Edadismo y envejecimiento activo
Según Rosa María Calaf
La edad no es más que un número
La periodista Rosa M Calaf, en una entrevista realizada recientemente en la radio en el programa A tres bandas, se muestra muy crítica con el edadismo instalado en nuestra sociedad. Este es un concepto que se ha puesto de moda en la actualidad y que se corresponde con lo que se conoce como discriminación por razón de edad. El edadismo nos dice, esconde profundos prejuicios hacia las personas mayores y una de sus manifestaciones es “que a la gente mayor se la considera un grupo homogéneo y eso supone un desprecio». La que fuera corresponsal de TVE por medio mundo afirma que hay que ver la vejez como una etapa distinta y disfrutarla. Para evitar este tipo de discriminación propone que se propicie el diálogo intergeneracional.
Edadismo: La edad no es más que un número
Si el edadismo es tratar a alguien de menos (menospreciar) por su edad, las personas de la generación de Rosa, lo han sufrido dos veces: la primera porque cuando eran jóvenes no estaba bien visto ser joven y se les consideraba solo aprendices de adultos; y la segunda, en la vejez. De tal manera que tienen un cierto recuerdo de lo que es discriminar por edad.
El hecho de ser mujer agrava el problema, apunta la periodista, “de joven te dicen: y esta dónde va? Y de mayor te dicen: y esta vieja adónde va? Esto en mi generación lo hemos sufrido mucho pero también te hace fuerte en el sentido de que te prepara para ello. Y eso es una suerte, en muchos de los casos porque creo que uno de los graves problemas es que no se nos prepara en nuestra sociedad para ser mayor».
Discriminación, esa es la cuestión
Nos encontramos además con que el edadismo es una discriminación que cuenta con el apoyo de muchas personas mayores. Esto es destacable porque es como el rechazo de algunas mujeres al feminismo: “si yo a esta edad no puedo o no quiero, tú tampoco». Que es más frecuente que decir como debería serlo: “si esa puede, tal vez yo también pueda», apostilla Rosa María Calaf. O sea que hay complicidad de las personas mayores ante esta discriminación.
Otro punto importante clave es que se considera a la gente mayor o de más edad como un grupo homogéneo como si todas las personas mayores fueran iguales y realmente no es así. “Y eso significa una cierta minusvaloración, un cierto desprecio», en palabras de la entrevistada: “una cierta falta de querer mirar en lugar de tragarse el estereotipo».
Es verdad que tenemos que redefinir continuamente el concepto de ser mayor hoy en día porque claramente hay que sacudirle esa imagen negativa, esas limitaciones imaginarias, es decir, es cierto que evidentemente con el paso de los años hay un cambio y que efectivamente la edad y la salud van cambiando. Pero hay que verlo como una etapa distinta y adaptar y aprovechar las oportunidades que tiene esa edad y disfrutarla al máximo.
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Microedadismos
Sin embargo, esa redefinición parece que no acaba de llegar y no acaba de llegar ni siquiera oficialmente. Puede parecer una anécdota pero es un microedadismo más el hecho de que por ejemplo, cuando vas a renovar el carnet de identidad, a partir de cierta edad, la fecha de caducidad que aparece en el mismo es en 9.999. “Esto es absolutamente incomprensible» nos dice la periodista, “además de indignante que se considere que una persona mayor de 70 años ya no merece la pena darle un carnet de identidad renovable como si además eso fuera una cosa complicadísima de hacer. Es una cosa absurda».
O sea que tenemos dos cosas que hacer, dos campos de trabajo, según Rosa María Calaf; por un lado convencer, hacer ver este asunto de la discriminación por edad, del edadismo a las personas de edad que son conniventes con la discriminación y también al resto de la población que no lo ve o no es consciente todavía, desde los más jóvenes a los maduros.
Edadismo
Este asunto del edadismo del que hablamos en estos términos de manera reciente es hijo de la modernidad, de estos tiempos. Está claro que la expectativa de vida también influye, ha aumentado considerablemente, se ha pasado de unos 70 a 80 y tantos años. Esta homogeneidad no se da en todos los países por igual, ya que por desgracia el poder adquisitivo determina el acceso a los avances de la medicina, de la educación, de la higiene, etc.
Este tipo de condicionantes están ahí, no hay que olvidarlo, pero digamos que la gran mayoría de las personas de nuestro entorno no tienen por qué sentirse limitadas. Hace años había una limitación clara que era una cuestión de capacidad física pero cuando eso desaparece lo que no tiene sentido es pensar que también hay incapacidad mental porque eso no es cierto en absoluto y esto no es un tema que esté en el debate excepto en determinados ámbitos.
La gente joven por lo general no lo tienen en cuenta, lo cual es un error tremendo porque igual es fundamental para las nuevas generaciones el que se propicie el diálogo intergeneracional. Ese estereotipo está ahí, continúa afirmando la periodista, la negatividad, la infantilización, esa idea de que ya qué puedes aportar y todo eso es tremendamente negativo desde incluso un punto de vista egoísta por parte de la gente joven.
