Cómo Adaptar o Modificar una Vivienda para el Enfermo de Alzheimer
Acomodar la vivienda a las necesidades el enfermo de Alzheimer es un paso fundamental, tanto para el propio enfermo como para el cuidador.
De esta manera, y tomando en cuenta una serie de consejos para las distintas zonas de la casa, podemos evitar y prevenir sustos, accidentes o caídas.
A continuación te presentamos cuatro vídeos en los que os mostraremos una serie de consejos para adaptar la sala de estar, el dormitorio, el comedor y la cocina y el baño a las necesidades de enfermos y cuidadores.
Además, descubre una gama de productos de apoyo que pueden hacer tú día a día más sencillo.
Adaptar la vivienda para el enfermo de Alzheimer
El salón o sala de estar
La sala es el lugar de la casa donde las personas con Alzheimer pasan más tiempo por lo que hemos de conseguir que sea un lugar cómodo, donde puedan hacer algunas actividades y descansar.
Para ello, puede ser necesario adaptar el mobiliario. A medida que cambian sus necesidades podemos ir modificando la butaca, colocar una mesa accesoria con ruedas para poder dejar los objetos personales que pueda tener movimiento de inclinación para poder leer, escribir, ojear revistas o fotos en una posición cómoda y con buena iluminación.
Si en la casa ya hay una butaca, valoraremos la posibilidad de adaptarla. Cuando a la persona empiece a tener dificultades para ponerse de pie, debemos recordar que cuanto más alto esté el asiento del suelo, menos esfuerzo tendrá que hacer. También le facilitará la acción de levantarse si reducimos la profundidad del asiento adaptándolo con un cojín en el respaldo. En el caso de que la persona se resbale hacia delante en el asiento, podemos cambiar el cojín de la butaca por otro con forma que ayuda a mantener la posición, dando para más estabilidad y evitando el deslizamiento.
La comodidad ante todo
Hay butacas en el mercado pensadas para dar un buen soporte a la pelvis, a la espalda y a los brazos y permiten variar la posición. Cuando se mantiene el cuerpo erguido se facilitan las actividades que se hacen con las manos. También pueden reclinarse adaptándose a los momentos de descanso y se les pueden colocar diferentes accesorios como un apoyo de nuca o un reposacabezas con control lateral de la cabeza o apoyos laterales de tronco, un accesorio para apoyar las piernas, una mesa acoplada o colocar unas pequeñas ruedecillas en las patas que nos permitirán mover la butaca sin esfuerzo.
Andador
A medida que la capacidad de caminar va disminuyendo, el enfermo de Alzheimer puede necesitar un andador. Más adelante, conviene que la marcha sea asistida por su cuidador para retrasar el uso permanente de la silla de ruedas y así, evitar al máximo el deterioro general que aparece cuando la persona deja de caminar.
A la hora de desplazarse
En el momento en que el desplazamiento de la persona es en silla de ruedas, valoraremos el tipo de silla y los accesorios según las medidas del enfermo, el uso y función de la silla, exterior o interior, los entornos donde se va a usar y la destreza del cuidador.
Cuando veamos que la persona no mantiene por si sola la sedestación y no tiene casi movilidad, la butaca no será suficiente y en ese momento, la mejor opción es una silla de confort.
Ante todo, comodidad
Esa silla sirve también para salir a la calle aunque tiene el inconveniente de que es muy pesada y no se puede plegar. Esa silla a diferencia de la butaca nos permitirá ajustarla y adaptarla en medida al tamaño de la persona y colocar diferentes accesorios para mantener bien apoyado todo el cuerpo con un acolchado especial que la hace muy confortable. También podemos hacer diferentes cambios de posición, basculando el asiento, reclinando el respaldo o elevando las piernas. Atención a las sillas que solo reclinan el respaldo porque provocan que la persona se vaya resbalando del asiento y así aumente el riesgo de lesiones en la piel.
Teléfonos, mandos, etc
Durante la primera etapa de la enfermedad la persona con Alzheimer podría usar el teléfono si éste fuese adaptado. Hay diferentes tipos de teléfonos, que podrían facilitar que la persona pudiera hacer esta actividad durante más tiempo.
