Hoy os traemos unos interesantísimos consejos para familiares y cuidadores
Diez importantes consejos para familiares y cuidadores de personas con Alzheimer u otras demencias
La enfermedad de Alzheimer es una degeneración neuronal progresiva e irreversible que daña la memoria y otras capacidades intelectuales de la persona afectada, como la capacidad de aprender, razonar, comunicarse y realizar las actividades diarias, afectando así la vida del paciente, pues la calidad de las personas que lo rodean se puede deteriorar mucho.
En la actualidad, es la enfermedad neurodegenerativa con mayor incidencia en el mundo, y está considerada como la «enfermedad epidémica del siglo XXI». Ya en 2017 y según datos de CEAFA, afectaba a más de 4,5 millones de personas en España, incluidos los familiares cuidadores.
Dos pacientes, dos
No olvidemos que el cuidador principal es el llamado segundo paciente.
De hecho, la figura de los cuidadores de pacientes con enfermedad de Alzheimer juega un papel vital en la condición del paciente y el desarrollo de la enfermedad.
En España, según un estudio reciente realizado por CEAFA y Cinfa, el 94% de los pacientes con esta enfermedad son atendidos por cuidadores familiares en el hogar, y sus condiciones personales, sociales y económicas no son atendidas como se debiera hacer. Por tanto, entender qué es esta enfermedad y cómo tratar a los pacientes cuando habitualmente conviven, conducirá a una mejor calidad de vida para los pacientes y su entorno.
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Para ayudar a los familiares de cuidadores y pacientes con enfermedad de Alzheimer, Cinfa ha desarrollado estas habilidades y recomendaciones y que nosotros hemos extendido un poco:
1. No pierdas los estribos:
(Mantén la calma siempre!). El comportamiento del paciente puede no responder a lo lógico, pero el deterioro de su estado mental lo convierte -aunque a veces no lo veamos así- en una persona enferma. Por lo tanto, nunca te enfades ni lo presiones, como por ejemplo, obligarlo a comer ciertos alimentos. Si no lo quiere, no se lo des, o sé astuto y mézclalo con otros alimentos.
2. Habla con él/ella despacio:
Dirígete al paciente por su nombre, manteniendo el contacto visual y comunicándote suave y lentamente. Solo intercambia una idea a la vez. También puedes darle cierta seguridad a través del contacto físico, darle la mano o tocarlo. Y recuerda: los abrazos son esenciales.
3. Intenta que haga las tareas él/ella mismo/a:
El paciente debe seguir realizando determinadas actividades del hogar por sí mismo/a, como afeitarse, peinarse o lavarse el pelo, aunque lo haga regular o mal. Disimuladamente le puedes dar un retoque.
Puedes acompañarlo o actuar como guía, pero no le metas prisas. También debes permitirle que continúe con actividades específicas que le gusten. Sin embargo, recuerda que las tareas sencillas que puedes encomendarle, definitivamente requerirán más tiempo y energía que en una persona sana. La paciencia es fundamental, sobre todo cuando se trata de la higiene diaria, pero tienes que darle algo más de tiempo y privacidad si ves que es necesario.
4. Las rutinas te ayudan, y a ellos también:
Es fundamental organizar la vida del paciente de acuerdo con esas rutinas. La alimentación, la higiene, las necesidades básicas o actividades deben realizarse siempre de la misma forma, a la misma hora y en el mismo lugar a ser posible, y formar hábitos lo más parecidos posible a los hábitos que existían antes de la enfermedad. También se recomienda adaptarse al entorno, como marcar cada habitación con un logo o póster donde se lea claro el lugar de la casa dónde se encuentra (la cocina, el baño, dormitorio, etc).
5. Encuentra habilidades prácticas para la vida diaria:
En el cuidado diario es muy útil seguir una serie de recomendaciones como a la hora de comer.
6. Hora de la comida:
Conseguir siempre estar en un ambiente tranquilo, sin interferencias (televisión, radio, ruido ambiental o de la calle, etc). Puedes ponerte al frente para tratar de que imite tus acciones. Aquí sí vale «copiar» y la persona puede mantener más tiempo algunas habilidades al verlas realizadas por ti.
7. En la cocina:
Lo mejor es usar la vitrocerámica en lugar de gas o eléctricas; usa vajilla y vasos irrompibles; guarda los electrodomésticos peligrosos en un lugar seguro.
8. En el baño:
Sustituir la bañera por un plato de ducha, con asiento y tirador, quitar el pestillo o cerradura; no olvides tener en un lugar seguro los medicamentos. Si el botiquín está a mano, muévelo a otro sitio más seguro.
9. En el dormitorio:
Si crees que es seguro, enciende una luz junto a la cama u opta por estos dispositivos económicos y automáticos por la noche por si se despertase (con detección de movimiento), y así se desorientará menos.
Marca el contenido de los cajones con dibujos. Quita los objetos que puedan dificultar la marcha. Si notas que al mirarse al espejo no se reconoce, es hora de taparlos o quitarlos. Llegada una etapa no se reconocerán y esto puede causarles otros trastornos y mucha confusión.
10. La toma de decisiones es importante hacerlo con tiempo, aunque a veces tendrás que improvisar. Se recomienda predecir posibles situaciones y reaccionar a tiempo, por ejemplo, debes poner al corriente a los vecinos y en los lugares y tiendas que frecuenta comentar que padece una demencia, y cuando ya la enfermedad no esté aparentemente muy avanzada, hazte con una pulsera con sus datos y si puedes permitírtelo, un reloj GPS para personas con Alzheimer, u otro dispositivo de localización para personas en riesgo de desaparecer debido a la desorientación.
11. Asimismo, la condición del paciente obliga a quienes lo rodean a tomar decisiones importantes sobre el bienestar, la economía o la convivencia.
Evita discutir o regañar con él
De nada sirve discutir, amenazar o responder negativamente a amenazas y los típicos chantajes…
Cuando todo va bien, lo mejor es felicitarlo y animarlo. De igual manera, evita las discusiones, tenga o no razón; esto sólo hace que ellos se sientan deprimidos y la ansiedad lastimará al paciente. También es necesario hacer todo lo posible por mantener al paciente fuera de las discusiones con otros miembros de la familia. Tolera su comportamiento. Una de las manifestaciones de la enfermedad de Alzheimer es que el comportamiento del paciente es desordenado, por lo que en ocasiones insulta a las personas que lo rodean o reacciona mal. Los cuidadores no deben ver el comportamiento incoherente como un ataque, sino como un síntoma incontrolable y sin intenciones maliciosas. Cuídate para cuidarlo. Tómate tiempo y espacio para descansar, comer y dormir bien, y distraerte o disfrutar de tus pasatiempos favoritos. Para cuidar adecuadamente a otra persona, debes sentirte bien física y mentalmente.
Por último…
Dale importancia a la conveniencia de participar en un centro de día. Estos centros brindan servicios profesionales para pacientes con diversos tipos de demencia y cuentan con personal preparado para trabajar con los pacientes, promover su autonomía y retrasar el deterioro cognitivo. Si bien los cambios en la vida diaria del paciente pueden ocasionar algunos obstáculos en un principio, después de un período de adaptación, las actividades de estos centros pueden resultar muy beneficiosas.
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