Ejercicio Físico en la Tercera Edad
Mens sana in corpore sano
Cada vez es mayor el número de personas que alcanzan edades avanzadas, lo que es un indudable logro de la medicina.
Un paso más es conseguir que esos años que probablemente viviremos o estamos viviendo estén impregnados del gozo de vivir para lo que es imprescindible tener salud. Hoy hablamos de ejercicio físico en la tercera edad.
El ejercicio físico en la tercera edad y la salud
La práctica regular del ejércicio físico proporciona numerosas ventajas para la salud de las que destacamos las más importantes:
- Estimula la actividad cardiorrespiratoria, mejorando la contracción cardiaca, la tensión arterial, el fliujo venoso.
- Favorece la función respiratoria, produciendo una mejora del consumo de oxígeno y de la ventilación pulmonar.
- Facilita la coordinación neuromuscular permitiendo una mayor agilidad al aumentar la fuerza muscular y la flexibilidad articular y un mayor rendimiento en el esfuerzo.
- Estimula el espíritu, aliviando la tensión nerviosa y reduciendo la ansiedad y aumentando la confianza en sí mismo. Cuando se hace en grupo, favorece las relaciones con otras personas en un ambiente relajado y agradable.
- Mejora el sueño y aumenta el apetito.
- El ejercicio físico, hecho al aire libre, aumenta el placer de vivir no solo por mantenernos «en forma» sino por una serie de estímulos psicológicos placenteros que proporcionan la luz, el aire y el equilibrio psicosomático.
Por el contrario la falta de actividad física es un factor importante en la producción de enfermedades tales como la angina de pecho, el infarto de miocardio, la obesidad, la hipertensión y artrosis.
La vida y el trabajo en las grandes ciudades, muchas veces reducen las oportunidades de hacer ejercicio y nos obligan a un sedentarismo excesivo que debemos contrarrestar en nuestras horas libres.
El ejercicio físico y la duración de la vida
Se ha dicho que la actividad física prolonga la vida pero esto no se ha podido demostrar. Es cierto que las personas que llegan a una edad avanzada en su mayoría han sido activas durante toda su vida, pero no puede afirmarse que haya una relación directa entre actividad física y longevidad. Pero…
El ejercicio físico y el envejecimiento
Lo que sí puede asegurarse es que los signos característicos del envejecimiento (torpeza de movimientos, dificultades respiratorias y circulatorias, etc.) aparecen mucho más tarde en las personas que hacen ejercicio. No sólo son más ágiles y más capaces de realizar esfuerzos sino que reaccionan más rápidamente al estímulo y conservan más tiempo un espíritu emprendedor y dinámico.
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¿Puede hacerse ejercício físico en edades avanzadas?
Sí, siempre que se haga de forma adecuada a su capacidad y en esto hay que considerar diferentes circunstancias:
1.La persona que durante toda su vida ha hecho ejercicio, bien sea como consecuencia de su trabajo o como deporte.
Generalmente puedes mantener un ritmo de actividad bueno sobre todo si no fumas ni bebes y haces deportes tales como ciclismo, tenis, atletismo o trabajos como labores domésticas, jardineria, etc. Quien ha hecho un trabajo que le exigía esfuerzo físico y por su edad deja de trabajar, deberá hacer algún ejercicio o deporte que le permita seguir manteniendo su actividad.
2.La persona que durante su vida ha tenido un trabajo sedentario y no ha hecho ejercicio en sus horas libres.
Puede ser que a una edad media o avanzada, personas sedentarias convencidas de los beneficios del ejercicio, pretendan comenzar a «recuperar el tiempo perdido» y se entreguen a un ejercicio físico o deporte sin ningún control. Esto puede ser peligroso.
Cualquier persona puede empezar aunque tarde con ejercicios que no supongan grandes esfuerzos como caminar, correr moderadamente, jugar a la petanca, bailar, gimnasia en casa, etcétera., e incrementando paulatinamente la duración y la intensidad del ejercicio hasta conseguir un cierto entrenamiento.
El comenzar con un ejercicio o deportes que exijan mayor intensidad de esfuerzo, requerirá un reconocimiento médico previo, cuyo resultado podrá ser una autorización inmediata, una adaptación progresiva y disciplinada, el tratamiento de posibles circunstancias patológicas que deberán ser corregidas antes de emprender la actividad apetecida o, en algunos casos, la orientación a actividades físicas más moderadas.
En cualquier caso debe evitarse la competitividad en las personas no entrenadas que por deseo de vencer pueden no saber medir sus fuerzas, reconocer la fatiga y retirarse a tiempo.
¿Qué podemos hacer para ejercitarnos?
La gimnasia en casa o al aire libre y la marcha pueden practicarse sin recursos especiales y hasta más allá de los 80 años.
La natación, el ciclismo, la pesca, la jardinería, la petanca o el golf, e incluso la gimnasia pasiva pueden realizarse si se cuenta con los medios necesarios hasta más de los 75 años. Otra opción interesante que se puede empezar a cualquier edad son las clases de yoga (o n l i n e).
Otras muchas formas de hacer ejercicio físico pueden estar a su alcance y serán recomendables siempre que:
— Te provoquen satisfacción realizarlas
— Te sientas estimulado física y psíquicamente con ellas
— No te exijan un esfuerzo excesivo
— Te lleve a ellas la satisfacción obtenida y no la competitividad
— Las realices de forma progresiva y continuada
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