Mucho antes de comenzar con este, mi anterior blog y otros proyectos, los cuales fueron naciendo al mismo tiempo que los síntomas que iba notando en mi Madre, una de las cosas que me llamó la atención fue que ella, de pronto, abandonase la cocina casi de un día para otro.
Ella había compaginado su tarea de madre y esposa con causas sociales, después se licenció en enfermería y siguió compaginando las tareas en aquel Hospital Militar de Melilla con más causas sociales y su familia, su verdadera pasión.
El comienzo
Un día, estando a su lado, después de pedirle que me ayudase a elaborar uno de sus platos preferidos, me di cuenta de que no sabía hacer esa receta que llevaba toda la vida cocinando, pues a todo lo anteriormente dicho, añado que era una excelente cocinera en todos los aspectos, incluída la respostería.
Ahí fue cuando me di cuenta de que algo estaba pasando. Ni sus fallos de memoria, ni sus despistes, nada de eso me llamó la atención, ya que siempre fue una mujer que tomaba notas, que desde pequeña se despertaba a las 4 de la mañana para estudiar antes de cada examen y llegaba el colegio en el coche de su padre o el chófer de mi abuelo, con los libros en la mano repasando hasta el último momento antes de los exámenes.
¿Por qué iba a llamarme la atención que pasados los 65 años su memoria le siguiese fallando, si eso era lo habitual? ¿Cierto?
¿Presíntomas?
En algunas otras entradas os hemos hablado de «presíntomas». Incluso hace unos días hemos creado una encuesta en el «Café del Alzheimer» para tratar de recopilar esos síntomas y presíntomas, pues nuestra idea es cotejarlos con miles de cuidadores y llamar la atención sobre esos otros síntomas desconocidos o no habituales y encontrar una conexión que lleve a los especialistas y a los familiares a un diagnóstico temprano y no cuando la enfermedad se ha asentado y ya la medicación es poco efectiva.
Quizá algún día logremos reunir suficientes datos sobre esos otros síntomas, algunos oficialmente no descritos y a través de ellos se avance en el diagnóstico y no se pierda tanto tiempo como está ocurriendo ahora y desde hace muchos años. Ojalá.
¿Y por qué esta introduccción hoy..? pues porque os vamos a hablar de cocina y de los beneficios de no perder esa sana costumbre o de recuperar capacidades volviendo a meterles en la cocina a hacer platos aunque sea sencillos o incluso a colaborar en tareas pequeñas pero que pueden ser muy satisfactorias para ellos, y porqué no, para nosotros al verles emocionarse o recordar sus tiempos… y seguir sintiéndose útiles.
La Actividad Agradable del Cocinar: Involucra a tu Familiar en la Cocina (I)
Los beneficios cognitivos, emocionales y otros relacionados con la salud de cocinar para las personas con enfermedad de Alzheimer, cómo crear un ambiente seguro para cocinar y hornear, las maneras que los cuidadores pueden ayudar a hacer esta actividad agradable y abordando los retos alimentarios que pueden surgir entre las personas que sufren de la enfermedad de Alzheimer.
En esta entrada analizaremos los beneficios para la salud de involucrar en la cocina al enfermo de Alzheimer, para que pueda seguir participando en esas actividades que alguna vez fueron agradables.
Estas actividades a menudo pueden aliviar el estrés y los problemas de comportamiento en el enfermo así como eliminar los episodios de angustia y frustración en sus cuidadores.
Debemos de encontrar la manera de hacer estas actividades agradables y funcionales para la persona con deterioro cognitivo. Esta actividad placentera puede reanudar el interés perdido, a manetener el sentido del sí mismo y el sentido del propósito.
Al permanecer activos y continuar haciendo las cosas que alguna vez disfrutaron, las personas con alzhéimer a menudo son capaces de mantener sus habilidades e independencia por más tiempo. Este planteamiento, por lo tanto, esboza muchos de los beneficios de mantenerse activo e involucrado para las personas con la enfermedad de Alzheimer.
Actividades instrumentales de la vida diaria (AIVD)
La labor de cocinar es una de las actividades instrumentales de la vida diaria (AIVD) y a medida que la enfermedad progresa paulatinamente se va perdiendo. Los cuidadores suelen tener un papel cada vez más importante en ayudar con estas actividades a medida que avanza implacablemente la enfermedad.
Este recurso ofrece una explicación muy útil de cómo el papel del cuidador puede evolucionar con el tiempo y cómo permitir que una persona con la enfermedad de Alzheimer mantenga la mayor independencia posible en el tiempo. De la misma forma, el cocinar, ayuda a los enfermos a conectarse con el mundo que los rodea.
¿Qué beneficios a nivel emocional proporciona esta actividad?
Los beneficios emocionales de cocinar con la enfermedad de Alzheimer consideran tales como facilitar interacciones personales positivas, la capacidad de las rutinas familiares para agitar y rescatar recuerdos y la capacidad de mantener un sentido de la autoestima y la independencia. Esta actividad puede despertar recuerdos, ayudar a construir y fortalecer vínculos emocionales y conexiones con los demás (el cuidador y el resto del núcleo familiar), ayudarles a sentirse más comprometidos con la vida e incluso reducir los sentimientos de estrés, ansiedad o irritabilidad, que a menudo causa la enfermedad de Alzheimer.
A nivel instrumental, el cocinar ofrece orientación para planificar actividades que puedan ayudar a los cuidadores a comprender cómo incorporar actividades significativas que ayuden a lograr estos objetivos en las rutinas. De esta misma manera, muchas actividades para las personas con Alzheimer están diseñadas para ayudar a mantener las habilidades de una persona, su dignidad y la autoestima.
Fuente: Culinary Schools. The benefits of cooking with Alzheimer’s: A caregirver’s guide. (En inglés)
Ver segunda parte: https://wp.me/p2Sl2D-cfj
Douglas dice
Es interesante notar que la apatía en el enfermo de Alzheimer logra hacer que no le interese realizar actividades que antes le eran naturales y agradables, nosotros en casa extrañamos mucho la sazón que ella ponía en sus platillos y a pesar que siempre tratamos de involucrarla en la preparación ya no tiene el interés de hacerlo, pero gracias a Dios no pierde el interés en disfrutar de la comida aunque el gusto por algunos alimentos haya cambiado. Ahora por ejemplo ya no le gustan las cebollas encurtidas que tanto disfrutaba.