Problemas a la hora de la comida
A la hora de la comida, cuando cuidamos de una persona con Alzheimer o cualquier otra demencia adquiere especial relevancia solventar los problemas que surgen, así como promover una buena nutrición.
Son varios los factores que se pueden complicar relacionados con los hábitos alimenticios y la nutrición.
La pérdida paulatina de memoria repercute sin duda en una mala alimentación afectando también a los sentidos y al comportamiento y deteriorando a su vez la salud del enfermo en general. Por eso es muy importante atender a las causas concretas que provocan estos problemas a la hora de la comida para poder remediarlos cuanto antes o al menos intentarlo.
Qué produce una mala nutrición:
Es frecuente en los enfermos de Alzheimer la falta de interés en la comida lo que nos llevaría directamente a adquirir malos hábitos alimenticios o incluso a la pérdida del apetito y resistencia a comer. Todo esto se puede relacionar con una serie de problemas que vemos a continuación:
- La pérdida paulatina de memoria que puede llevar a una persona con demencia a que se olvide por completo de la necesidad de comer o beber.
- Problemas de secuenciación o multitarea a la hora de la planificación y el seguimiento de los pasos para la elaboración de las comidas, pudiendo representar un verdadero desafío a la hora de cocinar. Notarás que platos y recetas que antes el enfermo preparaba con normalidad, tras el desencadenamiento de la enfermedad se vuelven imposibles su realización. (Presíntomas)
- Alteración de los sentidos. Como ya sabemos, una de las características de las demencias es la pérdida del olfato y del gusto lo que puede dar lugar, sin duda, a la falta de interés por la comida y pérdida general del apetito.
- Nerviosismo y agitación son cambios comportamentales que se relacionan directamente también con las ganas de comer del enfermo, haciendo que éste pierda el apetito o no coma las cantidades recomendables.
- Problemas bucales. Un ajuste inadecuado de la dentadura postizas, la formación de llagas en la boca o cualquier otro problema dental pueden dificultar la correcta administración de los alimentos, haciendo que el enfermo evite los alimentos o las bebidas.
- Los medicamentos también, en su mayoría, pueden provocar problemas estomacales que desemboquen en una pérdida del apetito.
- El ejercicio físico si es nulo también puede desencadenar una pérdida del apetito.
- Descoordinación de los movimientos que produce la enfermedad y que puede llevar a serias dificultades para el manejo de los cubiertos y demás utensilios.
- La depresión asociada que conllevan en muchos casos las demencias da lugar inevitablemente a una disminución del apetito.
- Estreñimiento y alteraciones intestinales producidas por la falta de fibra dietética, agua y ejercicio físico también puede derivar en una falta de apetito.
- Afagia, es decir, las dificultades y poca habilidad para masticar y tragar, sobre todo en etapas posteriores de la enfermedad, puede llevar a una persona con demencia a desarrollar serios problemas para su alimentación y nutrición.
Cuando la demencia está en su fase inicial o temprana:
Es necesario y de vital importancia que se tomen medidas para promover una buena nutrición desde el principio de la enfermedad, entre ellas nos encontramos que hay que:
- Asegurarse y recordarle al enfermo que tiene que respetar y llevar a cabo el horario de las comidas.
- El abastecimiento de la cocina con alimentos saludables y de fácil preparación debe ser supervisado y facilitado por alguien que se haga responsable de ello.
- Comidas preparadas con antelación también pueden ser muy oportunas. Enséñale a desenvolverse con ellas si sus capacidades se lo permiten.
- Los servicios de entrega de comidas a domicilio también pueden ser una opción si el enfermo o su cuidador se ve necesitado de ello.
Estrategias a tener en cuenta para una nutrición adecuada:
Siguiendo unas pautas acertadas la persona con Alzheimer puede obtener una nutrición adecuada y disfrutar ambas, también su cuidador, de la hora de las comidas. Algunas de estas estrategias serían:
- Establecer una rutina, es decir, comer siempre a la misma hora todos los días. Si el enfermo necesita mucho tiempo y tiene dificultad para llevar a cabo estas comidas, se puede considerar el hacer más pequeñas y frecuentes las ingestas de alimentos y repartirlas a lo largo del día; es decir, en lugar de hacer tres comidas copiosas, repartirlas en cinco comidas ligeras al día.
- Vigilar la hidratación, (⇐ enlace recomendado) ofreciéndole pequeños vasos de agua frecuentemente durante el día para evitar que se deshidrate el enfermo. Proporciónale también hidratación a través de alimentos con alto contenido de agua, tipo sopas, frutas, batidos o licuados.
- Evita las distracciones apagando la televisión y los móviles, sin desorden en la mesa. Procura que prime la tranquilidad.
- A la hora de la comida emplea platos y cubiertos que sean fáciles de identificar y usar, blancos mucho mejor que con dibujos, tazones en lugar de platos llanos y cucharas mejor que tenedores. Los vasos si son con tapadera van muy bien para evitar el derramamiento de líquidos. En algunos casos también da buenos resultados la utilización de pajitas para las bebidas.
- Trocea la comida en pequeñas porciones del tamaño de un bocado antes de servirla y dale solo un tipo de comida cada vez para que no tenga que elegir y se sienta inseguro e indeciso en la elección.
- Agasájalo con sus comidas favoritas y más familiares, asegurándote de que haya generosas cantidades de vegetales, frutas y cereales integrales.
- Anímale a comer y enséñale si tiene dudas con la mecánica básica de la alimentación, haciéndole demostraciones continuas de como sostener bien la cuchara, cuando beber un trago o como masticar lo suficiente después de cada bocado. Si es necesario guía su mano para ayudarla con los utensilios. (Ver artículo Por qué no quiere comer una persona con Alzheimer)
Alimentos prohibidos:
Seguramente el médico ya se habrá encargado de limitar la ingesta de ciertos alimentos como:
- Cafeína, es desaconsejable ya que puede aumentar el riesgo de deshidratación y elevar la presión arterial del enfermo.
- Alcohol, por supuesto no se recomienda su toma ya que puede inducir más aún a la confusión o agitación del enfermo aumentando por tanto el riesgo de sufrir caídas.
- La sal o el azúcar que en cantidades desmesuradas pueden representar un serio problema de salud.
- Los atragantamientos pueden ser un potencial peligro. Atención con esto. Para evitarlos, no le des alimentos que presenten mayor dificultad para su masticación o deglución, como pueden ser: las zanahorias crudas, las palomitas de maíz o las nueces.
Atención y apoyo profesional
Estar informados regularmente sobre la nutrición es una parte importante del cuidado continuo de una persona con demencia sea del tipo que sea. Por eso las consultas con un profesional nutricionista o con grupos de apoyo pueden ayudarte a asegurar una adecuada nutrición del enfermo a tu cargo.
Consulta con su médico cualquier cambio que se vaya produciendo en las dinámicas a la hora de la comida y prioriza una buena alimentación ya que será la base fundamental de su bienestar y le proporcionará la energía necesaria para realizar sus actividades diarias y prevenir otras enfermedades.
No olvides, como decimos siempre, cuidar tu propia alimentación cuidador y recuerda siempre que tienes que cuidarte para poder cuidar en las mejores condiciones.
(Fuente bibliográfica de la Clínica Mayo)
Toñi G.C /Jesús T.J
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