EN QUÉ CONSISTE LA PSICOLOGÍA GERIÁTRICA
La psicogeriatría consiste en la rama especializada, dentro de la Psicología, que se dedica a estudiar la ancianidad y todos los problemas que pueden surgir como consecuencia del envejecimiento.
Según el Instituto Nacional de Estadística, casi un 20% de la población (exactamente un 19,1%) son personas mayores de sesenta y cinco años y se espera que estas cifras aumenten, de forma relativamente rápida, llegando hasta casi el 35% en 2066.
Debido a que nuestra población está cada vez más envejecida (como consecuencia del aumento de la esperanza de vida), era de esperar que con el paso de los años se fueran necesitando más profesionales especializados en este rango de edad para poder cubrir las necesidades psicológicas que puedan surgir. A pesar de que el envejecimiento forma parte de las etapas vitales, para algunas personas les puede resultar difícil de gestionar. Para esta situación, la mejor solución es buscar ayuda psicológica.
Los problemas psicológicos más comunes en personas mayores
Después de la jubilación pueden aparecer complicaciones psicológicas. Dejar de trabajar implica un cambio en la vida por completo. Hay alteraciones en la vida social, rol y estatus de la persona, e incluso esto lleva a problemas de aislamiento (y soledad), autoestima y apatía con el resto de personas. Todos estos cambios necesitan un proceso de adaptación que, en ocasiones, es muy recomendable llevarlo de la mano de un profesional para que la calidad de vida sea la mayor posible y se afronten estas alteraciones sin sufrir el estrés del cambio.
También encontramos la depresión. Este trastorno es el más común entre los mayores de sesenta y cinco años. No tiene por qué ir ligado con el envejecimiento, es decir, no es una causa biológica de este. Son los cambios externos y la modificación del contexto los que hacen que una persona acabe con este trastorno. Ejemplos de cambios podrían ser la viudedad, el sentimiento de soledad, la falta de un cuidador o persona que esté pendiente de ellos o el propio deterioro cognitivo habitual en edades avanzadas.
Por otra parte, podemos encontrar trastornos del sueño. Las alteraciones del sueño son muy habituales en las personas de avanzada edad. Este tipo de problema puede llegar a ser un impedimento, en los casos más graves, para llevar a cabo una vida normal, incluso por el día, debido al agotamiento y cansancio acumulado. Además, tiene fuerte comorbilidad con otros problemas como la depresión, la ansiedad y el dolor físico o crónico, entre otros. Se suele reflejar como insomnio y problemas para conciliar el sueño, interrupción del mismo varias veces a lo largo de la noche y somnolencia constante durante el día.
El dolor crónico es muy habitual en las personas ancianas. Las personas que lo padecen suelen tener dolores constantes durante largos periodos. Este problema que aparentemente solo parece físico, implica un desgaste emocional continuo, y, por tanto, lleva a sufrimiento psicológico que los convierte en personas más irascibles, aisladas e inactivas. Mediante la terapia se ha demostrado que la calidad de vida de estas personas puede mejorar, siendo bastante efectivas. Se trabaja en identificar y aceptar el dolor, relajación del cuerpo y la reestructuración de los procesos mentales para hacer frente a la enfermedad.
¿Qué funciones tiene un psicólogo con personas de tercera edad?
Después de hablar de los problemas más comunes entre los mayores, centrémonos en cómo los psicólogos pueden ayudar a solucionarlos o al menos, hacerlos más llevaderos. Los psicólogos se encargan de atender de forma directa a los ancianos, además de desarrollar funciones como intervención social, familiar y comunitaria. Veamos cuáles son sus competencias.
- Evaluación psicológica de la persona, además de realizar un diagnóstico y seguimiento del problema
- Creación e implantación de programas para la intervención psicológica de la persona afectada. Estos programas de intervención varían de una persona a otra según el diagnóstico y el contexto en el que se vean involucrados. Como ejemplo a estos, podríamos hablar de entrenamientos cognitivos para prevenir síntomas de demencia, tratamiento contra problemas psicológicos específicos, planes para la reinserción en la sociedad de los ancianos, etc.
Un modo de intervención que cada día se hace más común en nuestro país es la asistencia psicológica a personas mayores en sus propios domicilios. Muchos de ellos tienen problemas de movilidad por lo que este tipo de terapia facilita mucho el acceso a asistencia para los más mayores.
Cuando en las intervenciones se habla con las familias, el psicólogo organiza terapias para hablar con ellos sobre el fallecimiento, enfermedad grave o discapacidad de un alto grado. Resulta ser un tema concurrente en el entorno de estas personas y es adecuado informar a las familias en los casos necesarios.
Por otra parte, y entre muchas otras más funciones que tiene el psicólogo, puede hacer evaluaciones y llegar a gestionar recursos dentro de residencias u hospitales geriátricos. En algunas ocasiones puede incluso coordinar las ayudas que se reciben de voluntariado. Además, tienen un papel fundamental consistente en diseñar programas que involucren a los mayores en los centros en los que se encuentren aparte de fomentar su bienestar en ellos. Pueden organizar talleres de actividades relacionadas con la actividad física y entrenamiento mental, participación de la familia, manualidades…
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