¿QUÉ HÁBITOS ESTÁN DAÑANDO TU MEMORIA EN TU VIDA DIARIA?
Todos estamos de acuerdo en que la buena memoria es un privilegio para quien la posee. Sin embargo, es poco común informarse sobre qué factores la dañan en el día a día, sobre todo, cuando tenemos una mediana edad y va siendo momento de empezar a cuidarla y perjudicarla lo menos posible (ya que es cuando más notamos que empieza a fallar).
En este artículo hablaremos de los hábitos malos que deberemos de evitar para disminuir los riesgos de pérdida lo máximo posible. Muchos suelen influir, en nuestra memoria y cerebro, de forma desapercibida por lo que conocerlos e informarse siempre será el mejor factor protector. Cabe destacar que los factores de los que hablaremos son simplemente protectores en el caso de evitarlos, no implican en ninguno de los casos causa directa de demencias u otras enfermedades.
Hábitos que Dañan tu Memoria
Dieta poco saludable
Como ya se habló en otro artículo, donde se informaba de la relación entre una buena alimentación y la prevención de enfermedades neurodegenerativas, la nutrición es un factor que influye en nuestra salud directamente. Tanto para bien como para mal.
La relación del cerebro, intestino y memoria se ha hecho más que evidente. El llevar una dieta que sea poco equilibrada, donde abunden lípidos y grasas, sobre todo saturadas, y falten vitaminas, entre otras muchas cosas, acelera el deterioro cognitivo causado, en ocasiones, por la edad. Los peores alimentos para nuestra memoria serán los ultraprocesados, con demasiada sal o azúcares, comida basura (hamburguesas, perritos, pizzas…), grasas trans o nitratos como el ejemplo de las salchichas. De esta forma, la famosa dieta mediterránea (donde se incluyen pescados azules, aguacate, té verde, granos enteros, frutos secos y lácteos) es siempre la mejor opción para gozar de una dieta completa y de una alimentación saludable.
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Falta de ejercicio físico/ sedentarismo
La falta de actividad en el día a día se ha demostrado que no es nada bueno para el cerebro. Se han hecho estudios en los que se encuentra correlación entre varios tipos de demencia y el Alzheimer, y por tanto el riesgo a padecerlas por llevar una vida sedentaria. Incluso se ha llegado a plantear la posibilidad de que el 13% de la población que sufren de la enfermedad de Alzheimer (en términos mundiales) pueden llegar a atribuirse en gran parte a la falta de actividad física o sedentarismo. Por otra parte, la OMS (Organización Mundial de la Salud) confirma los beneficios que el ejercicio tiene para las capacidades de aprendizaje y razonamiento.
Soledad
Con la palabra soledad no hablamos de vivir solo o sentirse poco acompañado. Con este término nos referimos sobre todo a la falta de interacción con el resto de personas que nos rodean. No se practica la comunicación ni la resolución de conflictos por lo que esta situación durante muchos años puede mantener inactivas conexiones neuronales, que, en el caso contrario, si funcionarían a la perfección. Somos animales sociales por lo que la relación con otras personas, en ocasiones, es clave para asegurar el bienestar neurológico.
Estrés
Someter a nuestro organismo a situaciones complicadas que implican un fuerte desgaste emocional provoca inestabilidad y por tanto puede llegar a ser clave para mantener nuestra memoria sana. Según muchos expertos especializados en Alzheimer, los trastornos relacionados con la ansiedad o fuertes índices de estrés, además de la depresión, pueden contribuir a un mayor número de olvidos, confusiones, falta de concentración y demás habilidades cognitivas que pueden dificultar la vida cotidiana.
Fumar tabaco, shisha, hachis o marihuana
Un estudio realizado en Arizona con una muestra de más de setenta mil personas sacó la conclusión de que fumar perjudica la capacidad de aprendizaje verbal, además de la memoria. De forma curiosa, en las mujeres es más propenso que se vea este daño (debido a su vez a su propensión de padecer también Alzheimer, frente a los hombres).
Además, fumar tiene otros riesgos bastante graves para la salud como cáncer, hipertensión, enfermedades mentales (a causa del THC1), y accidentes cerebrovasculares, entre otras enfermedades relacionadas.
Hipertensión, colesterol, diabetes
Numerosos resultados de investigación determinan que el azúcar en la sangre y la diabetes suponen efectos negativos de forma crónica sobre todo en las habilidades cognitivas y en la capacidad de las personas para tomar decisiones.
Por otra parte, la obesidad y colesterol, además de la hipertensión, también se han estudiado por su impacto negativo en la memoria.
Por supuesto, a estos factores, hay que añadir los riesgos de la automedicación, sobre todo cuando se trata de somníferos, tranqulizantes, etc.
Conformismo y acostumbrar a la mente a no trabajar ni pensar
Ponerle retos a nuestra mente, sacarla del conformismo e incitarla a reflexionar hacen que nuestra memoria sea más fuerte. Rutinas como leer, crucigramas o aprender nuevas habilidades mejoran la memoria y mantiene las conexiones neuronales activas.
Insomnio y falta de sueño
El descansar poco aumenta el deterioro de la memoria. Según investigaciones de la Universidad Pablo de Olavide, mientras que dormir solamente alrededor de 4 horas al día provoca que en la jornada siguiente sea poco probable formar nuevos recuerdos, el dormir entre 7 y 8 horas (lo que siempre se suele recomendar) ayuda a recuperar recuerdos débiles.
Alcohol
La ingesta de alcohol y sobre todo el alcoholismo tiene efectos muy perjudiciales en nuestro cerebro, especialmente en la memoria. De hecho, hay investigaciones en las que incluso se afirma que se reduce el volumen cerebral. El alcohol provoca a la mañana siguiente de tomarlo desorientación, falta de concentración, pérdidas de memoria y confusión.
Bibliografía
1.NIDA. «¿Existe una conexión entre el consumo de marihuana y los trastornos psiquiátricos?.» National Institute on Drug Abuse, 12 jun. 2020, https://nida.nih.gov/es/publicaciones/serie-de-reportes/la-marihuana/existe-una-conexion-entre-el-consumo-de-marihuana-y-los-trastornos-psiquiatricos Accedido 15 Sep. 2022.
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