Para los familiares, los problemas cotidianos a veces son los que resultan más difíciles y se convierten en una fuente de gran sobrecarga.
Mantener a la persona con Alzheimer aseada y limpia puede convertirse, en algunos casos, en algo muy difícil, pues generalmente la persona enferma está confusa y no se adapta fácilmente a esta rutina. Así, el baño se transforma en motivo de conflicto no sólo para la familia sino también para la persona enferma. Aunque es una actividad común y de fácil realización, para la mayoría de las personas enfermas representa una actividad muy peligrosa, compleja y estresante.