Dependencia
Adm. Estado de carácter permanente en que se encuentran las personas que, por razones derivadas de la edad, la enfermedad o la discapacidad, y ligadas a la falta o a la pérdida de autonomía física, mental, intelectual o sensorial, precisan de la atención de otra u otras personas o ayudas importantes para realizar actividades básicas de la vida diaria o, en el caso de las personas con discapacidad intelectual o enfermedad mental, de otros apoyos para su autonomía personal.
Ley 39/2006, de 14-XII, de Promoción de la autonomía personal y atención a las personas en situación de dependencia.
El futuro de las dependencias
La generación del baby boom, la más numerosa de la historia, envejece. A pesar de la pandemia de coronavirus, y con permiso de otras que pudieran llegar después, en las próximas tres décadas este tsunami demográfico, consecuencia del descenso sostenido de la natalidad y de una reducción drástica de la tasa de mortalidad, se hará cada vez más acusado.
Previsiones 2050
En 2050 un tercio de la población mundial tendrá más de 65 años. En este sentido España se enfrenta a un desafío extraordinario al ser uno de los países más longevos del mundo encontrándonos con que este fuerte envejecimiento de su pirámide demográfica generará sin duda, importantes retos sociales y económicos ya que las necesidades de cuidados de larga duración de la población crecerán exponencialmente en las próximas tres décadas, sobre todo los relacionados con la dependencia. Este desafío exige por lo tanto, repensar el modelo sociosanitario y una fuerte inyección económica para evitar que se resquebraje el estado de bienestar español.
Desde hace cuatro décadas la supervivencia avanza de forma continuada, de tal manera que a principios del siglo XIX la población española tenía una esperanza de vida al nacer de apenas 35 años. Hoy, está por encima de los 83 años y es la tercera más alta del mundo, solo superada por Suiza y Japón. De aquí a 2050 habrá vuelto a crecer en torno a tres años más, hasta casi los 90 años para las mujeres y 85 años para los hombres, pudiéndose afirmar que “la población española va a vivir mucho más de viejos que de jóvenes” como dice la socióloga María Ángeles Durán, profesora de investigación en el CSIC.
Más dependencia
Nos encontramos así que, aunque la mayoría de la población hasta los 74 años considera que su estado de salud es bueno o muy bueno, más años de vida implican más dependencia, y cada vez más severa. El envejecimiento de la población aumentará considerablemente las posibilidades de desarrollar enfermedades degenerativas y neurodegenerativas o demencias tipo Alzheimer por lo que el número absoluto de personas mayores dependientes de cuidados crecerá a la vez que también serán más las dolencias crónicas en los próximos años. Todo esto traerá consigo una necesidad incipiente de cuidadores profesionales que tendrán un peso sustancial en la sociedad española siendo una realidad abrumadora en la que el sector público juega un papel protagonista junto con el sector privado ya que hasta el momento, el sistema de dependencia en España se desarrolla mediante un esquema mixto de financiación.
No es por alarmar pero la bomba demográfica está aquí y no solo pondrá contra las cuerdas al estado de bienestar español sino que barrerá el planeta. Las personas de 60 años o más ya superan a los niños menores de cinco años y para 2050 una de cada cinco personas estará en esa franja de edad y el número de mayores de 80 años se triplicará. Aunque es importante tener presente que la pandemia ha modificado demográficamente algunos países con índices de mortalidad más alta en la población de más de 80 años, este es el demoledor mapa del envejecimiento que requiere que los estados actúen. “El desafío exige una respuesta integral que de momento no ha llegado ya que en el 2020 solo un 49% de los países habían reportado tener una política o estrategia de cuidados a largo plazo” según reseña de Mercedes Abades profesora y representante de la OMS. España se encamina a una crisis de los cuidados si no toma medidas ya, incluyendo el gobierno en su agenda política un plan de choque para el refuerzo de la economía de los cuidados y las políticas de inclusión que no se acaba de formalizar por lo que queda mucho por hacer ya que su sistema de atención a la dependencia, Ley de Dependencia aprobada en el 2006 y conocida como el cuarto pilar del estado de bienestar, quince años después, está falto de financiación dejando sin cobertura a miles de personas, lo que provoca que una parte de los cuidados recaiga en el entorno familiar y, en menor medida, sobre el sector privado al que la pandemia no ha hecho más que poner en evidencia sobre las carencias de este modelo especialmente en las residencias.
El limbo de la dependencia, personas con derecho pendientes de recibir servicio o prestación, es uno de los mayores fracasos del sistema teniendo en su contra el excesivo tiempo medio de tramitación de expedientes que en algunas comunidades autónomas puede superar el año y medio de espera. “Se mueren cerca de 174 personas al día con la ayuda aprobada. Estamos fallando como sociedad”. Son palabras sin tapujos de Cristóbal Valderas, presidente de la empresa Clece.
Este asunto se ha convertido en un arma arrojadiza política ya que la financiación estatal se ha estancado tras los recortes de la inversión pública frenando así un plan de choque necesario que reduzca las listas de espera, mejore los servicios de atención domiciliaria y residencial a la vez que mejore las condiciones laborales de los trabajadores del sector.
Cumplir años y aumentar la esperanza de vida es un gran logro de la sociedad actual avanzada y es obligación de los gobiernos vigilar y mantener el estado de bienestar de sus ciudadanos cada vez más obligados a cubrir estas carencias a través de empresas privadas que no siempre están a la altura y alcance de todas las economías recayendo como siempre todo el peso de los cuidados en la propia familia.
Reedacción: Antonia Garcia Cuevas / Alzheimer Universal
Ayúdanos a mejorar…Escribe aquí tu comentario!