre para muchos de nosotros. Fuiste un político en mayúsculas: de los de verdad. De aquellos que estaban preparados para capitanear a un pueblo y enseñarle a soñar. De aquellos dispuestos a tomarnos de la mano y caminar junto a nosotros sin miedo hacia un nuevo futuro. Te vas. Te has ido. Y por mucho que los tiempos cambien, seguirás siendo para la historia de este país, ese primer presidente del centro que tanto los de izquierdas como los de derechas te llegamos a admirar, querer y respetar profundamente. Jamás la historia de este país podrá borrarte de sus recuerdos, como tu enfermedad lo hizo con los tuyos al final de tu vida.
Hasta siempre Don Adolfo, presidente de todos y para todos.
Jamás te olvidaremos.
El equipo de Alzheimer Universal
Especial informativo «La Noche de Suárez»
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