‘Perdí las chuletas de cordero
Por Harriet Hodgson. Adaptado por Alzheimer Universal
Tanto mi esposo como yo tenemos herencia británica y nos encantan las chuletas de cordero. Aunque el precio del cordero ha aumentado en el mercado, estábamos dispuestos a pagarlo. Así que fui a la carnicería y compré cuatro gruesas chuletas. Cuando volví a casa, las puse en el congelador para el día siguiente.
Dos semanas después, cuando fui a buscar las chuletas, habían desaparecido. Miré en el estante superior, donde guardaba el pescado, pero no vi las chuletas. Miré en el segundo estante, donde almacenaba la carne, pero no vi las chuletas. Busqué en el tercer estante, donde tenía las verduras, y en el estante inferior, donde colocaba los productos de panadería. No habían chuletas de cordero.
Empecé a dudar de mi memoria. ¿Empacó el empleado las chuletas con el resto de mi pedido? ¿Las había tirado accidentalmente? ¿Me estaba volviendo loca? Este es mi vigésimo año como cuidadora familiar y, a lo largo de los años, he aprendido que los cuidadores familiares pueden olvidar y perder las cosas. Puedes haber extraviado las llaves del coche, por ejemplo, y preguntarte el porqué de ese olvido.
Bueno, yo creo que hay cuatro razones clave:
Tenemos tanto que hacer. Mi lista de tareas continúa haciéndose más larga
En poco más de un mes, mi esposo discapacitado fue hospitalizado tres veces, una vez por neumonía, una por asma y otra por asma aguda. Los médicos le recetaron medicamentos y tratamientos con nebulizadores. Agregué estas responsabilidades a esa lista de quehaceres. Mi lista ya era larga entonces. Ahora, lo es aún más.
Estamos priorizando constantemente. Tenemos mucho en nuestras mentes y necesitamos determinar qué tareas deben hacerse primero
Este proceso de malabarismo es continuo. Es posible que hayas estado tan preocupado por un ser querido que has acabado llamando a la policía, una experiencia aterradora. Mientras los cuidadores vamos priorizando, estamos cuidando, haciendo comidas, limpiando la casa, lavando ropa, comprando comida y planificando con anticipación.
Estamos faltos de sueño
El psiquiatra Jarrett Richardson, MD, en un artículo en la página web de la Clínica Mayo, decía: «Las causas subyacentes de las noches sin dormir son a menudo tratables», y añade, que cuidar de un miembro de la familia puede causar una reducción en el sueño.
¿Alguna vez has estado tan cansado que no podías pasar de la duermevela? Antes de acostarme, disminuyo la velocidad, calmo mi mente y dejo las preocupaciones a un lado. Los problemas de salud personal (un resfriado terrible, dolor de espalda o caderas con artritis) también pueden impedir el sueño.
Vivimos con estrés. Cuidar es un rol estresante Un ser querido con una enfermedad crónica puede empeorar.
Un ser querido puede haber enfermado tanto que tengas que llamar a una ambulancia, una experiencia aterradora y costosa. Si bien las pólizas de seguro cubren algunas facturas, tenemos co-pagos y pagamos cientos, sino miles de dólares de nuestro bolsillo. Para reducir el estrés, Gail Sheehy, autora del libro Passages in Caregiving, pide a los cuidadores que respiren con calma durante, al menos, 10 minutos.
Yo, –Jesús Tj– personalmente, he usado en diversas ocasiones una efectiva técnica de relajación de Brian Weiss, y os puedo asegurar que funciona. Os dejo el vídeo al final de la entrada. Si lo haces, tómatelo en serio y verás cuan efectivo es.
Perder y olvidar cosas son signos de una sobrecarga del cuidador.
Podemos ayudarnos bajando el ritmo, consolidando tareas, obteniendo ayuda que no nos falle y mejorando el cuidado personal. He seguido estos pasos pero no podía vivir con el misterio de las chuletas de cordero desaparecidas. Finalmente, vacié el congelador producto por producto y estante por estante. Encontré las chuletas de cordero. Y esta noche nos las vamos a comer para cenar.
Fuente: thecaregiverspace.org
https://youtu.be/kaNaLkqLQ5Q
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