La Depresión en las Demencias
Dice el Dr. Enrique Rubio que cada día se encuentra con cantidad de libros y artículos en los periódicos o médicos que en TV, dan unas nociones para ser feliz. Afirma que se queda anonadado, «porque no tienen nada que ver con lo que yo veo en sus enfermos».
En uno de sus últimos artículos también comenta: Mis enfermos, tienen más de 70 años y hasta 96 y el mal más corriente es de múltiples infartos cerebrales, diabetes, demencias, dislipemias y sobre todo dolores articulares y dominandolo todo, están tristes, no duermen bien, no tienen ganas de nada y están llenos de dolores. Les puedo asegurar que el trato es exquisito y la medicación lo mas ambiciosa posible para cubrir todos los aspectos de su patología. Y si que mejoran, recuperan las parálisis o parte de ella, se mejora la cifra de azúcar en sangre, duermen algo mejor y les quitamos los dolores. Pero ¿cuanto tiempo dura esto?.
Cada vez vivimos mas
Yo recuerdo mis tiempos de Neurocirujano en Sevilla y la edad media era sensiblemente menor, de forma que si algún paciente con mas de 60 años, tenia un tumor cerebral o un hematoma o una patología importante en el cerebro, nos pensábamos en operarlo, porque los resultados no eran buenos. Hoy no es infrecuente que operemos a un señor con 90 años y además quede aceptablemente bien.
Es verdad que la técnica, las unidades de cuidados intensivos y todo un arsenal de medicina ha permitido esto.
Pero yo no hablo de esto. Hablo del señor enfermo y su familia que están metidos en la tristeza, y que le dan vueltas a todo y que cualquier cosa es en su opinión insufrible. Un paciente que ha tenido un cuadro de insuficiencia vascular cerebral y le produce un defecto de la motilidad de uno de sus hemicuerpos, por muy bien que quede, no estará nunca como antes de sufrir el ictus, así se llama a las isquemia fulminante. Forzosamente aquel enfermo queda peor que antes y no sólo físicamente sino siempre con quejas, con matices poco importantes que le amargan la vida. Porque ser feliz no es un estado sublime que nos acerca a lo exquisito. Ser feliz es no tener dolor ni malestar interior. Así de sencillo y así de terriblemente difícil.
El poder de la palabra
Hace unos días, escuche a un psiquiatra conocido, dulce y sabio al que repetidamente he oído hablando del poder de la palabra y como él consigue mejorar el ánimo de los pacientes, jóvenes y viejos con simple consejos y lo que mas me molesto y cabreó, es que además los pacientes le hacen caso, ponen en práctica sus consejos y además para siempre y en todo momento.
Esto no es distinto de lo que se lee en las revistas de cómo obtener una salud fácilmente, que convierten en bienestar unos simples consejos y que los enfermos como digo, lo ponen en marcha y lo hacen siempre.
Cuando hablo con mis colegas a los que puedo abordar, y les habló del tema, ellos afirman que cuando un enfermo, afectado de un grave proceso logra sobreponerse y es capaz de superarse y de despreocuparse de sus dolores, insomnio, insatisfacción y ganas de no salir a la calle y estar siempre en la cama. Ellos me contestan que si, que es posible y además me parece que tienen cara de decir la verdad.
Yo me confundo, pues esto no ocurre ni una sola vez en mis pacientes si no duermen, y no les doy algo que lo induzca al sueño, que le mejore el dolor y algún antidepresivo. Les aseguro que se queda sin dormir, se levanta cansado, no tienen ganas de leer, ni ver TV, ni salir a la calle, ni casi de nada.
Esto que parece un estado de desesperación ante lo poco efectiva de la ayuda que estamos prestando a los enfermos con enfermedades cerebrales y distimia, que son muchos , y que estamos intentando convencerlos que la ayuda viene de ellos, que se pueden auto-ayuda. Nunca lo he creído. Es posible que lo consigan algunos profesionales muy ensayados, pero pocos días después vuelven a estar inquietos e intranquilos, con trastornos del sueño y malestar interior.
