¿Qué habilidades ‘mágicas’ tienen los cuidadores de personas dependientes?:
Paciencia, valor y conocimiento.
Al hablar de personas en situación de dependencia, generalmente con enfermedades crónicas (como pueden ser el Alzheimer o la Esclerosis Múltiple, entre muchas otras), nos centramos siempre en el desgaste de sus cuidadores, en el agotamiento físico y psicológico de estas personas, que luchan todos los días con uñas y dientes para hacer de la vida de las personas dependientes, una vida mejor.
Sin embargo, en este ensayo vamos a centrarnos en la habilidad de estos cuidadores, la importancia de esta y sus componentes, para procurar, entre otras cosas, fomentarla.
La habilidad actúa como protector de la calidad de vida de las personas dependientes y colabora directamente con el bienestar de la persona en todos los ámbitos de su vida, haciendo de ella una vida digna y tranquila.
Estas abarcan dimensiones cognoscitivas y actitudinales, que podemos identificar por indicadores de conocimiento en el área del cuidado, en el valor para afrontar los días y la enfermedad de esa persona cercana y, sobre todo, de paciencia y mucho cariño. Las podemos medir simplemente por la mera observación en el día a día de cuidador-paciente, o con la comunicación directa con cada persona.
El término de cuidadores familiares engloba a personas, generalmente adultas, con parentesco o cercanía que asumen el rol y la responsabilidad de cuidar de un familiar, con enfermedad crónica que lo hace discapacitado, participando activamente en la toma de decisiones y realizando actividades del día a día, procurando complementar la disfunción de la persona cuidada y procurando su integración y adaptación.
La búsqueda de la solución más efectiva a la hora de hablar del cuidado de personas en esta situación, debe basarse en la prevención, retardo de la aparición, y sobre todo, lo más importante, evitar la complicación de la enfermedad (donde será crucial la muestra de afecto, comprensión de la discapacidad y paciencia, mucha paciencia).
El ambiente muestra influencia también en la formación de la habilidad, aunque de una forma más indirecta. Se ha demostrado la relevancia del soporte social, la naturaleza y calidad de las relaciones con la familia. En los momentos de crisis es cuando más impacta la importancia de la cercanía y afecto hacia el paciente.
También sabemos del impacto, que puede tener el apoyo profesional (médico y psicológico) y el propio conocimiento de la habilidad para el cuidado. Este último es importante ya que imaginar a un ser querido en una situación de dependencia puede hacernos sentir que somos incapaces de cubrir sus necesidades o aportarles lo necesario para conseguir hacer su día a día más ameno.
Podemos hablar de cuatro supuestos, cuando nos centramos en la habilidad de un cuidador:
• Es multidimensional.
• Todos los individuos tienen la capacidad para llegar a ser cuidadores, independientemente de su género o edad.
• El cuidado se puede aprender en prácticamente toda su totalidad, de ahí que todos podemos llegar a ser aptos como cuidadores.
• El cuidado se puede cuantificar.
Las personas que tienen grandes dominios afectivos y cognitivos, con altas puntuaciones para el cuidado (paciencia, valor y conocimiento), pueden ser personas mentoras de otras que tengan estas puntuaciones más bajas.
La actitud de compromiso, una auténtica presencia, responsabilidad y el crecimiento, sobre todo el mutuo, con el paciente, refleja a un hábil cuidador y con gran destreza en el ámbito.
Como conclusión, se debe destacar las aptitudes, potenciales, funciones y beneficios, aunque también riesgos, en la salud, que puede tener el asumir el rol de cuidador, y también en la persona cuidada. Desgraciadamente no se ha estudiado lo suficiente este ámbito, a pesar de los avances en la última década, tanto beneficios como riesgos no se saben concretar todavía con exactitud. Por otra parte, hacer hincapié también en la formación de las personas, ya que el conocimiento es clave para la habilidad, y cualquier persona nos podemos ver en cualquier momento de nuestra vida, tanto a ser cuidado, como a ser cuidador, por lo que siempre hay que tener en cuenta la frase de ‘’cuida a los demás como te gustaría que te cuidaran a ti’’, y más cuando hablamos de personas cercanas o familiares de los que estaríamos seguros que harían cualquier cosa por vernos bien.
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