En los últimos tiempos se están sucediendo continuamente nuevos estudios de investigación sobre la enfermedad de Alzheimer que, a primera vista y para un neófito en la materia, pueden resultar, cuando menos, de lo más curiosos, sobre todo por lo sorpresivo de sus enfoques y planteamientos.
«La investigación en el Alzheimer y su importancia para la detección precoz de la enfermedad» ha sido el lema elegido por Ceafa este año en el marco de la celebración del Día Mundial del Alzheimer. Investigación que ha de ser tanto biomédica como social, ya que es un pilar esencial para la mejora de la calidad de vida de las personas afectadas y de sus familias y/o cuidadores.
Destaca esta entidad que la clave está en impulsar la cultura de investigar para poder actuar de manera concreta y específica a lo largo del itinerario de la demencia.
Estudios curiosos de Investigación sobre Alzheimer
Entre estos nuevos estudios que se están llevando a cabo detallaremos algunos que nos han llamado la atención particularmente a continuación:
1.- Pesadillas y Alzheimer
Según un estudio realizado en la Universidad de Birmingham tener pesadillas frecuentes durante la mediana o avanzada edad puede estar relacionado con un mayor riesgo de desarrollar demencia. En este estudio han participado más de 600 personas de entre 35 y 64 años y 2600 personas de 79 años o más. Todos los participantes estaban libres de demencia al inicio del estudio y se les realizó seguimiento durante una media de nueve años para el grupo de mediana edad y cinco años para los participantes de mayor edad.
Entre otras cosas, se descubrió que los participantes de mediana edad que experimentaban pesadillas cada semana tenían cuatro veces más probabilidades de experimentar deterioro cognitivo, precursor de la demencia, durante la década siguiente. Por su parte los participantes de mayor edad tenían el doble de probabilidades de ser diagnosticados con demencia.
Curiosamente, la conexión entre las pesadillas y la futura demencia era mucho más fuerte para los hombres que para las mujeres. Por ejemplo, los hombres mayores que tenían pesadillas todas las semanas tenían cinco veces más probabilidades de desarrollar demencia en comparación con los hombres mayores que no tenían pesadillas. En las mujeres sin embargo, el aumento del riesgo era solo del 41%.
En general, estos resultados de esta investigación sugieren que las pesadillas frecuentes pueden ser uno de los primeros signos de demencia que pueden preceder al desarrollo de memoria y habilidades de pensamiento durante varios años o incluso décadas. Por otra parte, no es descabellado sospechar que tener malos sueños y pesadillas con regularidad sea incluso una causa de demencia.
No obstante, la buena noticia es que las pesadillas que se suceden de manera recurrente son tratables y ya se ha demostrado que el tratamiento médico de primera línea para las pesadillas disminuye la acumulación de proteínas anormales relacionadas con la enfermedad de Alzheimer. También ha habido informes de casos que muestran mejoras en la memoria y las habilidades de pensamiento después de tratar las pesadillas.
Estos hallazgos sugieren que el tratamiento de las pesadillas podría ayudar a ralentizar el deterioro cognitivo y prevenir el desarrollo de la demencia en algunas personas. Por lo tanto, esta investigación podría proporcionar nuevas oportunidades para diagnósticos más tempranos y posiblemente intervenciones más tempranas, a la vez que podrían arrojar nueva luz sobre la naturaleza y función del misterioso fenómeno que llamamos sueño.
2.- Hurgarse la nariz y Alzheimer
Otro estudio curioso nos dice que hurgarse la nariz puede provocar la aparición tardía de la enfermedad de Alzheimer ya que las bacterias pueden llegar al cerebro a gran velocidad a través de la nariz.
Este estudio, realizado en la Universidad de Griffith, Australia, sostiene que el nervio olfativo de la nariz está directamente expuesto al aire y ofrece un camino corto al cerebro que pasa por alto la barrera hematoencefálica. Sería por lo tanto, un trayecto que los virus y las bacterias han detectado como una ruta fácil hacia el cerebro. Los investigadores apuntan en su estudio, publicado en Scientific Reports, que el vínculo entre la infección del sistema nervioso central por Chlamydia pneumoniae y la demencia de inicio tardío se ha vuelto cada vez más evidente.
Este tipo de infección está demostrado que puede desencadenar patologías en el cerebro de los ratones muy parecidas a la enfermedad de Alzheimer. La evidencia también es potencialmente aterradora para los humanos. El equipo ya está planeando la próxima fase de investigación que tiene como objetivo demostrar que existe el mismo camino en los humanos.
Lo que sí sabemos ya es que estas mismas bacterias están presentes en los humanos y los expertos aconsejan cuidar el revestimiento de la nariz, no pellizcarse ni arrancarse los pelos. También señala el estudio que las pruebas de olfato pueden representar un gran potencial como detectores de la enfermedad de Alzheimer y la demencia y sugiere que, a partir de los 60 años podrían ser beneficiosas para un diagnóstico temprano y poder abordar así los tratamientos para ralentizar la progresión del deterioro que conlleva la enfermedad.
3.- Higiene bucal y Alzheimer
Según un estudio publicado en Science Advances del équido investigación de Potempa, un microbiólogo de la Universidad de Louisville, en Estados Unidos detectó un patógeno propio de las periodontitis crónicas en el cerebro de pacientes con Alzheimer. En este estudio se parte de la idea de que el sistema inmunológico está implicado en el inicio y progresión de la enfermedad de Alzheimer y, a medida que envejecemos, nuestro sistema inmunológico se vuelve menos eficaz.
En este sentido, se sabe que una fuente importante de infección bacteriana crónica en la enfermedad de Alzheimer es la boca. Numerosas investigaciones posteriores han desvelado la estrecha relación entre Alzheimer y periodontitis que podría explicarse de manera bidireccional: por un lado el deterioro cognitivo progresivo limitaría los hábitos de higiene bucodentales, afectando a la salud oral; y por otro, el proceso inmunoinflamatorio crónico y la inflamación sistémica secundaria a la periodontitis podría inducir fenómenos neuroinflamatorios que favorecerán la enfermedad de Alzheimer.
Estas investigaciones recientes, llevadas a cabo en la Facultad de Odontología de Santiago de Compostela, sugieren que la infección bacteriana profundamente arraigada en el margen de la encía puede, en última instancia, representar una amenaza para la función cognitiva en el cerebro.
Se cree que estas bacterias orales ingresan al torrente sanguíneo desde las encías inflamadas, donde desencadena la liberación de moléculas inflamatorias que luego aumentan la filtración de la barrera hematoencefálica. Esto permite que las bacterias y sus toxinas ingresen al cerebro mismo, donde pueden causar daño cerebral.
Desde la SEPA, sociedad española de periodoncia y osteointegración también se recuerda que en las personas diagnosticadas con enfermedad de Alzheimer, la supervisión de un familiar o cuidador es fundamental para evitar desarrollar enfermedades bucodentales.
Estos son solo algunos de los estudios de investigación que se están llevando a cabo en los últimos años. Sin duda hay muchos más que iremos presentando, si es de interés, en futuras publicaciones.
Porque la investigación y la colaboración entre investigadores es fundamental para desentrañar las causas y consecuencias de una enfermedad tan devastadora y hasta ahora incurable; pero no intratable.
Fdo: Antonia G. Cuevas
Colaboradora y divulgadora en AU
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