Información clave para nuevos cuidadores (II)
Lo que no te cuentan sobre ser cuidador.
Conócerse a sí mismo
Antes de iniciar la labor de ser cuidador, piensa largo y tendido sobre ti y la situación actual. ¿Tienes el tiempo y la energía necesarios para sumar una nueva responsabilidad a tu vida? ¿Tu trabajo te permitirá tiempo libre para las citas con el médico? ¿Tienes el temperamento o el tiempo para cuidar de otra persona? Ten en cuenta que el cuidado de una persona con demencia va a cambiar todos los aspectos de tu vida. Por lo tanto, debes plantearte ciertas cosas.
¿Por qué eliges ser cuidador?
Sé honesto contigo mismo. ¿Estás eligiendo esto por amor o porque te sientes en la obligación? ¿Es porque vives más cerca que otros miembros de la familia, o tienes una mejor relación con la persona a la que vas a cuidar? Tengamos en cuenta que algunas personas utilizan su posición de cuidador con ánimo de lucro, mientras que otros pueden ver esto como una oportunidad de escapar de sus responsabilidades y tener una excusa para evitar vivir su propia vida.
¿Con qué enfermedad tratas?
Como cuidador, necesitarás saber el diagnóstico, no sólo para entender la enfermedad sino para poder buscar recursos adicionales, como grupos de apoyo, programas educativos, recursos de la comunidad y los servicios de respiro. Para ser un gran cuidador, se necesita conocer el tipo y el estadio de la demencia. Así podrás estar preparado/a para lo que sucederá en el futuro a medida que la enfermedad progresa. No hace falta que de la noche a la mañana te conviertas en un experto en Alzheimer, pero debes leer sobre este tipo de demencia para saber a qué te enfrentas y dar lo mejor de ti.
¿Cuánta atención será necesaria?
El cuidado variará dependiendo de la persona, de sus circunstancias, y de su diagnóstico. En la etapa temprana de la demencia, los cuidados necesarios -por regla general- son fáciles de proporcionar. Unas palabras amables, una sugerencia, una llamada telefónica o una visita es todo lo que ambos pueden necesitar por el momento. Con el tiempo, tendrás que proporcionar una atención más intensiva.
¿Dónde vas a cuidar?
¿Te vas a ir a vivir al domicilio del afectado o al contrario, él/ella va a vivir en tu casa? Esta es otra de las cuestiones a tener en cuenta así como el apoyo familiar que vas a tener. ¿Podrás pedir ayuda a otras personas o familiares para tomar un respiro?
¿Cómo vas a realizar este trabajo?
Ojalá hubiera una respuesta sencilla, pero no la hay. No hay una “talla única” en lo que a cuidados se refiere. Lo que funciona para una persona puede no funcionar para otra. Con el tiempo, como cuidador, tú también vas a cambiar, de igual modo que tu vida y tus necesidades. En definitiva tendrás que mantener una mente abierta y ser paciente. Si hay dos cualidades imprescindibles para ser un gran cuidador son el amor y la paciencia.
En resumidas cuentas, valoremos que no todo el mundo está preparado para ser cuidador. Si sientes ira o rencor, a pesar de tus buenas intenciones, es posible que no seas la mejor persona para este trabajo. Sé honesto sobre cómo te sientes y por qué eliges cuidarlos. A la larga, puede que tengas que hacer lo que es mejor para ti y para ellos.
Fuente: Psychology Today
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