También para que pueda usar el mando de la televisión podemos encontrar en el mercado unos mandos sencillos.
Recordar que cuando la persona tiene aún buena o aceptable buena movilidad, pero para evitar que salgan de casa o entren en la cocina si hay riesgo se puede usar una alfombra con un aviso sonoro o los aparatos vigila-bebes que nos alertan de los movimientos de la persona con Alzheimer si marchase.
Evitar caídas
En etapas más avanzadas, en las que hay mayor peligro de que la persona pueda caerse si se levanta de la butaca conviene poner una mesa acoplada a la butaca, cosa que por un lado evita que la persona se levante y por otro la mesa le facilita que haga actividades manipulativas que mantienen el entretenimiento y la actividad (es una forma de evitar poner cinturones y petos).
Otra opción que dificulta que la persona se levante cuando no tiene una persona a su lado es poner un reposapiernas, que además le dará confort y ayudará a la circulación.
El dormitorio
La enfermedad del Alzheimer es una enfermedad evolutiva que va avanzando por diferentes etapas y en cada una de ellas, los problemas con los que se enfrenta la persona, su familia y sus cuidadores es distinta.
Los primeros problemas que aparecen y que afectan a las actividades de cada día y el entorno, están relacionados con la desorientación y la falta de reconocimiento de los espacios y de los objetos. Por ello, pueden perderse en la calle, desorientarse dentro de su propia casa, o puede costarles encontrar y reconocer los objetos personales.
Para facilitar su reconocimiento y su orientación, hay que dejar en cada ambiente y para cada actividad sólo los objetos que han de usar y que éstos estén visibles y bien diferenciados a su alcance. Para que los puedan reconocer mejor, les ayuda ver una etiqueta con el nombre del objeto así como también señalizar los cajones con la foto, el pictograma o la palabra que indique de forma clara los objetos que hay dentro de los mismos.
Tecnología actual
En esta y siguientes etapas, para evitar que salgan de casa solos, entren en la cocina y se hagan daño con algún objeto, se puede usar una alfombra con aviso sonoro o los aparatos vigila-bebes que nos alertan de los movimientos de la persona.
Más adelante aparecen problemas de movilidad que dificultan algunas actividades de la persona afectada. Para ello, modificando el entorno se le facilita la movilidad de esta y se reduce el esfuerzo del cuidador.
Si se eleva la altura de la cama y se coloca una barra en el lateral se favorece la acción de levantarse, manteniendo así la capacidad de la persona para moverse.
Si la persona presenta agitación i/o la marcha o la deambulación es inestable o insegura, serán convenientes las barandillas laterales de la cama. Si además, hay riesgo de que pueda pasar por encima de ellas, se puede valorar la colocación de un cinturón de cama (cuidando que éste sea homologado conjuntamente con las barandillas).
Éste cinturón permite que la persona pueda cambiar de posición girando bien hacia un lado y hacia el otro. Si las barandillas son metálicas puede ser necesario poner un protector acolchado para prevenir lesiones.
Una solución para cada problema
Otra solución es el pijama-sábana. Esta opción, además de evitar que la persona caiga al suelo impide que se desvista, se quite el pañal (si lleva), que se rasque y se haga daño, o que se enfríe, ya que se destapan y no saben volver a taparse. El pijama adaptado, con cremallera entre las piernas facilita el cambio del pañal y le mantiene abrigada.
En una fase más avanzada de la enfermedad y debido a la falta de movilidad, la persona va perdiendo masa muscular, la piel se hace más frágil, menos elástica y menos irrigada, teniendo más riesgo de aparecer escaras o úlceras. Para evitarlas se han considerar varios factores:
- Hidratación, tanto hidratando la piel como haciendo que la persona beba líquidos y agua;
- Evitar la humedad del pañal, por lo que hay que cambiar los pañales frecuentemente;
- Cambios de posición tanto en la cama como sentado, y por último
- Colocar un colchón antiescaras. También hay algunos protectores pensados para zonas del cuerpo con más riesgo de ulceración, como por ejemplo los talones.