Conocer el cerebro
Hace falta conocer que le pasa a nuestro cerebro, porque se lesiona tan fácilmente y ello no le permite no solo la alegría, sino le induce a la tristeza.
Los recientes estudios sobre las enfermedades demenciales sobre todo de la enfermedad de Alzheimer, parece demostrar que en las necropsias se ve su cerebro llenos de detritus, placas seniles, cúmulos de proteínas beta amiloidotica, sobre todo tipo 4 , fenómenos proinflamatorios y múltiples células inflamadas crónicas como la microglia, y esto difícilmente se va a curar con la palabra por muy amorosa que esta sea.
Lo que si parece aceptado es la posibilidad que el virus del Herpes simple, herpes tipo 1, sea el iniciante del proceso y una reacción de nuestro cerebro y de nuestro organismo en general llene al cerebro de basura que dificulta la conducción neuronal. Posiblemente no mata a las neuronas sino interfiere sobre la sinapsis, dificultando su conducción nerviosa y su función.
Evidencias científicas
Existe abundante evidencia que los enfermos longevos que por procesos reumáticos son tratados con, Ibuprofeno y Diclofenaco largamente, tienen menos enfermedades demenciales.
El otro factor es la frecuencia con que se reagudiza su enfermedad, con un disgusto, con un cambio de hábitat, con una intervención o con un cambio de medicación y entonces, todo se torna dramático, pasan de un estado de alucinaciones, agitación y desespero a otros de una indiferencia, quietud y hasta coma. Todo ello parece un estado terminal que no solo asusta a los familiares, sino a médicos y enfermeras que pese a su frecuencia no se habitúan a esta delirio del anciano. Pero en la mayoría de los casos se controla con medicamentos que inhiben la DOPA, aunque si la dosis de medicación no es la adecuada, aparece un cuadro extrapiramidal, también dramático.
Lo cierto es que tras un acertar con la medicación y el paso de unos días el paciente vuelve a su estado previo de una manera sorprendente en un alto porcentaje de casos.
Esto indica la posibilidad que la enfermedad la empiece un virus, el depósito de sustancia proinflamatorias en el cerebro produzca la mayor parte del cuadro clínico y algo añadido y no forzosamente el mismo virus, como medicación, estrés psíquico, o intervención quirúrgica sea capaz de desencadenar el conflicto de delirio.
Estamos ante una enfermedad orgánica compleja, que como se observa está compuesta por:
Un germen, una reacción inflamatoria que tiende a la cronicidad, un deterioro y en ocasiones el proceso inflamatorio rompe el genoma y aparece un cáncer, en el caso de las enfermedades demenciales (glioma, un tumor cerebral muy maligno), se empieza a ver con frecuencia como final…
De forma que yo no me niego a la terapia de la palabra y al cariño que hay que dar a cualquier paciente, sino lo que afirmo es que la palabra ni el cariño tienen fuerza para controlar el proceso y si el conocimiento y la medicación adecuada.
Herpes
Cuando entra la familia de los herpes en nuestro organismo ya no hay solución, no siempre produce enfermedades pero si vive para siempre con nosotros y puede producirla. Hace falta vacunarnos contra ellos muy de niños, cosa que se hace desde hace tiempo, evitar la inflamación y tener siempre en cuenta que un paciente mayor con clínica previa de algún deterioro cerebral, cualquier evento agresivo le puede desencadenar el dramático delirio del anciano.
No es fácil, la psicoterapia tiene sus indicaciones el amor y el máximo de los cuidados al paciente hay que practicarlo siempre como principio, pero las enfermedades son orgánicas y hay que tratarlas como tales, el cuadro psíquico que se les añade es también por deterioro de su cerebro y rara vez porque el enfermo presida su deterioro.
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