Adelantándose al Día Mundial del Sueño, a celebrar el día 15, la Sociedad Española de Sueño (SES), en colaboración con la Sociedad Española de Neurología (SEN) y la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (SEPAR), ha presentado las novedades más importantes relacionadas con los trastornos del sueño, entre las que destaca la conexión entre la falta de sueño, la pérdida de memoria y el deterioro del cerebro a medida que envejecemos, según pone de manifiesto un estudio publicado recientemente por científicos de la Universidad de Berkeley.
Dormir bien es posible a cualquier edad
El Insomnio un problema raro en ancianos sanos
La doctora Canet desechó la creencia de que ancianidad y problemas de sueño van unidas, ya que «no forman parte de un proceso natural, puesto que es posible dormir bien a cualquier edad y de vital importancia para la salud en general». Por ello insistió en que el insomnio es más bien raro en el anciano sano y en que se asocia con comorbilidades y fármacos. Señaló que los últimos estudios revelaban que no existía evidencia sistemática de que antihistamínicos, antidepresivos, antipsicóticos y tratamientos anticonvulsionantes sean eficaces contra el insomnio; incluso insistió en que los riesgos superan a los beneficios.
En este sentido desveló que la terapia busca en la actualidad reeducar al paciente, aunque transitoriamente puedan usarse diferentes fármacos, sobre todo antidepresivos -aunque no más allá de 4 a 6 semanas- para ayudar a conciliar el sueño.
El cansancio no es el único problema que provoca la falta de sueño o un sueño de mala calidad, hay otras consecuencias más graves como son la disminución de la calidad de vida; incremento de los síntomas de depresión y de ansiedad; tiempos de reacción más lentos; problemas de memoria y un mayor riesgo de padecer hipertensión arterial, diabetes, obesidad y enfermedades cardiovasculares.
La doctora Canet se refierió a la importancia del estudio de la Universidad de California (Berkeley), publicado el pasado mes de enero, en el que por primera vez se pone de manifiesto la conexión entre la falta de sueño, la pérdida de memoria y el deterioro del cerebro, a medida que envejecemos; avance que abre nuevas puertas a los tratamientos dirigidos no solo a lograr un sueño profundo en las personas mayores, sino a mejorar su memoria.
El sueño envejece como las personas
El doctor Hernando Pérez, en su calidad de neurólogo, se centró en los trastornos del sueño primarios: el síndrome de apnea del sueño; el síndrome de piernas inquietas, el más frecuente; el insomnio y en los trastornos de la conducta durante el sueño REM. Situó en un 15 por ciento la prevalencia del síndrome de piernas inquietas, «que puede llevar a sufrir trastornos cardiovasculares», aunque en este punto advirtió que existe cierta controversia. Como enfermedades neurológicas que pueden producir alteraciones del sueño, sobre todo en las edades avanzadas y destacó las neurodegenerativas y las cerebrovasculares.
Entre un 42 y un 98 por ciento estimó el doctor Hernando Pérez la prevalencia de trastornos del sueño en los enfermos de Parkinson, incidencia que aumenta según va avanzando la enfermedad; también precisó que aunque la somnolencia diurna es un síntoma que se consideraba poco frecuente, los últimos datos apuntan a que afecta a entre un 15 y un 80 por ciento de los pacientes frente a un uno por ciento de la población general; como otros síntomas que pueden aparecer citó los ataques de sueño y los trastornos de la conducta, concretamente, en la fase del sueño REM, que se da más frecuentemente en hombres; pero el dato más contundente es que prácticamente todos los pacientes con trastorno de conducta durante el sueño REM acabarán desarrollando la enfermedad de Parkinsosn en los siguientes años; con lo que aventuró que se puede anticipar el diagnóstico hasta en 15 años.
Otro hallazgo reciente referido por el doctor Hernando Pérez es que los trastornos del sueño podrían ser un marcador precoz de la enfermedad del Alzheimer, aunque se trata de estudios incipientes, advirtió. De todas formas, incidió en que los trastornos del sueño están siempre presentes en las fases avanzadas de la demencia, y elevó a un 25 por ciento las noches de insomnio de estos enfermos.
También señaló la falta de sueño en el contexto de una demencia vascular o una demencia con cuerpos de Lewy.
El efecto pernicioso de los somníferos
El doctor Nicolás González, habló del síndrome de apneas e hipoapneas del sueño (SAHS), padecidas por un 2 ó un 4 por ciento de la población de mediana edad, pero que aumenta hasta un 20 por ciento en la población anciana. Recomendó el tratamiento con CPAP (presión positiva continua en la vía aérea) para el ronquido y las apneas durante el sueño, «ya que este tratamiento ha demostrado su efectividad, en especial cuando aparecen efectos secundarios o un riesgo cardiovascular importante».
Finalmente todos estuvieron de acuerdo en apuntar que diversos estudios señalan los efectos perniciosos del abuso de somníferos en ancianos, » ya que deterioran el motor cognitivo, llevan a problemas confusionales, con lo que se pueden incrementar las caídas a causa de su efecto de relajante muscular»; así mismo le atribuyen un empeoramiento de las apneas y a facilitar el reflujo gastro-esofágico, por lo que recomendaron evaluar periódicamente al paciente medicado con hipnosedantes.
Como dato de interés hay que indicar que en España se consumen más hipnóticos en el norte que en el sur y las mujeres lo hacen el doble que los hombres.
Fuente: actasanitaria.com
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