¿Sabías que la inmovilidad prolongada puede tener graves consecuencias para la salud de las personas mayores, especialmente si padecen Alzheimer u otras demencias? La falta de movimiento puede provocar pérdida de masa muscular y ósea, alteraciones en la circulación sanguínea, problemas respiratorios y digestivos, y mayor riesgo de desarrollar úlceras por presión.
Por eso, es muy importante realizar movilizaciones pasivas a las personas encamadas, es decir, mover sus articulaciones con ayuda de otra persona para mantener su flexibilidad, evitar el dolor y prevenir las complicaciones musculoesqueléticas. En este artículo te explicamos qué son los movimientos pasivos, cómo hacerlos correctamente y qué beneficios tienen para la salud y el bienestar de las personas mayores con Alzheimer.
¿Qué son las movilizaciones pasivas?
Las movilizaciones pasivas son ejercicios que se realizan con las extremidades de la persona encamada sin que ésta intervenga activamente. Se trata de mover sus articulaciones en todas las direcciones posibles, siguiendo un orden y una frecuencia adecuados. Estas maniobras deben ser suaves, continuas y mantenidas, sin provocar dolor ni forzar los límites del movimiento.
Las movilizaciones pasivas se pueden hacer tanto en los miembros superiores (hombro, codo, muñeca y dedos) como en los inferiores (cadera, rodilla, tobillo y dedos). Para ello, se debe adoptar una postura cómoda y segura, tanto para la persona que realiza el ejercicio como para la que lo recibe. Además, se debe explicar previamente qué se va a hacer y pedir permiso y colaboración al paciente.
¿Cómo se hacen las movilizaciones pasivas?
A continuación te mostramos algunos ejemplos de movilizaciones pasivas o gimnasia pasiva que puedes hacer en casa con tu familiar o paciente con Alzheimer. Recuerda que debes repetir cada ejercicio unas 10 veces por cada extremidad y hacerlo al menos una vez al día.
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- Hombro: Coloca una mano en el hombro del paciente y otra en el codo. Levanta el brazo hacia arriba hasta que quede perpendicular al cuerpo. Luego baja el brazo lentamente hasta la posición inicial. Después, lleva el brazo hacia delante hasta que quede paralelo al cuerpo. Por último, lleva el brazo hacia atrás hasta donde puedas sin forzar.
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- Codo: Coloca una mano en el codo del paciente y otra en la muñeca. Dobla el brazo hasta que la mano toque el hombro. Luego estira el brazo lentamente hasta que quede recto.
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- Dedos: Coloca una mano en la muñeca del paciente y otra en los dedos. Estira y encoge los dedos uno por uno. Luego haz lo mismo con todos los dedos a la vez. Por último, separa y junta los dedos entre sí.
Estos son algunos ejemplos de movilizaciones pasivas para los miembros superiores. Para los miembros inferiores se pueden hacer ejercicios similares, adaptados a las articulaciones de la cadera, la rodilla, el tobillo y los dedos de los pies.
¿Qué beneficios tienen las movilizaciones pasivas?
Las movilizaciones pasivas tienen múltiples beneficios para las personas encamadas con Alzheimer, tanto a nivel físico como psicológico. Algunos de ellos son:
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- Mejoran la circulación sanguínea y el retorno venoso, previniendo la formación de trombos y edemas.
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- Mantienen la elasticidad y el rango de movimiento de las articulaciones, evitando la rigidez y el dolor.
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- Previenen la atrofia muscular y ósea, conservando el tono y la fuerza muscular.
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- Favorecen la oxigenación y el intercambio de nutrientes en los tejidos, favoreciendo la cicatrización y previniendo las úlceras por presión.
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- Estimulan el sistema nervioso y el equilibrio, mejorando la coordinación y la propiocepción.
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- Favorecen el bienestar emocional y la autoestima, aliviando el estrés y la ansiedad.
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- Fomentan la comunicación y el vínculo afectivo entre el paciente y el cuidador.
¿Qué precauciones hay que tener al hacer las movilizaciones pasivas?
Las movilizaciones pasivas son ejercicios sencillos y seguros, pero hay que tener en cuenta algunas precauciones para evitar lesiones o complicaciones. Algunas de ellas son:
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- Consultar con el médico o el fisioterapeuta antes de iniciar las movilizaciones pasivas, especialmente si el paciente tiene alguna contraindicación o limitación específica.
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- Respetar el ritmo y las preferencias del paciente, adaptando la intensidad y la duración de los ejercicios a sus capacidades y necesidades.
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- Evitar hacer los ejercicios justo después de comer o cuando el paciente esté cansado o somnoliento.
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- Comprobar que el paciente esté cómodo y relajado antes, durante y después de los ejercicios, evitando posturas forzadas o dolorosas.
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- Utilizar un soporte adecuado para apoyar las extremidades del paciente, como una almohada o una toalla enrollada.
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- No hacer movimientos bruscos o excesivos que puedan dañar las articulaciones o los músculos del paciente.
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- Observar si hay signos de malestar o incomodidad en el paciente, como sudoración, palidez, taquicardia o quejas verbales o gestuales. En ese caso, detener los ejercicios y consultar con un profesional.
Las movilizaciones pasivas son una forma sencilla y efectiva de cuidar a las personas encamadas con Alzheimer, mejorando su salud física y mental. Con unos pocos minutos al día se pueden obtener grandes beneficios para su calidad de vida. Además, son una oportunidad para establecer una comunicación afectiva con el paciente, haciéndole sentir acompañado y valorado.
Si quieres saber más sobre cómo cuidar a las personas con Alzheimer, te invitamos a visitar nuestro sitio web Alzheimer Universal, donde encontrarás información actualizada y recursos útiles para familiares y cuidadores. También puedes seguirnos en nuestras redes sociales para estar al día de las últimas novedades sobre esta enfermedad. ¡Te esperamos!
Protocolo de movilizaciones pasivas preventivas para pacientes con gran discapacidad en domicilio (Pdf)
Descargar: https://app.box.com/shared/static/g9lvhyqghjgw0eql290bhwdfrplyjd0g.pdf
Y aquí os dejamos dos artículos relacionados con los movimientos pasivos para las personas encamadas y personas mayores:
Evitar Anquilosamiento, Rigidez o Espasticidad Muscular en Personas con Alzheimer.
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