Una tarea que puede ser complicada es el paso del enfermo de la cama a la silla o de la silla a la butaca o al váter etc… Esto son las “transferencias”.
Sin barreras
Para facilitar las tareas del cuidador, podemos valorar los diferentes productos que existen en el mercado, y escoger el más adecuado en cada situación. La habilidad y fuerza del cuidador, el tono muscular, la estabilidad, el peso y la participación por parte del enfermo de Alzheimer, el espacio físico en el lugar de las transferencias y la existencia o no de barreras en el domicilio son factores que condicionan el uso de un producto determinado u otro.
Hay que tener en cuenta que el uso de estos productos requiere un mínimo de aprendizaje y de entrenamiento por parte del cuidador.
Para las trasferencias una opción es utilizar el disco giratorio que facilita el giro en el momento del traslado y reduce la carga del cuidador que necesita cierta habilidad y fuerza, al mismo tiempo que la persona con Alzheimer tiene que colaborar en el movimiento con un aceptable tono muscular en el tronco y extremidades inferiores.
También debemos considerar el espacio necesario delante de las superficies, un mínimo de 80 cm.
Plataformas y Grúas
Otra opción es la plataforma de transferencias o la grúa de bipedestación, que además de facilitar la acción de levantar al enfermo, permite subir o bajar la ropa de la parte inferior del cuerpo para cambiar el pañal con la persona de pié o ir al váter. Con éste sistema podemos trasladar a la persona con Alzheimer a otra estancia con poco menor esfuerzo.
En etapas más avanzadas, cuando la persona ya no puede colaborar por falta de movilidad, se puede usar una grúa de elevación. Es importante una selección adecuada del arnés en relación a la talla, uso y material.
Hay que tener en cuenta que la grúa precisa de bastante espacio para su utilización y esto puede implicar una modificación del entorno.
También debemos disponer del espacio necesario delante de las superficies, un mínimo de 80 cm.
En ésta misma etapa, la colaboración de la persona con Alzheimer es muy reducida por lo que la ropa adaptada, ancha, elástica y con aberturas en la espalda, facilitan al cuidador poder vestirle.
Cocina y comedor
Adaptando el hogar: El comedor
En la actividad de comer, se debe dejar al alcance de la persona solamente los objetos imprescindibles. Una mesa llena de objetos genera confusión. Así que recomendamos adaptarla con un mantel liso que contraste con el color del plato, ya que los manteles estampados dificultan que la persona encuentre y reconozca los objetos.
A la persona con Alzheimer conviene dejarle un trozo de pan únicamente si ha de ayudarse con él o si le gusta comer pan con uno u otro plato.
Puede ser que no recuerde si ha de usar un cubierto u otro por lo que al servirle el plato, debemos dejarle únicamente el utensilio que le corresponde.
Vídeo: Adaptar la vivienda…
Hay que evitar los objetos de cristal y poco estables porque el enfermo va perdiendo la coordinación de movimientos y coge los objetos de manera torpe. Es mejor usar un vaso de plástico, y si la dificultad es mayor, usar vasos que tengan una o dos asas.
Esta torpeza de movimientos hace que a las personas con Alzheimer se les caiga la comida al llevarla a la boca, por lo que conviene usar un babero grande para evitar que se manchen la ropa.
Los cubiertos con un mango grueso pueden facilitar su uso. Además, se pueden adaptar engrosando el mango del cubierto con unos tubos de goma especialmente diseñados para ese fin.
Quien evita el peligro, evita la ocasión (refranero español)
Los cuchillos con punta son peligrosos, así que mejor utilizarlos con punta redonda, y siempre mientras la persona sepa usarlo. Hay que valorar el momento en que es mejor darle la comida ya cortada.
Si llega el momento que no sabe usar el pan para recoger la comida, es mejor poner la comida en platos hondos o, aún mejor, con un borde especial en el plato.
Acercar la silla a la mesa o alejarla para que la persona se ponga de pie puede ser una tarea difícil para el cuidador. Se puede usar una silla con ruedas y freno que ayudará a moverla sin hacer fuerza. Al mismo tiempo impide que la persona se levante antes de acabar de comer.
VER SEGUNDA PARTE
Fuente: Know Alzheimer
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