«Cuidador auxiliar» y cómo ayudar al «Cuidador principal»
Cada familia es un mundo, pero por lo general y por lo que he aprendido en los años de experiencia como Trabajadora familiar (y según las estadísticas), los cuidadores principales suelen ocuparse las 24 horas del día y utilizando pocas ayudas externas, ya sea por falta de recursos económicos, por motivos personales, o por diversas razones y sólo recurren a pedir ayuda externa cuando el agotamiento se apodera de ellos y ya no pueden aguantar más.
Cuando utilizo la palabra “cuidador principal” incluyo a toda aquella persona que cuida de la persona enferma y se hace cargo de vestirla, lavarla, acompañarla, calmarla, etc. Ya sea hijo, hija, pareja, familiar directo o no. o bien un profesional contratado.
Los cuidadores principales aguantan lo indecible, por ello he creído oportuno escribir unas recomendaciones para todo aquel que de buena voluntad, quiera echar un cable a los cuidadores primarios y convertirse en cuidador auxiliar.
Mi experiencia
- De poco o nada sirve que vayas sólo a hacer compañía al enfermo. Tu función es “comunicarte” con él, ya sea mediante lenguaje verbal o no verbal. Y hacerle sentir tranquilo y seguro.
- Acepta las normas y rutinas del cuidador, es primordial para ellos mantenerlas.
- Si de verdad quieres ayudarle, insiste, ofrécele tu ayuda, dile el tiempo que tienes disponible y tómatelo como lo que es: una verdadera ayuda!
- Sé positivo. No es lo mismo decir: «María estaba tan nerviosa que nos hemos tenido que ir a pasear» a hacerlo así: «María estaba nerviosa, hemos aprovechado para salir al parque a relajarnos y ha sido fantástico»
- No juzgues
- No automediques
- Ten siempre a mano una gran dosis de paciencia
- Empatiza, tanto con el cuidador como con el enfermo, te será más fácil entenderles.
- Ten sentido del humor
- Lo que nunca se debe decir a un cuidador (léelo)
- Lo que sí se debe decir a un cuidador (léelo)
- Mantén el secreto profesional (aunque no lo seas). Hay cosas y aspectos de sus vidas que no es necesario explicar a nadie más que al propio cuidador principal.
- Mantén el respeto y la confidencialidad de todo lo que se te diga, a veces el cuidador necesita desahogarse y «explotar», pero eso no significa que tú puedas ir explicándolo por la calle.
- Trabajad en equipo: escribid en una libreta lo que ha sucedido durante el día, más adelante os puede ayudar a encontrar soluciones a comportamientos agresivos o negativos.
Puedes intentar conseguirle información de ayudas, asociaciones o fundaciones a las que puede acudir.
Ofrécete para que vaya a hacerse revisiones periódicas de salud.
Seguro que no lo harás igual, no es necesario, cada uno lo hace lo mejor que puede, siempre que se haga desde el corazón.
Recuérdale que tiene el derecho y la obligación de cuidar de sí mismo, de salir con sus propios amigos a tomar un café, a despejarse y desconectar de la enfermedad de Alzheimer, para luego poder volver a casa con las pilas recargadas.
Mayte
alzheimeruniversal.eu
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Mónica dice
HOLA ….Es normal que la persona sienta celos de la relacion con sus hijos y se sientan no queridos ? es parte de su enfermedad?
Mayte dice
Mónica, personalmente, creo que no pertenecen a la enfermedad, son pequeños detalles que se nos escapan.
Si me pongo en la situación que el enfermo con Alzheimer, está en la fase de repeticiones, intentos de fuga, etc, y en la cual, los cuidadores suelen quemarse más. Y le sumo a que, cuando el cuidador tiene un respiro o una visita, y se puede desahogar, crea vínculos de verdaderos apoyos (familiares, vecinales, etc), es muy probable que los perciba el enfermo, como un ataque de celos o bien como una planificación para dañarle… Sé que no es fácil, pero deberíamos intentar evitar esas y otras situaciones, que nos pueden pasar por alto, pero que a las personas atendidas les afecta. Quizás estoy equivocada y sí pertenecen a la enfermedad, pero mejor si pudiéramos evitarlo, para tranquilidad de ellos y nuestra.
(Mae)