Síndrome del cuidador quemado
¿Qué es el síndrome del cuidador quemado?
Una de las formas de estrés que ha suscitado mayor interés en los últimos decenios ha sido la conocida como el “síndrome del cuidador quemado” o Burn Out, caracterizado por un estado de agotamiento físico, emocional y mental producido por haber cuidado durante períodos estables, de extensa duración y de alta implicación, a personas dependientes.
Síntomas del Síndrome del Cuidador Quemado
Los síntomas más comunes y que pueden ayudarnos a tomar las medidas oportunas son:
- La sensación de agotamiento y el sentimiento de no disponibilidad de recursos emocionales para reaccionar ante las situaciones que se producen en el entorno, junto con la percepción de incapacidad para seguir afrontando las responsabilidades (“Agotamiento emocional”).
- El trato despersonalizado, con una cierta desconexión emocional y mecanización de la labor que se desempeña (“Despersonalización”).
- La tendencia a generar autopercepción negativa respecto de las competencias y posibilidades de éxito (“Deterioro de la percepción de autoeficacia”).
- Disminución de la autoestima, depresión, irritabilidad, ansiedad, fatiga, insomnio, perturbaciones gástricas, etc.
- Deterioro de la calidad de las relaciones interpersonales (amigos, familia, colegas, etc.).
- Disminución del rendimiento, insatisfacción con la tarea, etc.
¿Cómo evitar la aparición del síndrome del cuidador quemado?
Las medidas de actuación para evitar y/o aliviar la aparición de este síndrome los propone la Asociación Psicogeriátrica Internacional (IPA, 2000), en concreto, los generados por los trastornos conductuales y psicológicos asociados a la demencia:
- Cambio de actitud, empatía, adaptabilidad ante los cambios.
- Entender las causas y significados de determinadas conductas.
- Expectativas realistas respecto a las capacidades de la persona enferma.
- Tolerancia ante ciertas conductas problemáticas.
- Compromiso de mantener a la persona enferma en las actividades diarias.
- Fomentar la dignidad y autoestima de la persona enferma permitiendo un cierto grado de control sobre su vida y su entorno.
- Preocupación auténtica por el bienestar de la persona enferma.
- Respeto a su persona, a sus sentimientos e intereses.
- Sentido del humor, capacidad para expresar sentimientos, creatividad en el manejo de los problemas conductuales y capacidad de detección de los desencadenantes.
- Voluntad de mejora permanente. El cuidador perfecto no existe y cada día se aprende algo nuevo.
Fuente: Know Alzheimer
Paty dice
Quisiera me ayudarán con algo que me quema el alma pero tengo que hacer la pregunta. Cuide a mi padre de este mal. Perdímos la batalla hace 8 años, y hoy día me toca mi madre. Pero desgraciadamente me diagnosticaron hace 2 años con cáncer pulmonar fase 4. Me canso muchísimo, me falta el aire y la verdad ya no soy la misma de hace 10 años. Amo a mi madre y quiero ser yo la que la cuide pero me canso y al llegar la noche caigo muerta literal, mi pregunta es que me aconsejan. Pero no quiero dejar a mi madre a cargo de nadie. Gracias por su atencion
GRUPO Alzheimer dice
Hola Paty, siento leer lo que nos cuentas. No sé muy bien qué responderte, porque la mejor opción está dentro de ti. Tu debes estar al 100% para ti, y no puedes repartir el 50 para cada uno si con ello te perjudicas y no llegas a cuidar bien de tu Madre, lo mejor es que busques ayuda, ya sea contratando a alguien para que aporte ese 50% que tu no puedes y no debes dar, y como última o segunda opción pensar en ingresarla. Todo esto suponiendo que estés sola, tú y ella. Si no hay colaboración familiar, ni vecinos ni amigos que puedan ayudarte, que sería lo ideal, no dudes en el ingreso. No te sientas mal por ello. Lo tuyo seguro es reversible, lo de ellos no. Piensa en ti por favor.
Ps: no entindo mucho o nada de cánceres, pero debes mirar por ti en estos momentos y no sobreesforzarte. Medicarte, cero estrés y ser positiva !!! Estamos lejos, pero estamos contigo.