Avanzamos, pero lentamente
“Hay mucho que hacer» sentencia la periodista. “Se está haciendo algo afortunadamente y de un tiempo a esta parte hay bastante movimiento en todo eso pero no lo suficiente porque no está en el debate definitivamente. Gracias a la ciencia cada década ganamos más años de vida. Pero seguimos aplicando leyes no escritas que dicen: a esta edad esto, a esta otra edad esto otro. Cuando alguien desobedece pues tendemos no a aplaudir, que sería mucho pedir, sino que tendemos a criticar a quien desobedece esas leyes no escritas y que serían seguramente aptas para otros tiempos pero que hoy en día no lo son”.
Continúa la entrevistada afirmando que hay incluso una tendencia a la ridiculización de aquellos mayores que tienen esas actitudes que tendrían que ser vistas con la mayor normalidad y que sin embargo son apreciadas como una extravagancia. Esto contribuye a que cada vez sea más difícil recuperar la autoestima porque además los medios de comunicación que tienen una extraordinaria responsabilidad lógicamente en esto como en tantas otras cosas a través de la creación de un tipo de imagen que refleja al mayor no como es sino como se supone o nos imaginamos que debería ser y que no coincide en absoluto con el momento actual.
“Toda la vida las personas han sido capaces de tomar decisiones y han ido avanzando en las distintas etapas, entonces ¿por qué a determinada edad ya no?»
Se trataría por tanto de redefinir el concepto y cambiar la imagen privada y pública de las personas de mayor edad y al mismo tiempo darnos cuenta de que hay que hacer una reforma del calendario de la vida social de las personas mayores y de que tienen el derecho de decidir por sí mismos lo que quieren hacer con sus vidas. “Toda la vida las personas han sido capaces de tomar decisiones y han ido avanzando en las distintas etapas, entonces ¿por qué a determinada edad ya no?» se pregunta la Calaf.
Promover el envejecimiento activo
La edad ordinaria de jubilación en España es a los 65 años y va aumentando lo que supone la entrada en el colectivo de clases pasivas lo que implica algunos cambios. En otras sociedades distintas a la nuestra, por ejemplo Japón es interesante lo que se está intentando hacer que son unas transformaciones importantes en su patrón de costumbres y de actitudes sociales y una de ellas es esa, la del envejecimiento activo. Se anima mucho desde las instituciones a alargar la edad de trabajo, a trabajar incluso después de la jubilación.
Hay una parte que no podemos obviar, continúa la periodista, y es el hecho de que las pensiones resultan cada vez más insuficientes viéndose cada vez mayor número de personas obligadas a tratar de buscar algún tipo de aporte suplementario. Pero al margen de este puro interés económico, en este sentido hay una voluntad de incentivar a las empresas que contratan jubilados al no penalizar cómo se hace aquí el hecho de que alguien tenga un trabajo suplementario al márgenes su pensión, controlando además para que sea así.
Incentivos positivos
Se incentiva también la creación de pequeñas empresas por ejemplo de cultivo ecológico existiendo programas donde participan las personas mayores de zonas rurales de estos cultivos y en la confección de mermeladas así como en el mantenimiento de viejos oficios, etc. Según una encuesta reciente el 63% de los japoneses adultos planean algún tipo de trabajo remunerado para después de jubilarse.
En Australia también se están implicando en desarrollar el envejecimiento activo aunque quizá aquí la tendencia es más hacia el voluntariado en el sentido de tener a muchísimas personas de más edad participando como una importante parte de la fuerza laboral en bibliotecas, en guarderías, en museos, etc. y “esto no supone que se estén quitando puestos de trabajo porque son complementarios y eso se potencia y está muy bien visto», asegura la periodista viajera, ya que permite a mucha gente que quizá no se lo había planteado, el cambiar el concepto del tiempo e incluso conocerse mejor y de descubrir nuevas habilidades.
“Es tremendamente positivo, continúa, porque además se comprueba que las personas activas normalmente a efectos de costo sanitario tienen un costo significativamente inferior. Realmente el sedentarismo no es nada sano».
Conclusiones
Como conclusión podemos afirmar que hacerse mayor en el siglo XXl, es decir, cumplir muchos años es como hacer un viaje en el tiempo, hay que adecuarse, hay que cambiar de perspectiva y hay que conquistar un terreno de felicidad que es posible y que está ahí. No conviene ignorarlo y mientras tanto, nos recuerda Rosa María, si echamos un vistazo a Biden por ejemplo en los medios de comunicación se destaca el tropezón en lugar de lo que deberíamos destacar a la vez que tendemos a glorificar con demasiada frecuencia la imagen de la juventud y la apariencia en otros líderes mundiales con demasiado ahínco quizás.
Antonia G. Cuevas
Ex-cuidadora
Monitora de Terapia Ocupacional
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