El CSIC mete la mano en la hucha de los científicos para poder sobrevivir
- El presidente del Consejo Superior de Investigaciones Científicas cancela los ahorros de sus más de 100 institutos con anterioridad a 2012
Un artículo de Nuño Dominguez | 03/07/2013
El mayor organismo de investigación del país se ha visto obligado a usar los ahorros de sus científicos para “socializarlos” y garantizar la viabilidad de la institución hasta otoño. En una carta del secretario general del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) remitida ayer a los directores de los más de 100 centros de I+D que componen este organismo y a la que ha tenido acceso Materia se explica que parte de los ahorros de cada centro quedan “cancelados” y detallan las cuantías máximas de presupuesto con las que podrán contar cada uno de los institutos.
La medida hace “tabla rasa” entre los diferentes institutos, según explica la propia carta, firmada por el secretario general del CSIC, Alberto Sereno Álvarez. Esto quiere decir que el dinero disponible se repartirá “sin discriminar entre unos institutos y otros en función de la gestión desarrollada en los años anteriores” o “las medidas de ahorro y planificación del gasto adoptadas”. En otras palabras: “Socialización de los remanentes [ahorros]”, según explicó el propio presidente del CSIC, Emilio Lora-Tamayo, en una reunión con los directores de los centros del CSIC el pasado jueves y que puede verse íntegra en YouTube. La medida hace desaparecer los ahorros de cada instituto anteriores a enero de 2012 y supone que muchos grupos de investigación no dispondrán de un “colchón” de dinero con el que ya contaban para poder pagar el sueldo de investigadores de élite, como los del programa Ramón y Cajal, denuncian algunos científicos.
“Los remanentes son el dinero de todos”, resumía Lora-Tamayo en su intervención, en la que resaltó la emergencia en la que ha vivido la institución que dirige en los últimos años hasta el punto de decir que “nunca han peligrado los salarios, pero sí el cierre de la institución”. La carta de ayer incluye una resolución tomada por Lora-Tamayo en la que deja claro que, según la ley y las normas de funcionamiento del CSIC, es el presidente el que “ejecuta el presupuesto de la agencia”. El presidente del CSIC también cita dos informes de la Inspección General y la Intervención General de la Administración del Estado en 2012 que dicen que el uso de remanentes “no puede ni debe mantenerse”.
Con 15.000 empleados (unos 6.000 científicos) y más de 100 centros de investigación esparcidos por toda España, el CSIC ha sufrido un agobiante recorte en sus presupuestos que le ha llevado a recibir del Estado 500 millones de euros menos de lo que debería desde 2010, según Lora-Tamayo. La situación ha llegado a ser tan crítica que en 2012 tuvo que paralizar pagos para garantizar las nóminas de sus empleados, cancelar sus programas de becas para investigadores jóvenes, cerrar centros en verano para ahorrar luz, perder 1.000 empleados, pedir adelantos trimestrales al Gobierno… todo para evitar el cierre de esta enorme institución que es responsable de buena parte de la producción científica del país.
La herencia recibida
El problema ahora, dice Lora-Tamayo, es la herencia recibida del anterior equipo de Gobierno. Señala que los ahorros a cargo de proyectos anteriores al 1 de enero de 2012 son “indistinguibles”, es decir, no se sabe la procedencia exacta del dinero. Por eso determina que esas cantidades deben “cancelarse, dejando de estar disponibles para futuras ejecuciones de gasto”. En la carta de 16 folios enviada hoy a los centros se detallan cuántos fondos podrá gastar cada centro hasta fin de año (el anexo 1 contabiliza un total de 25.911.240 euros) y también su parte del crédito extraordinario de 25 millones que el Gobierno concedió al CSIC el pasado viernes. Esto servirá para aguantar hasta “principios o mediados” de octubre, cuando Lora-Tamayo espera una nueva inyección del Gobierno capaz de tapar el agujero presupuestario del CSIC, que asciende a los 100 millones de euros.
La nueva “socialización” de los ahorros no ha sentado bien en algunos centros. “Para las cantidades posteriores a 2012 hay corralito, para las anteriores, el dinero se ha esfumado”, protestaba ayer el director de un centro de física del CSIC. Algunos directores no esconden su perplejidad ante la medida del presidente del CSIC, tomada con fecha de ayer, y que supone que el dinero acumulado antes de enero de 2012 “se haya evaporado”. “La suma del dinero disponible para este año es mucho menor de los ahorros que teníamos reconocidos”, añaden las mismas fuentes.
“Es una decisión a la desesperada”, dice el director de otro centro en Madrid. “No es una decisión justa, pero es fruto de la situación crítica en la que está el CSIC”. Es “extraño”, dice, que el dinero de proyectos de I+D nacionales o de la Unión Europea que entraba en el CSIC no quedase marcado e identificado antes de la llegada de Lora-Tamayo a la presidencia, como este sostiene, apunta esta fuente.
La cuantía de dinero que desaparece de los registros no se ha especificado. Depende de cuánto hubiera ahorrado cada centro de proyectos de I+D antes de 2012. Algunos han gastado ya esa cantidad, en otros, supone la pérdida de un “colchón” de entre 200.000 y 300.000 euros que pretendían destinarse, entre otras cosas, a costear contratos de investigadores Ramón y Cajal. En todo caso, el dinero que falta por contabilizar se usará, si existe, para sostener a la mastodóntica institución, que atraviesa su crisis más profunda en muchos años. Es posible, apunta un director de centro, que el dinero que falta ya se haya gastado, por ejemplo para pagar nóminas de empleados durante el periodo de suspensión de pagos del año pasado.
La medida asfixia aún más a grupos de investigación que ya atraviesan una situación crítica. Muchos no han recibido aún el dinero que ya les ha concedido el Gobierno a cargo de proyectos de I+D programados para 2012 y a estas alturas de año aún no se han convocado los proyectos de 2013. La situación ahora puede llegar a ser “kafkiana”, dicen. “En países como EEUU esto se soluciona despidiendo gente o reduciendo sus jornadas, aquí podemos llegar al punto en que la gente no deje de cobrar su sueldo pero no vaya a trabajar porque no hay dinero para funcionar”, alertan.
REFERENCIA
Carta del secretario general del CSIC y resolución del 2 de julio
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