Estimulación de la Inteligencia Emocional
Mª del Carmen Pérez-Fuentes, Mª del Mar Molero, José J. Gázquez y Francisco J. Soler
Universidad de Almería (España)
El entrenamiento de la inteligencia emocional, podría tomar un papel fundamental en la mejora de la calidad de vida de nuestros mayores.
Hace más de una década que, la investigación sobre la mejora de las funciones cognitivas y emocionales, en personas mayores, ha concentrado sus esfuerzos hacia la intervención, tanto en población mayor general, como en personas con deterioro cognitivo (Reijnders, van Heugten y van Boxtel, 2013; Teixeira et al., 2012) o demencia (Coen et al., 2011; Woods, Aguirre, Spector y Orrell, 2012). Por otro lado, se ha constatado la influencia de las emociones en la toma de decisiones del sujeto y en su conducta, partiendo de que se basa de una continua interacción entre la personalidad del sujeto y los procesos cognitivos.
Así, desde un enfoque más actual, se hace referencia al estudio de las emociones en el envejecimiento, como otro de los objetivos prioritarios para la mejora de la calidad de vida (Pérez-Fuentes, Ruiz, Molero, Gázquez y Fernández, 2012). Una de las razones que apoyan este planteamiento es la relación que existe entre las emociones y la salud y bienestar de la población mayor (Diener y Chan, 2011; Extremera y Fernández-Berrocal, 2006; Xu y Roberts, 2010).
Además, con el paso de los años, la configuración de las relaciones sociales cambia, siendo así muy importante en el estado de ánimo que se asocia. Así, los adultos mayores son los que muestran más afecto en la interacción con sus familiares, mientras que los adultos más jóvenes reportan mayores niveles de afecto positivo en la relación con los amigos (Charles y Piazza, 2007).
Estudios
Hay estudios que afirman que la capacidad de los adultos en la resolución de problemas es más efectiva que la de los jóvenes (Bucks, Garner, Tarrant, Bradley y Mogg, 2008), sin embargo, al comparar las estrategias de regulación emocional en adultos jóvenes y mayores, encontraron que las diferencias de edad en la regulación emocional ante un problema interpersonal, se explicaban, en parte, por una menor capacidad de los mayores para integrar emoción, esto puede darse por la constatación de un aumento en la actividad cognitiva al usar estímulos con carga emocional.
Las estrategias de afrontamiento y la inteligencia emocional, han sido analizadas en personas mayores, como un tándem efectivo para moderar los efectos perjudiciales del estrés. Al respecto, autores como Kraaij, Garnefski y Maes (2002), encontraron que los ancianos con mayor autoeficacia de afrontamiento al estrés utilizaban estrategias orientadas a la solución del problema, y una menor carga emocional asociada. Por otro lado, Trouillet, Gana, Lourel y Fort (2009), Sobre la forma de afrontar los cambios con la edad, postulan que el efecto de la edad sobre el afrontamiento al estrés, estaría mediado por otros factores como la autoeficacia percibida y el apoyo social.
En el experimento desarrollado por Mª del Carmen Pérez-Fuentes, Ma del Mar Molero, José J. Gázquez y Francisco J. Soler contaron con 28 sujetos que se encontraban en un taller de estimulación cognitiva e inteligencia emocional, todos ellos de la Universidad para Mayores de Almería y se encontraban entre los 60 y 85 años.
Para llevar a cabo el estudio, se empleó el Programa de Estimulación Cognitiva e Inteligencia Emocional para personas mayores (PECI-PM) (Pérez-Fuentes, Molero, Osorio y Mercader, 2014). Se trata de un programa de intervención que combina técnicas de estimulación cognitiva con recursos para el entrenamiento de habilidades propias de la inteligencia emocional, en personas mayores.
Objetivo
Su objetivo es trabajar, por un lado, la conservación y mejora del rendimiento en personas mayores, en tareas que requieren la puesta en marcha de las funciones ejecutivas y, por el otro, la mejora y el aprovechamiento de las estrategias en el manejo de las emociones. Consta de diferentes sesiones de juego, adaptando el nivel de dificultad a las características y necesidades del usuario. En cada una de las actividades, el sujeto ha de responder, mediante el uso de una Tablet, a la tarea que se le presenta, manipulando los cubos en la forma que corresponda según el caso. Algunas de las actividades que integran el programa, son: “Ordenar viñetas”, “Reconocimiento de emociones”, “Intensidad emocional”, “Familia de imágenes”…
La implementación general del programa se lleva a cabo en dos fases: una evaluación inicial (medida pre-intervención); y, una vez completadas las 20 sesiones, se procede a la segunda evaluación (medida postintervención).
En la gráfica, se presentan las puntuaciones medias obtenidas por el total de muestra, para cada una de las escalas de inteligencia emocional, antes y después de la intervención con el programa (20 sesiones). Tal y como se observa, se produce una ganancia en las puntuaciones medias para la mayoría de las dimensiones analizadas.
Observando los resultados vemos como se, ponen de manifiesto el papel de la inteligencia emocional en la adquisición de recursos, para hacer frente a los cambios que acontecen en la vejez, lo que se traduce en una mejora de la calidad de vida (Pérez-Fuentes et al., 2012). Viendo esto podríamos considerar la aplicación de este tipo de terapia en residencias o incluso en centros de salud de forma pública a grupos de mayores.
Fuente:
European Journal of Investigation in Health, Psychology and Education
2014, Vol. 4, No 3
© Eur. J. investig. health psychol. educa e-ISSN 2254-9625 // www.ejihpe.es doi: 10.1989/ejihpe.v4i3.80
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