- G.R.A.C.E. es una regla nemotécnica que es fácil de recordar – una cualidad importante cuando estamos en medio de una interacción o situación estresante.
- El recordar los elementos de G.R.A.C.E. nos permitirá ir más despacio y ser más conscientes y responsables en el proceso de interacción con los otros, de forma que la compasión pueda surgir.
Cuando nos encontramos ayudando a otras personas, ya sean familiares, como de manera profesional con «desconocidos», estamos sintiendo compasión pero nos sentimos mal, es que algo está fallando.
La síntomatología que pueden presentar quienes ayudan a los demás suele pasar a veces inadvertida, éstos pueden variar desde problemas psicológicos como la disociación, la ira, la ansiedad, trastornos del sueño, pesadillas, sensación de impotencia, síntomas físicos tales como náuseas, dolores de cabeza, constricción general, cambios de temperatura corporal, mareos, desmayos y problemas de audición.
Todas son importantes señales para el cuidador, que sirven de advertencia, y que deben ser abordadas pues de otro forma pueden llevar a problemas de salud más graves o el ya conocido por todos los lectores de este blog como síndrome “Burnout” o síndrome del cuidador quemado.
El artículo que os proponemos leer hoy, fue publicado en The Huffington Post, y lo escribió Roshi Joan Halifax, maestra de meditación budista, antropóloga y escritora. Ella, además, es fundadora y directora del Upaya Zen Center, monasterio budista que se encuentra en Santa Fe, Nuevo México.
Practicando ‘G.R.A.C.E.’: Cómo desarrollar la compasión en las interacciones con los demás.
La compasión puede definirse como la capacidad de estar atento a la experiencia de los demás, desear lo mejor para los demás y sentir lo que realmente les va a ser útil. Irónicamente, en un momento en que escuchamos la frase “fatiga de compasión” con una frecuencia cada vez mayor, la compasión como estamos definiendo no conduce a la fatiga. De hecho, en realidad puede convertirse en una fuente de resiliencia si permitimos que nuestro impulso natural a cuidar de otros para constituirse en una fuente de alimentación en lugar de agotamiento.
El desarrollo de nuestra capacidad de compasión hace que sea posible que podamos ayudar a los demás de una manera más hábil y eficaz.
Y el sentir compasión también nos ayuda a nosotros mismos. Los resultados de estudios recientes sugieren que la compasión tiene un papel significativo en la reducción de estrés fisiológico, y en la promoción del bienestar físico y emocional. (Para ver una colección de estudios y artículos sobre los beneficios de la compasión, vea esta lista desde el Centro de Investigación compasión y el altruismo y la educación, con sede en la Universidad de Stanford: http://ccare.stanford.edu/publications/articles).
Incorporar la compasión en el sistema de salud
Durante casi 40 años, he estado explorando maneras de incorporar la compasión en nuestro sistema de salud y en particular en el trabajo de cuidar a los moribundos. Estos esfuerzos dieron fruto en 1994 con la fundación de “Ser con la muerte” (BWD por sus siglas en inglés) programa de formación profesional. Si bien el programa se basa en BWD Upaya Zen Center en Santa Fe, Nuevo México, he tenido el honor de compartir este entrenamiento con miles de profesionales de la salud en todo el mundo.
Durante muchos años, nuestro equipo interdisciplinario compuesto por destacados líderes de la salud y educadores, entre ellos el Dr. Pasternak, Back Dr. Tony, y el Dr. Cynda Rushton, trabajaron juntos en la formación BWD, en la sabiduría, el sentido práctico , y la aplicación la compasión en este programa de gran alcance con el fin de transformar la calidad de vida de un sinnúmero de vidas – y muertes.
Recientemente, en respuesta a la necesidad de herramientas que pueden ayudar a prevenir el agotamiento y trauma secundario en los médicos, desarrollé el modelo “G.R.A.C.E.”.
Capacidades para responder a las necesidades
Esta práctica ofrece a los médicos, enfermeras y otras personas que trabajan en situaciones de estrés una forma sencilla y eficiente para abrir la experiencia de sus pacientes, para permanecer centrados en la presencia del sufrimiento, y para desarrollar la capacidad de responder con compasión.
Este modelo ha funcionado tan bien que ahora estamos adaptándolo de una forma en la que pueda ser utilizado en otros entornos, incluyendo la educación, y otros que se basan en las relaciones de esfuerzo del servicio a los demás.
(Os dejamos el siguiente vídeo, pero os proponemos seguir leyendo y verlo completo al acabar la lectura)
G.R.A.C.E. es una regla nemotécnica que es fácil de recordar, una cualidad importante cuando estamos en medio de una interacción o situación estresante. El recordar los elementos de G.R.A.C.E. nos permitirá ir más despacio y ser más conscientes y responsables en el proceso de interacción con los otros, de forma que la compasión pueda surgir.
