Cuidaba de una abuela pero antes de morir se llevó sus joyas…
Cuidaba a una anciana con alzhéimer que vivía en Los Bermejales (Sevilla, España) y en poco más de un año, aprovechando los descuidos de la familia o bien cuando estaba sola en el domicilio, se hizo con las alhajas familiares de una vida entera que entonces vendía en establecimientos de compra y venta de oro.
Ahora que la anciana y víctima murió —falleció tras el suceso— se ha dado a conocer la sentencia de unos hechos calificados como delito de robo continuado, que se llevaron a cabo ya hace 5 años, en concreto a lo largo de los años dos mil once y dos mil doce.
La condenada, (nunca mejor dicho) de cincuenta y dos años de edad deberá indemnizar a la familia aunque las joyas no se las puede devolver puesto que tras la venta fueron fundidas; ni se podrá hacer una tasación, debido a que procedían de herencias de progenitores, abuelos, regalos familiares y celebraciones de disntintas efemérides y su valor sentimental no se puede cuantificar a día de hoy.
El juzgado de lo Penal número 14 de Sevilla ha dictado sentencia de conformidad con la acusada, A.M.S. que la ha condenado como autora de un delito continuado de hurto —artículos dos mil trescientos cuarenta y uno y 74 del Código Penal—, a las penas de dieciocho meses de cárcel con accesoria de inhabilitación especial del derecho de sufragio pasivo a lo largo de la condena, y a indemnizar a la hija y a la nieta de C.N. con el pago de alrededor de 13 mil euros y las costas procesales.
En este proceso ha ejercido la acusación particular como letrado Francisco Calle Bautista para las 2 perjudicadas: R.M., hija de C.N. y M.A., hija de la primera.
Desde marzo de dos mil once hasta el treinta de junio de dos mil doce, la acusada A.M. había trabajado en el domicilio sito en avenida de Francia de Sevilla, en el distrito de «Los Bermejales», cuidando de la madre y abuela de las denunciantes.
A lo largo de ese tiempo se apoderó de numerosas joyas propiedad de la familia y después, entre el catorce de noviembre de 2011 y el 12 de julio del siguiente año, las fue vendiendo en establecimientos de compra y venta de oro, a su nombre, y por un valor total de 13 mil y pico euros, conforme se desprende del atestado de la Policía Nacional hispalense.
Los contratos estaban firmados por la condenada en las 4 tiendas a las que, sin rubor alguno, acudió y los efectos hurtados fueron todos reconocidos por las perjudicadas en las distintas fotografías que les fueron exhibidas en el transcurso de la investigación llevada a cabo por la Policía.
No se ha podido recobrar ninguna de las piezas sustraídas por el hecho de que al poco tiempo de ser vendidas en esos establecimientos oficiales son procesadas (fundidas) para comerciar con el oro, con lo que pierden su valor artístico, “y lo que es todavía más doloroso, el valor sentimental que muchas de esas joyas tenían para las víctimas”, apunta Calle Bautista.
“Este valor sentimental no ha sido cuantificado, no puede ser cuantificado, por el perito tasador del juzgado, lo que implica que el sentimiento de pérdida, y por consiguiente, el perjuicio sufrido por mis clientas sea considerablemente mayor y no quede resarcido solo con esos 13 mil euros ya antes referidos”, añade el letrado.
Además de esto, el abogado resalta que la autoría de la acusada es más patente, si cabe, en tanto que hay que tomar en consideración que la desaparición de las joyas de gran valor sentimental para la familia del domicilio en el que trabajaba la fámula y en el que solamente vivían al mismo tiempo de los hechos las perjudicadas y la anciana, se produjo sin empleo de fuerza alguna en el sitio donde se hallaban.
Gloria Herreros Casañal dice
yO, JAMÁS TUVE NADA A LA VISTA DE LA PERSONA QUE ME AYUDA A CUIDAR A MI MADRE, Y ERA MUY BUENA, PERO NUNCA SABES A QUIEN METES EN CASA. PERO SI ME LLEGA A OCURRIR, NO SE, NO RESPONDO.
PERO SI ACONSEJO A TODOS ,LOS LECTORES, QUE TODO DE VALOR EN CAJA FUERTE Y BIEN ESCONDIDA, QUE NADIE SEPA QUE HAY.
UN CONSEJO PENSANDO CON LA CABEZA, QUE CON EL SUFRIMIENTO NO SE VEN LOS `PROBLEMAS.
UN ABRAZO