J.I. Quemada aborda la comprensión de la conducta de respuesta “no sé” que algunos pacientes con problemas de memoria presentan. El autor postula que estos pacientes tienen graves problemas para saber lo que saben y lo que no saben, y que es éste un proceso asociado a otros que permiten que nuestra memoria a largo plazo funcione.
17 julio, 2014
El doctor Quemada sugiere en este artículo que, al menos en algunas situaciones, el proceso “saber lo que se sabe” es de naturaleza emocional y se aproxima al concepto de familiaridad. Las situaciones de reducción de los procesos emocionales asociadas a problemas de la memoria predispondrían a las conductas “no sé”.
Por José Ignacio Quemada
Médico especialista en Psiquiatría, responsable de la Red Menni de Daño Cerebral
Las personas que nos dedicamos a ver pacientes con problemas cognitivos y de la conducta tras un daño cerebral tenemos una situación de privilegio, tanto humano como científico, los pacientes nos cuentan cosas, despliegan conductas con frecuencia peculiares y sus familiares nos refieren la naturaleza de los cambios que observan. Ese gran vivero de síntomas nos permite identificar patrones que se repiten y nos da la oportunidad de tratar de entender el porqué surgen determinadas conductas. A ese ejercicio, que empieza en la descripción, pero ambiciona la comprensión, lo denominamos dentro del equipo terapéutico “microanálisis de la conducta”; es importante para el paciente concreto que tenemos delante, pero también lo es para iluminar aspectos del funcionamiento del cerebro en estado de normalidad.
Uno de estos patrones que he visto repetido a lo largo de mi vida profesional es el del paciente que tiene algunos problemas de memoria pero cuya respuesta a las preguntas es casi invariablemente “no sé”. A lo largo de las próximas líneas trataré de condensar las reflexiones que este grupo de pacientes me ha suscitado; y lo hago porque en los libros de trastornos de memoria no he encontrado un capítulo o apartado dedicado al paciente “no sé”, ni tampoco los modelos de memoria publicados por los investigadores permiten encajar fácilmente esta conducta verbal. Se trata de un paciente que en un contacto superficial resulta frustrante para el entrevistador, dada la extraordinaria limitación y reiteración de sus respuestas. Confío en que verlo a través de las reflexiones que a continuación se exponen incremente el interés por su estudio.
Este tipo de pacientes responde “no sé” ante preguntas sobre sus experiencias recientes, su estado de salud incluso cuando les preguntamos acerca de su estado de ánimo. Responden con expresión de duda y perplejidad por no poder dar la respuesta correcta. Sin embargo, cuando abandonamos las preguntas que le obligan al paciente a evocar, es decir, a recuperar activamente la información desde su almacén mnésico, y recurrimos a técnicas de entrevista que implican reconocimiento o elección entre opciones dadas por el entrevistador, la capacidad de acierto del paciente es alta. Esto en sí mismo no ha de sorprendernos, todos somos mejores reconociendo la opción correcta entre varias dadas que recuperando de nuestros archivos la información correcta sin pistas previas. Lo llamativo es por qué responden siempre “no sé”.
Cuatro estados mentales
Cuando en la vida cotidiana, a cualquiera de nosotros, nos preguntan algo que puede que sepamos o recordemos, las opciones de estado mental son al menos cuatro: sé que no lo sé, sé que lo sé y puedo dar la información, sé que lo sé pero no puedo acceder al dato (“lo tengo en la punta de la lengua”), tengo dudas de si lo sé. Mi hipótesis es que para personas sin lesión cerebral este último estado mental (tengo dudas de si lo sé) es el menos frecuente, ya que en condiciones de normalidad psíquica distinguimos bien lo que sabemos de lo que no sabemos, aunque no siempre sea fácil acceder de manera inmediata a la información. Funcionamos con altos grados de certeza sobre lo que recordamos y lo que sabemos acerca del mundo y de nosotros mismos. Para diferenciar estos cuatro estados mentales juega un papel muy relevante la conciencia de conocimiento, algunos lo llaman metamemoria, aunque este concepto es en realidad mucho más amplio.
Volviendo al paciente con problemas de memoria y que siempre responde “no sé” pero que es capaz de reconocer la respuesta correcta entre varias dadas, lo primero que descarto como explicación a esta conducta es que el paciente no quiera colaborar, que mienta o que trate de involucrar al entrevistador en un juego manipulativo. Sencillamente no le encuentro el sentido a estas explicaciones que a veces se sugieren. Otro tipo de explicaciones aluden a la ausencia de aplicación de esfuerzo a la búsqueda de la información. Aunque estamos hablando aquí de recuerdos que no requieren en condiciones normales un ejercicio intenso de búsqueda, puede que en condiciones patológicas la capacidad de aplicar esfuerzo sea otro de los procesos afectados por la lesión cerebral. No obstante, pienso que lo más sensato es creer al paciente y postular que en realidad tiene muchas dificultades para “saber lo que sabe y lo que no sabe”. Que cuando nos responde “no sé” está siendo absolutamente sincero aunque quizás no del todo preciso en su respuesta. Quizás la máxima precisión la alcanzaría si nos respondiera “no sé qué sé” o “no sé lo que sé”. Ante esta situación se comprende bien la vivencia de inseguridad en la que se sitúa el paciente. ¿Qué sé y qué no sé? Las certezas habituales con las que funcionamos cotidianamente parecen haberse esfumado.
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