Es perfectamente posible utilizar G.R.A.C.E. en las interacciones cotidianas a la vez que ayudar a cultivar más compasión en la vida personal. He aquí cómo hacerlo. El modelo consta de cinco elementos:
1. Reunir atención: enfoque, conexión a tierra, el equilibrio.
2. Recordando la intención: recurso de la motivación.
3. Sintonizarse a sí mismo / otro: resonancia afectiva.
4. Considerando lo que va a ser útil.
5. Acoplamiento: promulgación ética, a continuación, y finalizar.
Puede utilizar la siguiente descripción detallada de cada elemento como un guión de su propia práctica de G.R.A.C.E:
1) Enfoque su atención
Haga pausas, respire, tómese su tiempo para “contactar con la tierra”. Invítese a usted mismo a estar presente por medio de detectar e incorporar un lugar de estabilidad en su cuerpo. Puede enfocar su atención en la respiración, por ejemplo, o en una parte neutral del cuerpo, como las plantas de los pies o de las manos, o descansar en cada uno de ellos. También puede traer a su atención una frase o un objeto.
Puede utilizar este momento de enfocar su atención para interrumpir sus suposiciones y expectativas y permitirse a usted mismo relajarse y estar presente.
2) Recuerde su intención
Recuerde lo que su vida es realmente, que es la de actuar con integridad y respeto de la integridad de todos con los que se encuentre. Recuerde que su intención es ayudar a otros y servir a los demás y abrir su corazón al mundo. Este destello puede suceder en un momento. Su motivación que mantiene en el camino, moralmente conectado con la realidad y conectado a sus valores más altos.
3) Sintonice primero con usted mismo, luego con quien esté interactuando
La primera señal tiene que ser lo que está pasando en su propio mente/cuerpo. A continuación, conecte con el sentido de la experiencia de quién es usted; con el sentido a lo que la otra persona está diciendo, especialmente las señales emocionales: tono de voz, lenguaje corporal. Sienta sin emitir juicios. Este es un proceso activo de investigación, primero de usted mismo, luego de la otra persona.
Abra un espacio en el que pueda desarrollarse el encuentro, en el que se encuentre presente para lo que pueda surgir en usted mismo y en la otra persona.
¿Cómo percibe a la otra persona?, ¿cómo conoce a la otra persona?, ¿cómo la otra persona lo percibe a usted y lo conoce? …esto constituye un intercambio mutuo. Cuanto más rico sea este intercambio, será mayor la posibilidad de desarrollo.
4) Considere lo que realmente le sirve a la otra persona por medio de estar realmente presente para ésta, a la vez que va permitiendo que surjan nuevas ideas y comprensiones.
A medida que se suceda el encuentro, note lo que la otra persona puede estar ofreciendo en este momento. ¿Qué estás sintiendo, viendo, aprendiendo? Pregúntese a usted mismo: ¿Qué es lo que realmente es útil aquí? Aproveche su experiencia y su conocimiento, al mismo tiempo que se mantiene abierto a ver las cosas de una manera nueva.
Este es un paso diagnóstico, y a su vez, uno en el que la comprensión nueva que surge puede llegar a abarcar una categoría no predecible. No saque conclusiones demasiado rápido. Tome un compromiso y actúe éticamente. A continuación, finalizar la interacción y permitir la aparición de la siguiente etapa.
Parte 1: Participe y promueva
La acción compasiva surge del sentido de apertura, conexión y discernimiento que ha creado. Esta acción podría ser una recomendación, una pregunta abierta acerca de los valores, o una propuesta acerca de cómo disponer del tiempo restante con esta persona. Usted puede co-crear con la otra persona una situación dinámica, moralmente conectada a tierra, que se caracterice por la reciprocidad, la confianza, y en consonancia con sus valores y la ética; diseñe las cosas a partir de su experiencia, intuición y perspicacia, y busque un terreno común en consonancia con sus valores y de apoyo mutuo en la integridad.
Lo que surge son los principios de la compasión: reciprocidad, respeto de todas las personas involucradas, a la vez que la práctica y la aplicabilidad.
Estas aspiraciones no siempre se pueden concretar, puede haber conflictos profundamente arraigados en las metas y valores que deben ser abordados desde este lugar de estabilidad y de discernimiento.
Parte 2: Poner fin a la interacción
Marcar el final de la interacción con esta persona; liberarse, dejar ir, exhalar. Reconocer explícitamente cuando el encuentro ha terminado, de forma que usted pueda moverse claramente a la siguiente interacción o tarea, este reconocimiento puede estar marcado por la atención a la propia exhalación. Mientras que el siguiente paso podría ser más de lo que esperaba o posiblemente decepcionantemente pequeño, observe y reconozca lo ocurrido. Sin el reconocimiento de lo que se desarrolló, será difícil dejar ir este encuentro y seguir adelante.
Vivimos en una época en que la ciencia está validando lo que los seres humanos han sabido a lo largo de los siglos: que la compasión no es un lujo, es una necesidad para nuestro bienestar, capacidad de recuperación y supervivencia. Mi esperanza es que el modelo G.R.A.C.E. le ayude a actualizar la compasión en su propia vida y que el impacto de ésta se propague en beneficio de las personas con las que interactúan todos los días, así como muchas otras más.
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